martes, 14 de febrero de 2017

Monte Abantos desde La Jarosa. Para partidarios de lo infrecuente.


Desde la fría cima del Monte Abantos
Al Monte Abantos (1.753m) se suele ascender desde el Escorial. Salen unos 10km entre ida y vuelta y resulta un desnivel de unos 600m de D+.

Nosotros, en cambio, hemos preferido hacerlo desde el Embalse La Jarosa, recorriendo Cuelgamuros. De esta forma tenemos un itinerario poco habitual de unos 22km de longitud, salvando un desnivel total en ascenso de algo más de 900m de D+, por una zona boscosa y bastante solitaria.

Aunque la idea original consistía en, desde La Jarosa, ganar la cuerda de la Sierra divisoria entre Madrid y Segovia ascendiendo directamente al Cerro Salamanca, para después seguir de Norte a Sur el GR-10 que la recorre, alcanzando finalmente el Monte Abantos, las adversas condiciones climatológicas, con borrasca y fuerte viento del Oeste, aconsejaban modificar la ruta.

Si queríamos tocar en un día como el de hoy la cima del Abantos era recomendable demorar lo más posible la salida al descubierto de la cuerda y, en su lugar, marchar al pie de la misma, al abrigo de la ventolera.

Por delante, una ruta larga a través de los extensos pinares que cubren las laderas de Cuelgamuros, por pistas apenas holladas. Tan sólo unas huellas de “persona con perro” había sobre la nieve.

El bosque y sus detalles envuelven los pasos de los que caminan entre los árboles con serenidad y contemplación.


·         Las hojas caídas, aún al descubierto por la falta de nevadas importantes, siguen ofreciendo la bella impronta de un otoño ya lejano.
 


·      Numerosos regajos surcan el pinar.
 


·         El muérdago coloniza abundantemente los pinos.

Muérdago sobre pino

Y así vamos ascendiendo hasta alcanzar el muro que delimita el amplio territorio interior de Cuelgamuros.

En un punto determinado, y por un paso habilitado al efecto, iniciamos el recorrido “intra muros” hacia el Monte Abantos coincidiendo en el comienzo con el denominado Circuito de la Carrasqueta.

La pista por la que marchamos discurre a la altitud de 1.450m / 1.500m. Sobre la cuerda, unos doscientos metros por encima, las nubes circulan a gran velocidad, arrastradas por el fuerte viento que no cesa.

Los pasos resultan amortiguados por la fina capa de nieve que todo lo cubre. Las huellas de “persona con perro” muestran que, al igual que nosotros, también se han detenido junto a las fuentes que hay en el camino.

Fuentes en el camino
Si al amparo del bosque sentimos el frío y el azote de las ráfagas, imaginamos cuán desapacible debe de estar el ambiente sobre la cresta, cuyo trazado vamos siguiendo solo que unas decenas de metros por debajo.

La sinuosa pista permite contemplar, en toda su amplitud y con diferentes perspectivas, el valle de Cuelgamuros a medida que se aproxima al pie del Monte Abantos.

Gran Cruz del valle de Cuelgamuros
El mejor banco de Cuelgamuros
Detalle invernal
Al fondo se ve la loma por la que se accede al Abantos
Al poco de cruzar el Arroyo de los Tejos el camino sale del bosque a la altura de los 1.580m y alcanza una loma despejada de pinos en cuya parte más alta se ve el roquedo que da acceso a la cima del Monte Abantos. La senda “topa” con el muro y se acaba.

Arriba, el roquedo sobre el que está la cima del monte Abantos
De nuevo, en un punto habilitado al efecto, lo pasamos y, “extra muros”, emprendemos la franca subida hacia la cumbre, agradeciendo la protección que el murete ofrece contra las rachas que no cesan.

La nieve es aquí más abundante y el tiempo se torna cada vez más desapacible.


Desde la solitaria cima del Monte Abantos (1.753m), apenas resguardados de las continuas ráfagas por el punto geodésico, contemplamos el Escorial y el Puerto de Malagón.

Cima del Monte Abantos
El Escorial desde la cima del Abantos
El Puerto de Malagón desde la cumbre del Monte Abantos
Mientras tomamos unos frutos secos descartamos la idea de retornar por el cordal, porque el tiempo ha empeorado y el viento ha arreciado, con lo que decidimos regresar volviendo sobre nuestros pasos, prestando de nuevo atención a los detalles.
Descendiendo del Abantos
La borrasca arrecia y aún en el bosque estamos a su merced
En la parte próxima a la Jarosa torna la calma
 

12 comentarios:

  1. Hola Carmar.

    Veo que de una primera visita, rápidamente pasastes a una segunda, bonitas y curiosas vistas hacia el Escorial, sin duda un mirador de lujo.

