Pico del Nevero desde Lozoya |
El Pico del Nevero, con sus 2.209m de altura, es la cumbre más oriental de
las que componen el largo cordal que, comenzando en Cotos con los picos de Dos
Hermanas y Peñalara, circunvala el valle del río Lozoya, delimitando las
provincias de Segovia y Madrid. Unos veinte kilómetros hay entre el Nevero y la
cima de Peñalara.
Se trata de un monte cuya silueta es visible desde que se entra en el valle
del Lozoya, y cuyo pequeño cóncavo de la cara Sur mantiene un nevero hasta bien entrada la
primavera, de ahí su nombre.
Aunque la vía habitual hasta la cima arranca desde el puerto de Navafría,
al cual se accede por carretera y cuya altitud (1.773m) convierte el ascenso en
un agradable paseo que salva un desnivel de unos 450m, nuestro propósito de hoy
es realizar la subida partiendo desde el pueblo de Lozoya, y más concretamente
desde la ermita de la Fuensanta, lugar al que se llega por una corta pista que
arranca en el km 2 de la carretera de acceso al puerto de Navafría, y donde se
puede dejar el coche.
Hasta alcanzar la cima tenemos 1.000m de desnivel atravesando las
diferentes franjas vegetales que cubren estas laderas: robles hasta los 1.500m,
pinos y otras coníferas hasta los 1.800m y enjutos piornos y enebros a partir
de ahí hasta que el pasto de altura y la piedra toman el relevo.
Félix, Jordi, José, Luís, Paolo, Santi y yo tenemos el propósito de
completar una circular que nos llevará primero hasta el Puerto de Navafría a través
de las escondidas sendas que atraviesan el bosque por el que discurre la
carretera; desde el Puerto, cordal arriba hasta la cima y seguidamente bajada
por las Lagunas del Nevero hasta la Peña del Cuervo para, desde ésta,
descenso “todo tieso” y monte a través hasta el Depósito de Agua de Lozoya. En
total, un recorrido de unos 16km de longitud, salvando un desnivel total en
ascenso de 1.025m de D+.
Son poco más de las 8h cuando iniciamos la marcha en la ermita de la
Fuensanta (1.230m). Cruzamos el puente que hay junto a la fuente y comenzamos ascendiendo
hacia la derecha por la pista que se encuentra al otro lado, dejándola en la
primera curva para continuar por una senda que enseguida se estrecha, aguas
arriba del arroyo de la Fuensanta.
Ermita de la Fuensanta |
Caminamos junto al arroyo, inmersos en un agradable y fresco robledal,
escuchando cómo los pájaros van afinando sus trinos.
Arroyo de la Fuensanta |
Hay que ir prestando atención para escoger la trocha debida si queremos
evitar salir a la carretera, y no siempre se acierta a la primera. El robledal resulta fresco y agradable de transitar.
Tres veces cruzaremos obligatoriamente el asfalto para, “al otro lado”,
internarnos de nuevo en el bosque y seguir ascendiendo aprovechando trochas
difusas, en el robledal, y sendas más marcadas, en el pinar.
Hacia los 1.450m de altitud el selvático roble comienza a dejar paso al rectilíneo
y esbelto pino.
El sotobosque de helechos cubre de verde las laderas. Las ortigas
“aderezan” el entorno dejando su impronta, tarde o temprano, en las piernas.
Muy poco frecuentados se ven estos caminos.
Tras el tercero de los cruces de la carretera tomamos una clara y amplia
pista que permite ganar altura más cómodamente. Este camino termina en un
cortafuego hacia el que nos embocamos, para abandonarlo por la izquierda tras
apenas cincuenta metros, tomando un sendero que conduce hasta el Puerto de
Navafría (1.773m). Si hasta aquí hemos transitado por un entorno solitario e
infrecuente, a partir de este punto, nos incorporamos a la ruta habitual de
ascenso al Pico del Nevero. Es más, coincidimos con un autocar del que desciende
un nutrido grupo de personas (¡Más de veinte!) que se preparan para iniciar la
subida al Nevero ¡Cuántos somos cuando nos miramos, y cuán pocos cuando nos
comparamos!
Antes de comenzar el ascenso hacia el Pico nos acercamos a “ver la hora” en
el reloj solar que hay en la proximidad.
Tras visitar el reloj continuamos la marcha descartando la senda hacia el
área recreativa de las Lagunillas, y en su lugar cruzamos la valla por un torno
para incorporarnos al inicio del Sendero de Pequeño Recorrido PR-M 32, con
marcas blancas y amarillas, que termina en el Collado del Reventón a
los pies del Pico de Peñalara.
Por delante, y hasta casi la cima del Alto del Puerto, unas rampas muy
exigentes que ponen a cada uno en su lugar, compartiendo esfuerzo y sudores con
el grupo del autocar.
El Alto del Puerto ya es visible y no tan lejano.
Alto del Puerto |
Al finalizar el pinar las rampas se suavizan un poco, el piorno en flor
toma el relevo de los árboles y las vistas se hacen más amplias, permitiendo
contemplar el valle del Lozoya, la Cuerda Larga y hasta la cima de Peñalara.
Embalse de Pinilla. Al fondo, la Cuerda Larga |
Pico del Nevero en primer plano. Al fondo, el Pico de Peñalara |
Zoom sobre el Pico de Peñalara |
Seguimos cordal adelante pasando junto a antiguos restos bélicos
(trincheras y apostaderos) para alcanzar finalmente la muy concurrida cima del
Pico del Nevero (2.209m) a cuyo paralelepipédico pilón geodésico ni nos
acercamos, de tantas personas como hay a su alrededor y encima mismo.
