Vista hacia el Norte del Parque Natural desde el Mirador de las Palomas |
Escarpado relieve de media montaña. Paredones calizos de gran altura
elevándose sobre profundos valles. Frondosos bosques de pinos en su mayoría, y
agua fluyendo por doquier. Lugar de nacimiento de sonoros ríos como:
Guadalquivir, Segura, Mundo, Borosa, etc.
Zona de paso de civilizaciones que han dejado huella y donde el hombre se
ha integrado sistemáticamente en el entorno.
Cazorla, al pie de la Sierra de los Halcones |
La Iruela |
Alrededor del Parque, y en las partes más abiertas de su interior, hacia
Segura y las Villas: el olivar. Huele a aceituna y los olivos se extienden
hasta donde la vista alcanza.
¿Por dónde empezar? ¿Qué hacer? Cuando no se conoce lo primero es
“dimensionar”, así que a ello dedicamos la primera jornada.
Entrando por Cazorla y desde el puerto de las Palomas nos detenemos a
contemplar el interior del Parque.
Enfrente, la Cascada de Linarejos, a la derecha de ella, el Peñón del
Lanchón, tras el cual se encuentra la Cerrada del Utrero, excavada por el recién
nacido río Guadalquivir. Es lo que visitaremos en primer lugar.
Cascada de Linarejos, desde el Mirador de las Palomas |
Cascada de Linarejos, a la dcha. el Peñón del Lanchón |
A través de la Cerrada del Utrero las aguas se abren camino hacia el valle.
Se accede al cauce por una senda que arranca justo antes del puente sobre el Guadalquivir,
contornea en altura la Cerrada por un
tramo balizado,
para después, por medio de escalones muy
pulidos, descender hasta la presita que embalsa este tramo y enseguida el fondo mismo de la hoz o cerrada,
desde donde un cómodo sendero permite retornar al punto de partida atravesando,
en su parte final, un esclarecido bosque de pinos resineros.
Cascada de Linarejos |
De vuelta al valle alcanzamos la población de Arroyo Frío y continuamos la
marcha hacia el Norte, acompañando al Guadalquivir que, tras haber ido recogiendo el agua de los arroyos y ríos que le van llegando (Borosa, Aguamula, etc.), se remansa en el Embalse
del Tranco. Estamos en la parte más abierta del Parque.
Embalse del Tranco |
En el extremo Norte del embalse se encuentra la población de Hornos sobresaliendo
cual isla en un mar de olivos. El rumor de la brisa y el canto esporádico de
algún gallo de la cercanía nos acompañan mientras tomamos un bocadillo.
Hornos |
Continuamos la marcha hacia Riopar, localidad próxima a donde se encuentra
el nacimiento del río Mundo, principal afluente del Segura y que “aparece” como
rebosadero del acuífero que nutre el Calar del Mundo, precipitándose por un
farallón de más de 300m de altura, vertiéndose en forma de catarata.
Al estar conectado con un acuífero de tipo kárstico se producen bruscas
variaciones de caudal en función de la estación, dando lugar a verdaderos
“reventones” fruto de explosiones extraordinarias de la surgencia de agua.
El nombre de Mundo le viene del antónimo de “inmundo”, queriendo significar
en este caso “limpio y claro”.
Para realizar la visita, de no más de tres cuartos de hora, seguimos
cuidadosamente el sendero balizado a través del cual se va accediendo a las
sucesivas cascadas, por peldaños que pasan de húmedos a mojados, y siempre
pulidos, a medida que se aproximan a la caída del agua.
Cerramos la mini circular retornando por un sendero que, alejándose del
farallón, permite acceder al punto de partida por una cómoda pista.
Tras haber atravesado el Parque de Sur a Norte, “catado” alguna de sus
ofertas naturales, en un entorno calcáreo donde el agua aflora por cualquier sitio,
apareciendo en los lugares más insospechados, recorrido amplios parajes
cubiertos de pinos, arizónicas y olivos, dependiendo de las zonas, y habiéndolo
dimensionado, queda abierta la puerta para internarnos,
en el futuro, en sus recónditos y muy atractivos parajes.
Llega ahora el momento de volver al punto de partida, en Cazorla, a tiempo
de contemplar cómo el sol poniente ilumina y tiñe la vecina Sierra Mágina.
Cae la tarde sobre la Sierra Mágina |
Qué bonitas fotos y qué recuerdos me traen. Mis abuelos maternos nacieron a los pies de la Sierra de Cazorla. En el embalse del Tranco mi tío-abuelo me llevó en una ocasión a ver el atardecer para ver cómo bebían agua los ciervos y los jabalís y en las aguas del jóven Gualdaquivir he tenido también la ocasión de bañarme. El contraste tan brusco entre los olivares y los pinares en una franja muy estrecha de terreno es de lo más curioso de esa sierra, al menos es una de las cosas que más recuerdo.
ResponderEliminarSalud(os) amigo,
Resulta grato constatar coincidencias del tipo de la que dices. Lugares aparentemente remotos se manifiestan inesperadamente comunes. Amplias y extendidas son nuestras raíces.
EliminarSalud y Montaña, amigo Rubén.
Bellas fotos y bella etapa que llevas en marcha. Me estás recordando a nuestro querido paisano José Antonio. Sí, Labordeta, con su mochila y todo un pais por descubrir y enseñar.
ResponderEliminarCuesta encontrar mejor referente que el que mencionas. Ser comparado con Labordeta para uno de Aragón es un honor, asemejarse a él un buen objetivo. Gracias por el comentario.
EliminarSalud y Montaña, dear brother.
Hola Carmar.
ResponderEliminarUna amplia , y bella entrada, para lo que esperemos, sea una, de muchas incursiones, por estas tierras de aguas, y olivos.
Me han gustado, mucho las dos mini rutas, están muy bien para hacerlas con Adrián, cortitas, pero espectaculares. Espero algún día, poder visitarlas en persona, pero de momento, ya tengo tu entrada para poder disfrutar de ella, virtualmente.
Un saludo.
¡Adrián estará encantado cuando vaya! Bien dices que será esta la primera de varias incursiones por este Parque Natural, ¡Que da para mucho la zona! Ahora toca irla descubriendo poco a poco.
EliminarHasta que en persona la visites, que conociéndote ocurrirá tarde o temprano, iré contándotelo a través del blog, y en persona cuando juntos vayamos por esas incursiones en lo inédito que tanto nos agradan.
Salud y Montaña, compañero.
Que bonita, y que recuerdos de la Sierra de Cazorla; recorrer las Cerradas de Utrero y Elias, caminar por La Iruela y Cazorla. Bellos paisajes estos andaluces. Un abrazo Carmar.
ResponderEliminarBellos paisajes y gente acogedora estos andaluces. Es algo sorprendente comprobar cómo a unos cuantos estos parajes, aparentemente lejanos, nos traen buenos recuerdos. Como le decía al amigo Rubén,algo más arriba, amplias y extendidas son nuestras raíces.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafa.