miércoles, 7 de septiembre de 2011

Integral de la Pedriza. Exigente recorrido para exploradores.


Se trata de un itinerario circular cuyo trazado discurre por las cotas más elevadas que circunvalan la “gran herradura” que perfila a la Pedriza, contorneando las cimas, siguiendo fundamentalmente la Senda Termes. Circuito realizado en sentido contrario de las agujas del reloj, con origen y llegada en el Tranco.
Las facultades que convienen a aquellos que se decidan por esta marcha son: fondo, elasticidad, adherencia y buen ojo para seguir itinerarios en ocasiones “perdedores”. La “flojera” en cualquiera de ellas lleva aparejado el incremento en la duración del recorrido (notable en algunos casos), junto con la cuantía de las agujetas del día de después.
Son las 8:45 cuando inicio la marcha desde el Tranco, ascendiendo directamente hacia la base del Yelmo ¡Buena cuesta esta! El sol no me empieza a dar hasta alcanzado el Mirador del Tranco. El olor de las jaras me envuelve; un pequeño reguero de agua delata la presencia de la fuente que mana unos pocos metros más arriba del Mirador.
Subo rápido y animoso mientras voy dando vueltas en la cabeza al pronóstico del tiempo, que anunciaba nubosidad y riesgo mínimo de llovizna a media mañana. De momento el cielo está radiante. La roca mojada supondría un inconveniente serio para la realización de este recorrido.
Unas cuantas cabras “tempraneras” ya están oteando el horizonte desde lo alto de unas rocas. Las miro mientras prosigo la marcha hacia el Acebo.

Desde el pie de "Las Cuatro Damas", la pared de Santillana sobresale enfrente
Me cruzo con algún que otro madrugador durante el descenso al Collado de la Dehesilla, desde donde emprendo la 2ª cuesta exigente de la mañana, en la que encuentro ya algún “pasito” donde la flexibilidad de piernas se pone a prueba. La subida es corta pero empinada. Atención a los mojones y señales en este bosque de robles.

Es hermoso y solitario el tramo hasta el pie de la pared de Santillana. Poco a poco voy adentrándome en la Pedriza.
Un grupo de espigadas y agostadas plantas dan paso a un tramo de roca, también empinado, que contornea el risco. El ambiente se va haciendo más “pedrizero”, la adherencia se empieza a poner en práctica; el sol se deja sentir.
Alcanzo el Collado de la Ventana. La Pedriza posterior se despliega en el horizonte próximo, las nubes comienzan a hacer acto de presencia. El pronóstico se va cumpliendo. Tomo un plátano y pienso que si el tiempo se estropea siempre podré retirarme y descender desde el Collado del Miradero.

Me pongo en marcha y me interno en el paisaje lunar que constituye la Pedriza posterior. Rocas graníticas de formas originales, enhiestos centinelas de este entorno, se alzan hacia las ahora densas nubes. La humedad se deja sentir.
Una cabra vigilante se asoma desde las alturas ofreciendo contornos familiares ¡Hay alguien más en este pétreo entorno! Los mojones se siguen bien. La adherencia y el conocimiento de la zona ayudan a rebasar rápidamente algunos de los obstáculos del camino y a optar por unos hitos en detrimento de otros ¡Pura Pedriza!

La Cuerda de las Milaneras, desde la Pedriza Posterior

El Comedor de Termes está hoy solitario; no me detengo y, tras lanzar una mirada hacia el tramo recién pasado, emprendo rápido descenso hacia el Collado del Miradero. Por esta vertiente norte el tiempo está más claro. La probabilidad de lluvia se difumina. Decido mantener el itinerario inicial previsto yendo por las Milaneras.

Son las 12:15h y me cruzo con varios grupos que suben desde el Miradero ¡Que diferente es la cara que se lleva en bajada de la que se pone en subida! En fin, a seguir, que aún queda una buena y entretenida parte. Saltando de piedra en piedra, trepando a ratos, comienzo a “calentar” la flexibilidad y adherencia que necesitaré tan pronto cruce a la vertiente S.
Alcanzo la característica formación rocosa que a mí se me figura la cara de un patriarca, con sombrero y luenga barba. Es el punto de cruce, de cambio de vertiente.
Última mirada hacia “las Cabezas y la Maliciosa”, una barrita energética, un trago de agua, y “a por el descenso de las Milaneras”. Atención a no despistarse de las rayitas blancas y amarillas y/o los mojones. Aquí el “buen ojo” ha de mantenerse alerta y aplicarse bien.
El itinerario se interna en el bosque, es perdedor como el que más. Los obstáculos graníticos son “gimnásticos y entretenidos”. No siendo excesivamente complicados pueden plantear más de un titubeo y dificultad a los no habituados. Algún que otro “sudor frío” para los menos expertos también es posible.
No me cruzo con nadie en este tramo. El descenso es rápido. Las pendientes boscosas son empinadas, los troncos y ramas constituyen excelentes asideros que facilitan la marcha. Llego al punto del bosque en el que las marcas de colores desaparecen. Sé que he de subir hacia la derecha durante unos 50m. Arriba vuelvo a encontrar las “rayitas desaparecidas”.
Sigo el franco sendero que me lleva hasta el jardín de la Campana. Un buitre reposa sobre el risco de enfrente, ajeno a mí ¿O quizá ya me ha visto y desechado?
Desciendo hacia el Pajarito por un encajonado callejón, con algún que otro “descuelgue” sin más relevancia. Oigo voces de una cordada que está subiendo por la pared. No la veo y sigo bosque abajo; ya va quedando menos.
Alcanzo el Collado del Cabrón, donde un par de grupos almuerza tranquilamente. Yo bebo el último trago de agua que me queda, tomo un puñado de almendras como combustible para el tramo final, y emprendo cómodo y rápido trote por la excelente senda que conduce a “la Autopista”.
Sigo la marcha y al poco cruzo el río para alcanzar su margen izquierda; miro con recelo a un grupo de unos 6 toros ¡Sí, toros! que reposan tranquilamente junto al sendero, mientras yo, con mi camiseta naranja, paso rápidamente junto a ellos, listo para transformar mi trote en rápido sprint a la menor señal de peligro que, afortunadamente, no se produce.
Y así, tras una mañana plena, en la que he culminado un recorrido largamente diseñado y anhelado, completo el circuito integral de la Pedriza, llegando al coche a las 14:45h; a tiempo para tomar un baño en una zona poco frecuentada, junto a un rústico puente de troncos.
Recorrido circular realizado en 6h, transitando por la pluralidad de ambientes que ofrece la Pedriza, salvando unos 1.300m de D+, con un total de unos 17km. Muy satisfactorio, a tramos exigente, en todo momento gratificante. 
 


4 comentarios:

  1. Qué bonito ha tenido que ser! Preciosas y "naturales" fotos. Llegará el día en que podamos trotar juntos por allí??

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  2. Yo cuento con ese día, en el que creo que reconocerás muchos de los rincones, porque en realidad ya los estamos recorriendo juntos.
    Un abrazo, brother.

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  3. muy interesante tu blog. Esta ruta la hicimos el fin de semana pasado, pero solo pudo ser la mitad, así que queda pendiente la integral completa.

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    1. Gracias Dori por tu comentario y por contarte entre los seguidores. Celebro que te agrade el blog. La integral de la Pedriza seguro que te gustará. Hacerla con buen tiempo también es un plus. Salud y montaña.

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