domingo, 13 de noviembre de 2016

Peñas de Herrera desde Purujosa. Valcongosto arriba y Cuartún abajo.

Cara Este de las Peñas de Herrea I, II y III, de izq a dcha.
Barrancos montaraces; muelas calizas horadadas de cuevas grandes y pequeñas; pinos, carrascas y, finalmente, tasca de altura a partir del collado de la Estaca, desde el que, tras un recodo, se da vista a las Peñas de Herrera, torreones independientes que sobresalen sobre el azotado terreno.

Eduardo (Diario de un caminante), gran conocedor de la zona, y yo iniciamos la marcha en Purujosa (1.000m) a las 10am. 

Purujosa
Dejamos el coche en el pueblo, descendemos a la carretera y vamos a buscar la entrada del barranco de Valcongosto que se encuentra aproximadamente a medio kilómetro. El tiempo es espléndido, la mañana fresca y sólo esperamos que el barranco no traiga demasiada agua porque, con su estrechez en los primeros tramos, si viniera caudaloso nos mojaríamos abundantemente.

La bien marcada senda incita al trote. Nos internamos entre paredes calizas que cada vez se aproximan más entre sí. El cauce está, de momento, seco.

Atravesamos la parte más estrecha del congosto. Las paredes de ambos lados se pueden tocar a la vez sin más que extender los brazos ¡Bien puesto el nombre de Valcongosto!


Pasado el tramo se accede a una zona algo más amplia y, como por encanto, aparece el agua. No mucha, pero sí suficiente como para formar un arroyo que, a partir de este momento, iremos remontando y cruzando alternativamente. La suave pendiente nos permite mantener un trote continuo.

El barranco se va abriendo y se hace visible el Tolmo de la Cina, peña solitaria que rodeamos por la base.

El Tolmo de la Cina
Avanzamos hasta encontrar un gran mojón donde la senda se divide en dos: hacia la izquierda sale el ramal que remonta el barranco de la Hoya hasta enlazar, en altura, con el GR 902; de frente, continuando por el Valcongosto, el sendero que conduce a la Cueva Liendres, que es el que seguimos.

Al poco el horizonte se ensancha y los árboles de ribera se hacen más abundantes.


A la altitud de 1.150m la trocha por la que vamos se divide en dos; elegimos la que continúa por la derecha, porque es la que se enfila hacia la Cueva Liendres. 

Por áspero terreno. Atrás el Tolmo de la Cina
El terreno se empina de veras; las aliagas y carrascas toman el relevo de los chopos. Sequedad y calor. Ya no corremos; avanzamos uno detrás del otro.

-          ¡Cuida, cuida! ¡Que casi la has pisado!

-          ¿Cómo? ¿A qué te refieres?

-          A la culebra, ¿no la ves?

-       ¡Pero si es una víbora! Fíjate en cómo está de disimulada, si parece un trozo de rama seca.

Nos acabamos de dar un susto. Suerte que no le hemos puesto el pie encima y que se ha limitado a camuflarse y, alzando su triangular cabeza, a colocarse en posición de defensa/ataque. Al toque con uno de los bastones reacciona lanzándose velozmente hacia el lateral de la trocha, desapareciendo entre la vegetación, mientras nosotros continuamos hacia arriba fijándonos dónde vamos poniendo los pies. Luego nos enteramos de que se trataba de una víbora hocicuda.

Llegamos a la Cueva Liendres (1.250m) y enseguida comprendemos que tiene bien puesto el nombre. Tal es la abundancia de restos de oveja que no osamos acercarnos demasiado a la entrada de la gruta, conformándonos con observarla desde una prudencial distancia.

Cueva Liendres
A partir de ahora avanzamos por pista hasta alcanzar el collado de la Estaca (1.474m), lugar de “distribución” de destinos con amplios panoramas alrededor. Fin del arbolado, comienzo de la tasca y arbusto espinoso de bajo porte que cubren un territorio habitualmente batido por los fuertes vientos.

