domingo, 21 de octubre de 2018

Cueva Valiente (el Pico y la Cueva) y vestigios bélicos en las Navas del Toril, desde San Rafael.


Vista desde el barranco de la Gargantilla
Tras pasar el Alto del León, en la vertiente segoviana, en plena sierra de Guadarrama y dentro del Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, se encuentra la población de San Rafael, situada a 1.230 metros sobre el nivel del mar.

Al estar asentada en la vertiente Norte de la Sierra de Malagón su temperatura media, y la de sus alrededores, suele ser fresca (en verano) o directamente muy fría (en invierno).

El cordal de la Sierra de Malagón, que confluye por el Oeste con la Sierra de Guadarrama en Cabeza Líjar, tiene en la Cueva Valiente (1.904m) el punto más alto de la misma.

El origen del curioso nombre de esta cumbre no está del todo claro: hay quien sostiene que proviene de la pequeña gruta situada en su escarpada vertiente noroeste, la cual, al parecer, daba cobijo a los valientes bandoleros de la zona, si bien hay otros que consideran que el nombre pudiera provenir de “prueba valiente”, en alusión a que su ascensión era una prueba a la que se sometía a los jóvenes adolescentes en tiempos pasados.

En cualquiera de los casos, nuestro objetivo con la circular de hoy es, tanto visitar la escondida cueva, como los abundantes restos bélicos que hay en los altos del Toril, al tiempo que deambular por el extenso y bonito bosque de pinos silvestres con sotobosque de helechos que cubren las laderas de estas montañas hasta la altitud de los 1.800m, para lo cual configuramos el siguiente itinerario:

San Rafael – el Peñoncillo – la Cueva y la cima de Cueva Valiente – Navas del Toril – Collado de la Gargantilla – barranco de la Gargantilla – San Rafael. Un recorrido circular de unos 15km de longitud salvando un desnivel total en ascenso de unos 800m de D+.




Para llegar al punto de partida, nos desviamos a la izquierda en el km 62 de la antigua Nacional VI, bajando del Puerto de los Leones, en la C/ Carlos Mendoza, y dejamos el coche junto a las piscinas municipales.

A las 8:00 de la mañana ya estamos Rícar y yo caminando en el primer día realmente frío de este otoño recién estrenado. Cremalleras hasta arriba, cuello bien abrigado y adelante rápido en pos de las marcas blancas y rojas del GR-88, cuanto todavía el sol no ha acabado de salir del todo. La baja temperatura hace que nuestras zancadas sean muy rápidas.


Al principio la pendiente es suave, pero dura poco, el tiempo que tardamos en alcanzar la pista alquitranada que recorre el pie de la montaña a la altitud de 1.300m y tomar la torrentera que, en dirección Suroeste, encontramos a los pocos metros y que se enfila directamente hacia el Peñoncillo.


El bosque sigue en sombra y nosotros, ni aún con la pronunciada cuesta, podemos desabrigarnos ni un ápice. La fuerte pendiente hace que ganemos altura muy rápidamente.

Nos anima constatar que los rayos del sol ya comienzan a iluminar las copas de los pinos. Esperamos alcanzar pronto un entorno algo más templado.


El Peñoncillo (1.725m) ya se encuentra “en lo cálido”, nosotros aún no.

El Peñoncillo
A la altitud de 1.550m alcanzamos la loma que entronca directamente con el Peñoncillo. El fuerte viento que azota la ladera, y que nos “ventilará” durante el resto de la jornada, hace que el frío siga siendo notable.




Finalmente llegamos a la soleada explanada que hay entre el Peñoncillo y la cumbre de Cueva Valiente. El día es magnífico.


Hacia atrás observamos las cumbres de Guadarrama: Montón de Trigo, Siete Picos, Peñalara, etc.

Frente a nosotros la cara Norte de la Cueva Valiente, todavía a la sombra, y la fachada rocosa, a media altura, en la que se encuentra la Cueva.

En la fría cara Norte, todavía a la sombra, se encuentra la cueva.
Hacia dichas placas rocosas nos encaminamos, siguiendo algunos mojones aislados.

A la altitud de los 1.800m se encuentra la gruta,  a la que se accede por su lado derecho.

La Cueva tiene poca profundidad y consta de un par de tramos consecutivos de unos siete metros de longitud cada uno. En el primero se puede caminar erguido mientras que para acceder al segundo ya hay que agacharse. En su interior estamos a resguardo del viento.

