martes, 15 de agosto de 2017

En la Sierra de Belarra_v2: circular por Santa María de Belsué - Pardina Ascaso - Usieto - Lúsera - Santa María de Belsué. En agosto busca la sombra el gato...


Mariposa, menta y agua: combinación común por esta sierra de Belarra
Tras el “descubrimiento” de la Sierra de Belarra, y de los numerosos cursos de agua que esconden sus barrancos, al realizar la circular entre Lúsera e Ibirque, Eduardo y yo decidimos completar la exploración con el recorrido de hoy, que nos llevará desde la chopera de Santa María de Belsué a seguir barranco arriba el río Flumen, de rocoso lecho y con numerosas badinas, después entraremos en del río Abarza, y finalmente en el de Barón, que cruzaremos para alcanzar la plana donde se encuentra la Pardina de Usieto (1.330m); tras visitarla nos orientaremos hacia el Este (en dirección a Ibirque), recorriéndola sin perder altura hasta encontrar el entronque con el barranco del río Laña, cuyo cauce seguiremos aguas abajo hasta Lúsera, completando seguidamente el bucle retornando a la Ermita de Santa María de Belsué.

Son las 8:30am cuando Eduardo y yo iniciamos la marcha en la chopera de la Ermita de Santa María de Belsué y a los pocos metros ya atravesamos el río, que baja con poco caudal, teniendo enfrente la Ermita.


Ermita de Santa María de Belsué
La alcanzamos, visitamos el interior, bastante bien conservado, y continuamos la marcha en pos de la Pardina de Ascaso.

Dejando atrás la Ermita de Santa María de Belsué
El Flumen baja con poca agua durante el mes de agosto, así que se vadea fácilmente. Sus pozas son atractivas y el baño sería una tentación que hoy, estando nublado, nos cuesta poco resistir.

Llegamos a la Pardina de Ascaso, gran edificación que se encuentra en un amplio llano con vistas al Flumen, tras la cual continúa la senda que vamos siguiendo aguas arriba.

Ascendemos cómodamente por un primitivo y abigarrado bosque en el que pinos y robles coexisten con el boj, que se encarga de aromatizar el ambiente con su característico y agradable olor. El gris de las margas ha dado paso al verde.

Las badinas se van sucediendo, unas más accesibles que otras. Cruzamos el Flumen para continuar por el barranco de Abarza y algo después por el de Barón derivando claramente hacia el Noreste. La temperatura no agobia y el entorno resulta sumamente acogedor.

El paraje es agreste y el boj omnipresente.

Rincones recoletos que atraen a cada paso.

La senda por la que vamos comienza a llanear y entra en un pinar amplio. Ya no se sube más. Siguiéndola llegamos a la pista que después usaremos para ir a Lúsera, pero antes decidimos visitar la Ermita y la Pardina de Usieto que se encuentran en las proximidades (hay unas señales de madera indicativas). El bosque se ha tornado plácido y amplio.

 
Las plantas florecen junto a las pequeñas pozas que forma un exiguo curso de agua.

De la Ermita de Usieto tan sólo quedan sus derruidos muros inmersos en la maleza.

Ermita de Usieto
Volvemos al cruce de la pista y por una trocha algo más difusa nos acercamos a la Pardina de Usieto que está muy próxima. La vegetación y el abandono han dado cuenta de sus edificaciones.

Proximidades de la Pardina de Usieto
Restos de la Pardina de Usieto
Tras ello, y de vuelta en la pista principal, emprendemos la marcha hacia el Este, en dirección Lúsera, llaneando por la plana entre erizones, bojes y pinos, hasta entroncar con el barranco del río Laña.

 
 
Al llegar al Laña, y sin cruzarlo, viramos hacia el Sur para seguir la senda aguas abajo, dejando de lado la posibilidad de vadearlo y continuar hacia Ibirque.

Arroyo de la Laña. De frente continua la senda hacia Ibirque
De nuevo nos adentramos en un entorno primitivo, de vegetación abigarrada, por donde descendemos escuchando el permanente rumor del agua y de sus numerosas cascadas.

 
 
Lúsera ya es visible y está cada vez más cerca.

Lúsera
Alcanzamos Lúsera y continuamos por el Camino Natural de Belsué – Nocito pasando tras la iglesia.

Iglesia parroquial de Lúsera
El calor es intenso fuera de la sombra del bosque. Los saltamontes abundan por estas zonas.

Al vadear un regajo las ranas se apartan del camino lanzándose al agua, aunque alguna parece más insensible que el resto y se deja fotografiar tranquilamente.

La temperatura ha subido hasta los 29ºC, las margas reverberan y la deshidratación está al acecho. La vista de la Ermita de Santa María de Belsué, tan a la mano, reconforta.

Ermita de Santa María de Belsué (dcha) y río Flumen (izq)
Circular de 13km de longitud con un desnivel total en ascenso de 600m de D+, muy adecuada para descubrir lo que la Sierra de Guara esconde tras las grises margas de las partes bajas.

4 comentarios:

  1. Hola Carmar.

    Nos gusto mucho la primera vez que fuimos, y en esta segunda ocasión, no nos defraudo en absoluto, aunque tuvimos suerte con el día.

    Muy bonita la entrada y las fotografías.

    Salud y montaña!

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    1. La Sierra de Guara, un "refugio" al que acudir cuando otros destinos resultan menos convenientes, y que nunca defrauda.

      Salud y Montaña.

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  2. Veo que tienes un poder de atracción tan eficaz como la del flautista de Hamelín pero con todo tipo de especies que, aparte de posarse en tu bastón montañero, posan sin recelo ante tu cámara proporcionándole el trabajo que tanto le gusta; fotografiar sin parar.
    Una preciosa zona de refrescante verdor con un interesante itinerario.

    Un abrazo.

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    1. También atraigo moscas y otros insectos voladores a los que no retrato porque estoy ocupado en espantarlos, que hay zonas en las que como no andes con cuidado, hasta por los ojos intentan meterse.

      La zona es de lo más atractiva.

      Un abrazo, Javier.

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