viernes, 27 de septiembre de 2019

Hoyo Cerrado, Laguna del Operante y Hoya de Pepe Hernando desde el Monumento al Guarda Forestal.



Lugares a los que pocos van, cuya quietud ninguno osa disturbar

En contraposición con la “suave” vertiente segoviana de los Montes Carpetanos, la “escabrosa” vertiente madrileña es abundante en Hoyos, disimuladas y pequeñas praderas formando enclaves recoletos al pie de los paredones rocosos que los circundan, y colgados a su vez sobre las pendientes laderas cubiertas de pinares que se alzan desde el valle inferior.

Decir, como introducción, que para acceder a ellos conviene rehuir, en la medida de lo posible, las zonas densamente cubiertas de piornos, uniformes y amigables en la distancia, pero obstáculos a menudo infranqueables, y siempre verdaderos sumideros de energías en la proximidad.

La presente circular (realizada en el sentido anti horario) recorre los Hoyos más próximos al Macizo de Peñalara, dejando de lado tan sólo el de Poyales (para otra vez será).



Hoyos Cerrado y Poyales desde el Monumento al Guarda Forestal
Son varios los “Hoyos Cerrados” reseñados como tales en Guadarrama, pero el de hoy, próximo al Cerro de Claveles, se lleva la palma en lo de hacer honor al nombre. Tan cerrado está que ni vacas hay en él. Ningún acceso al mismo es sencillo, ni está de camino hacia otras partes.

Camino del Hoyo Cerrado hay un punto a partir del cual las vacas ya no suben más.
Se encuentra ubicado a 1.667m de altitud, al pie de los escarpados farallones que, elevándose 250m, lo cierran por el Oeste, y flanqueado por un par de contrafuertes empinados y abruptos que lo encapsulan por el Norte y el Sur, hasta dejar una embocadura de apenas 50m de ancha, cegada por pinos y piornos, por la que el Arroyo de la Nevera se lanza ladera abajo a través de una abigarrada vegetación.

El Hoyo Cerrado, con apenas 200m de pradera plana y todo él “protegido/defendido” por densos y altos piornos, es un paraje particularmente salvaje y silencioso donde el tiempo parece haberse detenido, al que resulta muy trabajoso acceder desde cotas inferiores y del que para salir/entrar por su parte alta, hay que hacer gala del mayor de los tesones.

El Hoyo Cerrado
Para llegar a él desde la pista que vengo siguiendo, en realidad tan sólo 100m de desnivel a superar, tengo que ir pinar / piornal a través sin senda aparente y por donde haya paso. Unos treinta minutos de fatigoso y afanoso transitar a través o sobre la espesura. 


En un momento determinado una sensación inesperada de frescor me hace parar al constatar que estoy entre un reducido grupo de hayas ¡Un pequeño oasis!

Bajo las frescas hayas
Con ánimo renovado continúo en la brega hacia la embocadura del Hoyo Cerrado, al que llego finalmente.

Mirada atrás antes de llegar a la embocadura del Hoyo Cerrado
Descanso un momento, descargo las zapatillas de los molestos pinchos y abundante broza que han embarcado en la subida y tomo un plátano mientras contemplo el solitario e inaccesible lugar.

En el Hoyo Cerrado
Embocadura del Hoyo Cerrado "defendida" por la abigarrada vegetación
Toca ahora salir de él por arriba, para lo cual me encamino decididamente hacia la parte menos pendiente del circo, la SO, directo hacia el piornal. Tras estar batallando denodada e infructuosamente durante más de media hora contra la masa de piornos que cubre la zona (sin olvidar los rosales silvestres que se entremezclan, dando consistencia al conjunto), intentando también por los islotes de canchales que hay, opto por darme por vencido y buscar otra alternativa.

Para lo cual desciendo a la base de nuevo y, haciendo caso al instinto, decido probar por el áspero contrafuerte Norte, cubierto de pinar (“es muy pendiente, pero al menos entre los pinos no habrá tanto piorno”, pienso). 

Un acierto, porque al poco encuentro la traza de una trocha que, en dirección hacia el Hoyo de Poyales, me ayuda a superar los primeros 50m de desnivel, senda que abandono cuando ésta se dirige francamente hacia Poyales, siguiendo entonces tieso y hacia arriba por el contrafuerte. La pendiente es muy fuerte pero el avance es factible.

