domingo, 18 de diciembre de 2011

La Pedriza y sus Sendas: Termes y Maeso, un regalo.

Amanecer sobre la Pedriza
Según dicen los que moran cerca del Pirineo, mi hermano entre ellos ¡Ha llegado el invierno!, y se refieren a la gran nevada que  por fin ha caído “por allí” ¡Que falta hacía!
En cambio “por aquí”, seguimos con un anticiclón que no vamos a desaprovechar, claro. Así que, como broche fin de temporada, me pongo a recorrer las dos sendas por excelencia de la Pedriza, la de Termes y la de Maeso; mejor dicho, comienzo por la Maeso y luego sigo por la Termes. Recorriéndolas en su totalidad sale “la integral de la Pedriza”, que no está mal antes de cambiar las zapatillas por los esquíes de travesía.
Empecemos por definir lo que es una senda: Camino más estrecho que la vereda, abierto para el paso de personas o del ganado, a veces formado, y siempre mantenido, por el paso frecuente de aquellos. En definitiva, senda es algo que se puede recorrer.
Con esta definición y propósito en la cabeza, a las 9:30h am comienzo “el paseo” desde el aparcamiento que hay en la carretera que une Manzanares con el Tranco (945m) ¡Vaya frio que hace! Bien se vale de las cuestas que hay en las calles de “Las Flores”, “Tulipán” y “Claveles” para entrar en calor enseguida. Este recorrido urbano, en el límite de Manzanares con la Pedriza, me lleva hasta una calle bien encalada, en cuyo final una marca blanca y amarilla indica el comienzo de la Senda Maeso.
Se sigue bien, las rocas características van sucediéndose una tras otra, conformando una exposición natural de “caprichos en piedra”; el sol, aunque radiante, no puede con el frio.
Risco del Ofertorio
La humedad se ha cristalizado sobre los arbustos junto a los torrentes. Mi paso es vivo. Las marcas amarillas y blancas alternan con puntos rojos.
Detrás queda el Embalse de Santillana.
La portilla de acceso al Yelmo
Llego a la portilla (1.530m) que da acceso a la pradera del Yelmo. El risco queda a mi izquierda.
Me encamino hacia el Acebo, ya en plena Senda Termes para luego descender al collado de la Dehesilla (1.451m), en donde me detengo para tomar un plátano, al abrigo de una roca, de cara al sol. El viento sopla fuerte desde el Oeste.

Subida empinada hacia la pared de Santillana, con destino al Collado de la Ventana. El suelo tapizado por las hojas de roble, los troncos desnudos, preparados para el invierno. La pendiente al pie del risco de Mataelvicial es de las que hacen sudar hasta en días como hoy.
La llegada a la pradera de Navajuelos, con sus pétreos centinelas, aquieta el espíritu, dando entrada a uno de los lugares más recoletos de la Pedriza. Hay que transitarlo con respeto, viviendo el entorno.
La pared de Santillana está hoy solitaria. Su cara Sur, a pleno sol, está libre de escaladores. Poco antes de llegar al Collado de la Ventana (1.784m) me he de abrigar. Hace mucho frio, y el fuerte viento que azota sin obstáculo desde el Oeste acrecienta la sensación.
Buena excusa para trotar ligero hacia Las Torres; entro en la Pedriza Posterior:
frio, viento, sol, donde hay agua, una placa de hielo ¡Ni siquiera en plena subida me sobra algo de ropa! Atento a dónde pongo el pie. El granito gris enmascara bien las plaquitas heladas.
Subidas, algunas bajadas, por este entorno pétreo, de granito altivo. Unas cabras dejan que me acerque hasta casi tocarlas. En el casi está el límite.
El Comedor de Termes (1.900m) está barrido por el viento. El hielo aquí es abundante. Continúo sin detenerme. El siguiente alto lo hago en el Collado del Miradero (1.878m).
Alguna almendra, agua, y hacia la Cresta de las Milaneras. Sorprendente y agradablemente, tras abandonar el collado, el viento cesa. El camino se hace más llevadero.
Al poco aparece ya la Cabeza del Patriarca (Tres Cestos), en la brecha de las Milaneras. Llego a ella y cambio de vertiente. Dejo la Oeste y me interno en la Este. Agradable y gimnástico este tramo.
Líquenes y algunas hojas cubren las ramas de estas retorcidas encinas
Voy encontrando las marcas amarillas y blancas que siguen indicando La Senda Termes. Llego al trozo de bosque en el que las marcas se pierden por unos metros, y aquí abandono yo la Senda, dirigiéndome en franco descenso por entre los árboles, alcanzo Los Llanillos y mantengo la bajada por sendero poco transitado y escasamente marcado, en dirección al Arroyo de la Ventana. Estoy haciendo una travesía en toda regla Oeste - Este, para alcanzar el sendero que baja del Collado de la Ventana. Tengo ganas de encontrar el punto de entronque, varias veces intuido cuando he usado el conocido camino. Voy poniendo mojones nuevos por donde paso. Por fin llego al cruce que ando buscando, y al sendero “oficial”.
Ahora todo vuelve a ser conocido. El trote es fácil, consiste en “dejarse caer” cuesta abajo por la cómoda vereda, hasta cruzar de nuevo el Arroyo de la Ventana, al pie del Pájaro.
Las aguas del río Manzanares se remansan por un instante, en su camino hacia El Tranco
Aquí me incorporo a la senda que viene de Canto Cochino, en veinte minutos estoy ahí. Sólo me queda seguir el curso del Manzanares hasta el Tranco, y a las 4:30h pm llego al lugar donde dejé el coche esta mañana.
Me despido de La Pedriza por este año, con un recorrido circular de unos 18km, salvando un desnivel total de 1.200m de D+, sorteando placas de hielo en un día eminentemente frio, y ¡A ver si nieva también por aquí, que ya es hora!

1 comentario:

  1. Ánimo que ya queda poco para las vacaciones y creo que la nieve está asegurada también para entonces. Vete preparando el material!!!!!!

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