Mientras tomamos algo de alimento en la cima, contemplamos el amplio
paisaje que se divisa desde la misma. No nos demoramos demasiado porque la
temperatura va subiendo persistentemente; los 20ºC que teníamos en la ermita al
comenzar se han convertido ya en 25º, y eso que tan sólo son las 11:30h ¡Y
ahora toca bajar por la cara Sur!
La Cuerda Larga desde la cima del Pico del Nevero |
Dejamos la cima y seguimos unos mojones
que indican el camino de descenso hacia las Lagunas de Hoyos de Pinilla, que se
encuentran en una pequeña planicie al pie justo de la cara Sur del Pico del
Nevero, conformando un rincón recogido y
agradable.
Las Lagunas de Hoyos de Pinilla |
El Pico del Nevero alzándose sobre las Lagunas |
A partir de este punto seguimos el sendero que viene del área recreativa de
las Lagunillas, vadeamos el arroyo del Hornillo,
Arroyo del Hornillo |
Y nos encaminamos hacia la
Peña del Cuervo (1.920m), lugar “sobreprotegido” con barandillas. La visión en
línea recta desde este mirador: ladera, un claro y amplio cortafuego, área
recreativa del Mirador y abajo del todo, Lozoya y el embalse de la Pinilla, nos
impulsa a decidir que lo mejor y más rápido es emprender el rectilíneo descenso
“monte a través” y todo derecho hacia Lozoya.
Rectilíneo itinerario de descenso, desde la Peña del Cuervo |
A partir de aquí comienza lo más penoso de la ruta. El calor va apretando
ya de lo lindo y la pendiente es muy fuerte. Hay que ir con cuidado para no
tener una torcedura, que los guijarros son peligrosos.
Primero por una torrentera y después embocados en el cortafuego, tras haber
descendido unos doscientos metros de altitud alcanzamos el torno que da acceso
a la explanada del área recreativa del Mirador (1.725m).
Lugar inesperadamente solitario, muy apacible y ¡Con una fuente de agua
fresca! Antes de proseguir cortafuego abajo nos refrigeramos un poco en la
sombra y con el agua.
En el área recreativa del Mirador |
Atrás queda lo descendido ya, desde el Pico del Nevero y la Peña del
Cuervo.
A la izq. el Pico del Nevero; en el centro, la Peña del Cuervo; a continuación el cortafuego descendido |
Por delante lo que aún nos queda por bajar, con el termómetro marcando ya
los 29ºC.
Continúa la bajada |
Tan abruptamente como empezó, acaba el cortafuego, dando paso a una empinada
ladera que nos lleva al comienzo del robledal, en el que nos internamos sin
dudarlo. Al menos iremos a la sombra.
El robledal nos espera |
En un momento determinado vadeamos el arroyo del Navarejo, cuya fresca agua
agradecemos sobremanera. Estamos a punto de abandonar el cobijo de los árboles
y salir a la solana.
Alcanzamos una pista que reverbera y donde una vaca nos contempla como a
unos “aparecidos”. En estos momentos la temperatura ya rebasa los 30ºC.
Seguimos por la pista hacia el Depósito de Agua de Lozoya contemplando la
frondosidad del robledal que nos rodea.
Al poco de pasar junto al Depósito (1.200m) buscamos un sitio adecuado para
cruzar el arroyo del Palancar y el campo
que hay entre él y la ermita, tarea esta poco grata por la ingente cantidad de
resecas espigas que traspasan zapatillas y calcetines, así como por la
necesidad de salvar un murete delimitador rematado por una línea de alambre
espinoso.
Alcanzada la pista del “otro lado”, bajo un sol de justicia (33ºC),
ascendemos los últimos metros que nos llevan de vuelta a la ermita de la
Fuensanta, donde rápidamente buscamos el remojo que proporcionan las aguas del
arroyo del mismo nombre, cerrando así la circular que iniciamos con la fresca
de la mañana y que culminamos con el tórrido calor de este mediodía de un
verano que ha entrado con fuerza.
De izq. a dcha.: Paolo, Jordi, José, Santi, Félix y Luís |
Circular realizada |
¡Ole! que sitio más majo! como todo a lo que nos tenéis acostumbrados.
ResponderEliminar¡Salud!
Gracias Pirene. Entre arroyos, robles, pinos y otros arbustos, mil metros de desnivel se hacen llevaderos :-) Hasta que en un momento determinado empiezas a sentir el calor, pero para entonces ya estás a media bajada.
EliminarSalud y Montaña.
Hola Carlos.
ResponderEliminarEl calor ahí esta, tarde o temprano tenía que venir, ahora solo nos queda buscar recorridos, en el que los bosques nos protejan de él, el máximo tiempo posible, como este que tan bien has planificado, por zonas poco frecuentes, y otras más masificadas, que eso si que es infrecuente en ti.
Curioso el reloj solar con su manecilla humana, las vistas a pesar de los hierros, son fantásticas; la duda me queda sobre esas Lagunillas, si es un nombre o no, porque agua no se ve ..., y como no podía faltar, salió en este caso la vaca.
Salud y Montaña!
Nos pilló de sorpresa la masificación, que tampoco es habitual coincidir con un autobús.
EliminarLa poca profundidad de las lagunas permite que crezcan muchas hierbas dentro del agua, con lo que en esta época sólo la ves cuando estás cerca o ya te has metido en ellas. Si se fija uno bien en la foto de proximidad, sí se ve el agua e incluso el reflejo de las rocas en ella.
Algún animal siempre hay que sacar en las fotos ¿No?, y la vaca estaba perfecta ocupando toda la anchura de la pista :-)
Salud y Montaña, Eduardo.