sábado, 6 de octubre de 2018

Pico de la Pala, Pico Perdiguera y Mina Cubero, desde Miraflores de la Sierra.




Elegimos un recorrido que nos dé la posibilidad de descubrir una parte de la Sierra de Guadarrama todavía desconocida para nosotros, partiendo de Miraflores de la Sierra.

Lo que en principio iba a ser una circular en torno a los 11km de longitud y con un desnivel de unos 700m de D+, se convirtió en dos atractivos itinerarios de ida y vuelta, enlazados, con una longitud conjunta de 16.5km y un desnivel total en ascenso de 1.050m de D+. El primer itinerario hasta el Pico Perdiguera y el segundo a la Mina Cubero.

En azul, ascensos; en rojo, descensos. A la dcha., itinerario 1; a la izq., itinerario 2

El motivo del cambio de planes sobre la marcha fue la consecuencia lógica tras finalizar la incómoda e innecesaria subida entre altos espartales de más de metro y medio de altura (¡Cómo se enganchan y obstaculizan la marcha!) durante los primeros 300m de desnivel hasta alcanzar La Carcamala, en modo todo tieso y sin trocha (“subida 1” en el mapa adjunto), en lugar de haber seguido por la sombreada, bonita y agradable senda (marcada con señales blanquiverdes) que luego tomaríamos en la bajada (“descenso 1” en el mapa adjunto).

Tal desacierto nos quitó las ganas de, una vez en la cima de la Perdiguera, continuar gastando tiempo y resoplidos en más campo a través, optando en su lugar por enlazar los dos recorridos de ida y vuelta (1 y 2 en el mapa), dejando para otra ocasión, cuando ya tuviéramos una idea del conjunto, completar si acaso la circular original.   

Es Miraflores un pueblo grande y extendido, en el que antiguas y reseñables construcciones coexisten con otras más recientes. Nuestro punto de partida es un parque junto a la travesía de Cabezuelo, al que llegamos siguiendo las marcas blanquiverdes que ya aparecen a la salida de Miraflores hacia el Puerto de Canencia, en el lado izquierdo de la carretera junto a un letrero que indica “al Pico de la Pala”.

Son las 9 de la mañana cuando salimos de Miraflores (1.100m) en busca de la subida más directa hacia el pico de la Pala, primer otero relevante de la Cuerda de la Vaqueriza.


El por qué al poco rato de haber iniciado la marcha guiados por las marcas las abandonamos conscientemente, para ascender ladera a través siguiendo un track que habíamos descargado, podemos achacarlo más a la obstinación que al buen juicio. En este caso la intuición se plegó ante la tecnología, para mal.

El caso es que seguimos el track en el GPS hasta llegar al primer pico, La Carcamala (1.450m), tras enredarnos y pelear con las abundantes matas de desarrollados espartos que cubren la ladera (Lygeum spartum / esparto basto / albardín, que de todas estas formas se puede llamar) ¡Craso error! De hecho, la proliferación de estas plantas, en sazón al final del verano, resulta significativa en esta zona y, siempre que sea posible, conviene evitarlas.

Abundantes espartales  cubren las laderas

Algún que otro escaramujo (rosal silvestre) completa el cuadro vegetal
Una vez alcanzado el promontorio de La Carcamala, en el lomo de la Cuerda de la Vaqueriza, entroncamos con la evidente senda marcada con las señales blanquiverdes que desestimamos al inicio, a la cual nos incorporamos gustosos, para llegar seguidamente al Pico de la Pala (1.540m), segundo del cordal.

Las vistas a derecha (Este) y a izquierda (Oeste) son muy amplias y permiten tener una buena perspectiva del entorno. Al Este, la Cuerda del Mondalindo, Cabeza Arcón y Pendón, con el fondo del Cancho Gordo de la Sierra de la Cabrera. Al Oeste, La Pedriza y La Najarra.

Cuerda del Mondalindo con la Sierra de la Cabrera al fondo

Embalse de Santillana y la Pedriza
Hacia atrás, el Monte de San Pedro, como una isla lejana emergiendo en la distancia.

Al fondo, el monte de San Pedro
Por delante, la Perdiguera, a cuya cima se accede continuando por la senda muy bien marcada tras superar unos empinados doscientos metros de desnivel.

Al fondo, la Perdiguera
Un par de pájaros posados sobre la roca cimera y el gran vértice geodésico marcan el punto más alto al que llegaremos hoy, los 1.866m de la cumbre.

En la cima de la Perdiguera


Tras una mirada a la vecina Najarra, y con cierta frustración por no seguir con la circular, nos aprestamos para una rápida bajada, retornando por el camino debidamente marcado, eso sí, observando detalles que no vimos durante la subida, hasta casi llegar de nuevo a Miraflores.