Amplios panoramas
Por delante damos vista a la Peña de Herrera I, la más alta (1.564m), y la que primero ascenderemos. Las Peñas de Herrera son cuatro torreones calizos, aislados pero próximos entre sí, que levantan sus contrafuertes unos 60m o 100m sobre el pelado espinazo en el que se alzan.

Peña de Herrera I, o Picarrón, desde las proximidades del collado de la Estaca
Encaramarse a la Peña I o Picarrón, no presenta dificultad técnica alguna, si bien hay que usar las manos en algún paso. 

Sobre su cima, mientras contemplamos el paisaje, tomamos una barrita energética antes de ir a por la siguiente.

Desde la Peña I, la Peña II
Barrancos al Sur de la Peña I o Picarrón
La Peña II, o del Camino (1.542m),  es la única que sí requiere de una trepada. Por su cara O se accede fácilmente a una cornisa que conduce a una amplia cueva al pie de la estrecha canal por la que se sube a la cima. Canal de unos 20 m, equipada con cuerda, innecesaria con roca seca, y con algún trozo en mal estado. Dificultad máxima de II+, concentrado en el último tramo: chimenea vertical de unos 7m que se supera por oposición.

En la cara Oeste de la Peña II se abre la canal por la que se sube a la cima
Por la cornisa, hacia la cueva y comienzo de la canal
Cueva al pie de la canal

Superando la chimenea final de acceso a la Peña II
Desde la cima de la Peña II, o del Camino; la Peña I
Peña III o del Medio (1.463m), a la que se asciende por la cara E, tras flanqueo desde el collado (1.400m) entre ésta y la Peña II, siguiendo alguna traza de senda hasta dar con un paso sin dificultad para acceder a la planicie superior, y por ella a la cima.

Peña III, o del Medio
Desde la cima de la Peña III, la Peña IV o Gotera
Para llegar a la base Sur de la Peña IV o Gotera (1.347m) hemos de perder unos 150m de altitud y aproximarnos a ella a través de un terreno sin senda, muy degradado por el incendio forestal de 2012, caminando por sucesivos aterrazamientos llenos de ramas y troncos quemados que obligan a ir con sumo cuidado. Tras un rato de penoso transitar llegamos frente al paredón Sur de la Peña  Gotera, aparentemente inexpugnable salvo por un paso que “hemos leído” que existe en su cara Este, por el que se puede ganar su larga ladera norte y por ella la cima. Vamos ya cansados y no nos apetece continuar bajando más hacia el paso en cuestión, para luego ascender a la pleta cimera, recorrerla, bajar otra vez y volver a subir hasta donde estamos, así que damos por terminada la exploración (otra vez será, pero comenzando desde Talamantes) y retornamos al collado entre la II y la III, tras nueva ración de troncos y palos sobre bancales ¡Uf! Qué alivio cuando tomamos el GR de vuelta hacia la Estaca y vamos pasando bajo los paredones de las Peñas II y I, respectivamente.

De vuelta a la pista nos ponemos en modo trote sostenido y la marcha empieza a cundir. El entorno es apacible, los pinos sombrean el camino y el agua que encontraremos en la Fuente Col nos estimula para seguir corriendo.

Llegando a la Fuente Col
Tras reponer líquido en la fuente iniciamos el descenso hasta llegar al entronque con el barranco de Cuartún. A los pocos metros de haberlo tomado encontramos la Cueva del mismo nombre. A ésta, y a su amplio y fresco interior, sí accedemos sin reparo.

Cueva de Cuartún
Cueva de Cuartún desde su interior

Tras visitarla salimos de nuevo al calor y continuamos el trote por el seco barranco, encontrando algunos tramos empedrados que facilitan la carrera.

Finalmente llegamos a su término, en el Peirón de la Leche (940m) al pie de Purujosa, que se alza unos 100m por arriba. 

Peirón de la Leche, al pie de Purujosa
Última subida de la jornada para alcanzar la población y retorno al coche tras haber realizado un recorrido circular de unos 24km de longitud, habiendo salvado un desnivel total de unos 1.300m de D+, completando un circuito bello y exigente, por entorno agreste y poco transitado en su mayor parte, que nos abre las puertas para futuros itinerarios por “los barrancos del Moncayo”.