Mientras progreso contrafuerte arriba echo miradas ocasionales hacia el interior del Hoyo
Finalmente se acaba el pinar, a partir de lo cual la cobertura vegetal vuelve a ser de piornos y enebros, pero rastreros y de bajo porte, de forma que el ánimo se recompone.

Una familia de cabras, reposando sobre el borde del roquedo, me observa confiadamente mientras yo continúo hasta alcanzar sin problemas la cota de 1.950m, y la parte superior del Hoyo Cerrado que ha quedado “allí abajo”.


El Hoyo Cerrado desde su parte superior
A partir de este momento voy siguiendo una senda estrecha que aparece y desaparece manteniendo la altitud de 1.950m. A pesar de que hay zonas densamente cubiertas por piornos y enebros la altura de éstos ronda en torno a los 40cm, con lo que resultan “transitables”, y así durante 4km al pie del Macizo de Peñalara, hasta la Hoya de Pepe Hernando.

El Cerro de Claveles emergiendo sobre los piornos
En función del ganado que haya en altura, es posible repostar agua en los varios arroyos y regajos que se van cruzando.


Sucesivamente alcanzo primero el nimio Hoyo de Claveles y después la Laguna del Operante (sin agua en estas fechas).


En la Horcajada cruzo el Arroyo del Brezal. El ganado es cada vez más abundante.


A medida que me aproximo a la Hoya de Pepe Hernando la vegetación de matorral aumenta y la senda desciende rápidamente hasta los 1.850m de altitud, enfilándose hacia el acceso a la Hoya. 


El pinar hace de nuevo acto de presencia, lo que agradezco, pues ya tengo ganas de dejar los piornos atrás.


La Hoya de Pepe Hernando es un lugar particularmente bonito y, comparado con el Hoyo Cerrado, amplio, al pie de abruptos paredones rocosos. Para salir o acceder a él por lo alto es recomendable hacerlo por su contrafuerte NE, haciendo caso omiso de las engañosamente amigables verdes laderas de piorno.
Un lugar ideal, la Hoya, para relajarse un poco y tomar unas almendras y una manzana antes de reemprender la marcha.

La Hoya de Pepe Hernando
Toca ahora el rápido descenso por camino bien definido (¡Cómo cunde la marcha!) hasta la Sillada de Garcisancho.

Sillada de Garcisancho
Y el retorno al punto de partida por el GR-10-1, con parada para visitar la atractiva Charca de los Plumeros, antes concluir una gran circular por territorio salvaje en su mayoría, muy del gusto de los buscadores de lo inédito y amigos de lo intrincado, donde la soledad es la compañera y la satisfacción es mucha.

Charca de los Plumeros
Una reflexión para calificar esta circular podría ser: “Quien pueda (físicamente), además ha de querer firmemente realizarla (pues las densas barreras de altos piornos ponen a prueba al más pintado)”.


6 comentarios:

  1. Bonita ruta por lugares poco transitados, solo aptos para aquellos que no tengan prisa en la montaña ...

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    1. Gracias Trasgu por tu comentario.
      Rutas así requieren de paciencia y de una gran pasión por un entorno "casi" virgen.
      Un abrazo.

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  2. Un incordio para el caminante las barreras de piornales, aulagares, romerales etc. Buscar pasillo entre estas plantas leñosas es un gasto enorme de energía por el zigzagueo que requiere. Sin embargo, la naturaleza es así y la esquivamos como mejor sabemos; con una buena dosis de paciencia.
    Este viaje habéis estado muy acompañados.
    Un abrazo.

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    1. Conocedor eres, Javier, de los entornos naturales. La naturaleza es como es y nos adaptamos a ella como mejor sabemos, aplicando los recursos desarrollados con los años, igual que cualquiera de sus habituales. La paciencia es fundamental.

      En este recorrido "he estado" bien acompañado por la presencia de los ausentes, que aunque anduve en solitario, solo no me sentí.

      Un abrazo.

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  3. Hola Carmar.

    Con esos alicientes, dan ganas por lo menos de no ir a visitar el Hoyo Cerrado, el resto sin duda es una buena circular por lugares solitarios.

    Un saludo

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    1. Hola Eduardo,

      Con lo que te gustan los lugares intrincados y recónditos, me parece que te habría agradado tanto como a mí, el Hoyo Cerrado. Ahora que, una vez fuera de él, ya respiré más aliviado ;-)

      Gracias por el comentario, y un saludo.

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