    Como no caiga pronto, una buena nevada, te veo otro año practicamente en blanco con los esquies, venta para la tierra, que aquí tenemos nieve para dar y regalar.

    Por cierto, buen truco el ir en zapatillas, sin goretex, para calmar el frío :)

    Salud y Montaña.

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    1. Desde la distancia obligada contemplo con anhelo cuán abundante es la nieve en el Pirineo, y cuán difícil se me hace acercarme a ella. En cambio aquí, donde sí puedo, la nieve está casi negada este año. Pero otras alternativas hay que vamos explotando. Ya me gustaría que nos diéramos una vuelta por esas tierras, pero aún hay que esperar un poco, me temo.
      Las zapatillas de trail son un recurso muy versátil al que no dudo en recurrir tantas veces como puedo.
      Salud y Montaña, Eduardo.

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  2. Bonita y solitaria ruta. Veo que pisando intramuros, cierto territorio de Cuelgamuros, no habéis visto el pozo de nieve; un día como este venia al pelo...Por otro lado, curioso el banco de Cuelgamuros, y que estratégico el árbol para el encuadre jajaja. Un abrazo Carmar.

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    1. Ay, Rafa, pero qué bien que te conoces la Sierra de Guadarrama. Nada te pasa desapercibido. El pozo lo buscamos desde abajo, que desde arriba y por el cordal no hubo quien anduviera, y no llegamos a él. Queda para una próxima ocasión.
      Ya tenemos nieve, así que a ver si podemos deslizarnos por ella.
      Un abrazo.

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  3. Intramuros, extramuros, siguiendo el muro.... por mucho que te muevas alrededor del muro, con mucho frío según transmiten las fotos ;-)
    Se ve que disfrutas con la dificultad aparte de con los paisajes, los bosques y la compañía.
    Sí que se echan en falta tus salidas por el Pirineo con la nieve, espero que pronto puedas escribir alguna y que la disfrutemos.
    Un abrazo y mucha montaña!

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    1. ¡Frío y de los de verdad, hacía! Es relativamente sencillo encontrar las cosas buenas que la naturaleza nos ofrece, y si en buena compañía, mucho mejor.
      El Pirineo no tenía nieve cuando yo estuve, sino que esperó a que me fuese para acumularla, y ahora soy yo quien no puedo ir todavía, pero algo se hará por Guadarrama que nos permita leer sobre la nieve, que ahora, aunque fugazmente, sí que ha nevado por esta Sierra.
      Salud, Montaña y un fuerte abrazo, Francisco.

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  4. Um mirador de luxo, sim senhor. Um passeio deste tipo com certeza é de se refazer a alma exausta da labuta semanal... maravilhosas fotografias estrategicamente clicadas...
    Um beijo e feliz semana

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    1. Miradores desde los que mirar son los que buscamos cuando andamos por esas montañas, que hay mucho que ver y observar.
      Gracias por alabar las fotografías, que en realidad tratan de ser una extensión de lo observado y de las sensaciones que me producen las cosas.
      Un abrazo, Teca.

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  5. Me da más frío la enorme cruz que la nieve del paisaje.
    Es bueno el blanco elemento para que la marcha no decaiga y el cuerpo se anime mucho más. Los días así, rodeados de paisajes como los que muestras, es la guinda a una salida llena de sensaciones positivas.

    Un abrazo.

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    1. El frío estimula la marcha, que en ambientes tan desapacibles poco tiempo se puede estar parado, aunque sí el suficiente como para observar las cosas a la par que vas buscando los lugares menos expuestos al vendaval. Los bosques son ideales para conseguir ambos objetivos: mirar con tranquilidad y marchar al sotavento.
      Salud y Montaña, Javier.

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  6. Hace un par de meses estuve, por cuestiones de trabajo, en San Lorenzo del Escorial y se me quedaron las ganas de darme un garbeo por allí.

    ¡Que frío transmiten esas fotos!

    Salud!

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    1. Parece mentira, siendo la Sierra de Guadarrama de altura media, el frío que puede llegar a hacer en invierno. El fuerte viento contribuye, y de qué manera, a que la sensación sea gélida.
      Vale la pena una escapadita por estos lares. Merecen la pena. Pero aprovecha el Pirineo, que estás en el "cogollo".
      Salud y Montaña.

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