La cara oculta del Moncayo guarda bellezas recónditas que apreciamos los amantes de la naturaleza. 



9 comentarios:

  1. Qué actividad tan chula pero sobretodo, qué buen equipo que habéis formado. Yo las Peñas de Herrera todavía no las he pisado, habrá que ponerle remedio.
    Salud(os)

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    1. Un buen equipo, sumando, consigue mucho más que los individuos aislados. La actividad, buena de verdad. Pondremos remedio, si te parece, a tu "pendiente" de las Peñas; nosotros, salvo la nº IV, las tenemos dominadas; la IV, o Gotera, tiene su aquel; más que nada porque está como desprendida del resto; conviene hacerla en primer lugar porque si no, no te quedan ganas de recorrerla por la base, descendiendo, para encontrar su punto de acceso a la cumbre. Nos pilló ya con la vagancia encima ;)) Salud y Montaña, Rubén.

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  2. Hola Carmar.

    Pedazo de vuelta la que dimos, lastima que se nos quedase pendiente esa peña, pero así tenemos la escusa para volver otra día.

    Un saludo.

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    1. Buena excusa para volver, sí; pero la próxima vez, desde Talamantes, que así resultarán más a mano. La vuelta es de las que te dejan contento y satisfecho. Salud y Montaña, Eduardo.

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  3. Hola, Carmar. ¡Qué pena que no entraráis en Cueva Liendres!. Yo he cogido caparras hasta haciendo fotos de orquídeas y el nombre asusta... pero no es para tanto. En el blog de Ramiro elnidodeaguilasdelmoncayo tienes fotos de su interior. Rara de ver la víbora. Hay animales magníficos en Moncayo, pero hay limitaciones con las fotografías en el Parque Natural. Y ya puestos en Talamantes os bajáis a la Sima. Yo con las cuerdas no puedo y correr... tampoco. Hay una bonita historia de un corredor de Purujosa(Sanjuán) que ganaba TODAS las carreras y daba la vuelta para ser segundo y tercero para ganar más premios. Si no disfutamos la naturaleza, la naturaleza disfruta de nosotros a la fuerza. Vuelve a por setas con Eduardo, será un placer acompañaros. Cuervo.

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    1. Hola Cuervo, gracias por la visita y el comentario. Ya he visto el blog de Ramiro y las fotos. La próxima vez llevaremos linterna y repelente, por si las pulgas ;)) Con Eduardo tengo previsto para este octubre el barranco de Morana, cuyo recorrido tan bien describe en su blog "diario de un caminante" (http://viajesyrutasdesenderismo.blogspot.com.es/). He visto que lo has visitado tb. Ya nos contarás "off the record" las sorpresas que mencionas. Salud y Montaña.

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  4. Un lugar alucinante por la variedad de paisajes. Recuerdo el lugar cuando me tocó hacer el censo del Águila de Bonelli que, ahora creo que ha desaparecido. habéis pasado cerca del territorio de un búho real que hace muchos, muchos años que no visito. La víbora es muy guapa pero, poco amistosa. Por allí es bastante frecuente.
    Preciosa salida, si señor. Lastima que tenga estos días tan poco tiempo para nada, sólo para el agobiante trabajo.
    En Diario de un caminante he leído un comentario que dice que: la menos bella de las tres provincias aragonesas es Zaragoza pero, no es cierto; hay muchos lugares alucinantes como por ejemplo el Cañón del río Mesa.

    Saludos caminante

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    1. Hola Javier.

      Que sea la menos bella de las tres provincias, no quiere decir que no tenga rincones que merezcan las pena, como tu bien dices el Cañón del Río Mesa, la sierra de Algarien, o mi última entrada, el barranco de la Morana, entre otros.

      Un saludo.

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    2. Realmente no resulta sencillo poder mantener una cierta actividad compaginándola con el absorbente trabajo. Hay épocas.
      Cuando llevas la naturaleza dentro, en cada rincón encuentras "un algo" que te satisface. Aragón es una verdadera cantera de espacios para visitar y recorrer. Saludos Javier.

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