La Najarra desde la cima de la Perdiguera
Ni comparación tiene la facilidad y belleza de este recorrido frente al utilizado en la subida. Los mismos paisajes se ven diferentes durante la bajada. 

Vista hacia el Mondalindo

La Najarra, al fondo, como punto culminante

Detalles de proximidad
Sin llegar a descender hasta el propio Miraflores, atravesamos un sombreado pinar bordeando por su base el promontorio de La Carcamala y entroncamos con una pista que, paralela y por encima de la carretera M-611, se adentra en el amplio barranco del arroyo del Gargantón. Emprendemos el segundo itinerario de la jornada que nos conducirá a la Mina Cubero.

Pinar en la parte baja de la Carcamala
Enseguida la pista se transforma en trocha y se deja atrás la sombra protectora de los robles. El sol cae de plano sobre nuestras cabezas a esta hora del mediodía.

Unas vacas, al sol, :-(, y unas cabras, a la sombra :-), nos contemplan con cierta curiosidad.



Poco a poco vamos remontando el barranco hasta llegar al pie de la bocamina (1.500m).

Bocamina de la Mina Cubero
La Mina Cubero, actualmente abandonada, fue explotada en el siglo XIX en busca de arsenopirita. Si hoy día no resulta evidente llegar a ella, sabiendo que está ahí, tratamos de imaginar quién o quienes decidirían excavarla, en base a qué criterio empezarían a horadar precisamente al pie de este roquedo y cuántas penurias pasarían para extraer y transportar el mineral. Otras épocas, otros oficios de dura subsistencia.


Vencido el atávico repelús que uno siente al adentrarse en la oscuridad de una cueva, la curiosidad puede con todo, recorremos los aproximadamente quince metros de longitud que tiene el túnel, recto y amplio. Resulta útil la linterna que hemos traído.

En las paredes vemos que hay posadas unas mariposas oscuras ¿Vivas o muertas? No lo comprobamos.

¡Negras mariposas impávidas; no osamos tocarlas!


De vuelta al exterior, y a la sombra de los pinos, hacemos un descanso antes de reemprender la marcha.

La mina próxima, y nosotros a la sombra de los pinos
Para el retorno buscamos alguna trocha por el bosque que nos evite la solanera por la que hemos venido, de manera que marchamos manteniendo la altitud de 1.500m hasta que, al cabo de varios centenares de metros, divisamos un mojón ¡Estupendo! ¡La intuición nos ha funcionado esta vez!  


A partir del hito damos con una tenue trocha que pronto se transforma en cómoda senda, permitiéndonos atravesar el fresco y sombreado pinar del Gargantón hasta entroncar con la carretera M-611.


Algunos detalles en el color de algunas de las hojas indican que el otoño está empezando a hacer acto de presencia.

Mientras al roble aún no le ha alcanzado el otoño

El álamo ya lo tiene encima

A partir de éste punto, tras unos centenares por el asfalto, remontamos fácilmente unas rocas hasta confluir de nuevo con el camino utilizado en la subida hacia la Mina, que seguimos ahora hasta Miraflores de la Sierra, concluyendo y conformando un recorrido que, si bien se truncó en el formato circular original,  acabó convertido en dos alternativas de ida y vuelta, una de ellas, la visita a la cueva, poco habitual e interesante.

4 comentarios:

  1. Una delicia el roce del esparto en la piel que después de una buena ducha se vuelve a recordar. Para otra vez mejor dejar la intuición y hacer caso a la tecnología, aunque con lo que te gusta ir fuera de los senderos habituales, seguro que no será la última.

    El otoño aunque por fechas ya ha entrada, aún le quedan unas cuantas semanas para que se note en los bosques, con tanta agua, todavía todo está muy verde.

    Un saludo

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    1. Burla burlando, enreda enredado, el caso es que he borrado la respuesta anterior y trato de reproducirla otra vez.

      Gracias Eduardo por el comentario, pero son gajes del oficio y del que busca, inconsciente a veces, optar por lo inédito ¿Qué te voy a contar que ya no sepamos, verdad?

      Un saludo.

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  2. Vaya ruta Carmar! Machete para abrir camino y hasta capote de torero!! Jeje Pero precioso, eso sí.

    Un abrazo fuerte amigos!!

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    1. No hubiese venido mal el machete para abrir camino en semejante espartal, aunque mejor hubiera sido continuar por la atractiva y marcada senda, pero las piernas van donde la mente inquieta manda, aunque no siempre sea la mejor opción.

      Gracias Nolo por el comentario.

      Un abrazo para todos.

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