Acceso a la gruta


El fondo de la cueva nos recuerda una gigantesca garganta "con campanilla y amígdalas"


Gateamos hacia la luz a lo largo del tramo interior


Accediendo al tramo que  da al exterior, profusamente flanqueado por helechos

Ni desde abajo ni desde la cumbre resulta sencillo dar con su enclavamiento, pero merece la pena esforzarse en hallarla.

A los pies de la Cueva el panorama es amplio
Tras visitarla emprendemos el ascenso hacia la cima internándonos en la densa vegetación que cubre la empinada ladera, fundamentalmente pinos, helechos y rododendros. La pendiente es bastante fuerte y la trocha es difusa. El todo tieso y algunos mojones aislados permiten alcanzar la parte superior rápidamente.




En la cima de la Cueva Valiente (1.904m) hay: un refugio muy limpio, un punto geodésico desde el que se tiene buena panorámica en 360º y unos bloques de granito de gran tamaño y formas curiosas, todo ello azotado hoy por un ventarrón que no cesa, lo que nos lleva a estar el tiempo justo dado que la sensación térmica es muy baja.



Amplio panorama desde el punto geodésico de la cumbre. A la izq., al fondo, el cerro de la Salamanca
Emprendemos el descenso hacia el oeste siguiendo una deteriorada pista hasta alcanzar las Navas del Toril (1.750m) donde la abandonamos temporalmente para visitar los restos bélicos (trincheras, torretas, etc..) que abundan en dicho paraje. 










Por otra parte, la Nava constituye en sí misma una atalaya privilegiada sobre los parajes circundantes.

La Machota Alta, desde las Navas del Toril


En la lejanía, las "peladas" y alineadas cimas de los tres Calocos, desde las Navas del Toril
Finalmente retornamos de nuevo a la pista que nos llevará hasta el Collado de la Gargantilla. La comodidad de la misma permite que nos fijemos en alguno de los detalles del bosque por el que transitamos, bien sea el bello sotobosque de helechos o algún “pájaro lignificado” sobre seco tronco (la imaginación es lo que tiene :-).



¿Ave lignificada, espejismo, ...?
Una vez en el Collado de la Gargantilla (1.550m), apacible explanada que marca la separación entre Peguerinos (al Sur) y San Rafael (al Noreste), en el que por fin ya no estamos a merced del viento, tomamos la senda que, paralela al arroyo de la Gargantilla, conduce hacia San Rafael.

Es éste un camino muy agradable desde el que se tiene una panorámica completa de la cara Norte de Cueva Valiente por cuya umbría hemos ascendido esta la mañana.

Ubicación de la Cueva de Cueva Valiente
Llegamos a San Rafael y atravesamos sus amplias calles, constatando que los serbales tienen sus bayas a punto, como corresponde al otoño, tras haber realizado una bonita y poco habitual circular lo suficientemente deprisa como para llegar a comer a casa a la hora habitual.




9 comentarios:

  1. Conforme vou admirando as fotografias, posso imaginar cada passo realizado nesta rota tão preciosa. Mas seguro que o relato enrique ainda mais as cenas imaginadas... destemido caminhar por dentro da gruta! Ufffff... Um prazer estar aqui de longe "vivenciando" o seu caminhar pleno e sereno adentro da natureza...
    Um beijo

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    1. Las grutas escondidas con adornadas entradas y buenas vistas, los vestigios bélicos de guerras pasadas y los lugares recónditos nos dejan el ánimo suspendido temporalmente, como ajenos al trajín diario. Parece que el tiempo pasase más lentamente, que incluso se detuviera ¡Qué conocida y a la vez curiosa sensación!

      Gracias por tu visita y un abrazo.

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  2. Hola Carmar.

    Como viene siendo habitual un buen recorrido circular, donde el bosque comparte protagonismo está vez con una pequeña cueva, que sin saber su localización es complicado encontrar.

    Un saludo

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    1. El bosque da la vida, así que cuanto más, mejor. La cueva es una preciosidad.

      Un saludo, Eduardo.

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  3. Sobre todo, asegurate bien antes de meterte en una cueva con amígdalas no sea la boca de un tiranosaurio rex y tengamos un disgusto.
    Me gustan barbaridad los helechos, por ello, destaco la fotografía de la vista desde el interior de la cueva destacando, luminosos, los helechos a los lados.
    Lastima los puntos miméticos hechos con piedras del lugar por el hombre y, desgraciadamente, tan bien integrados en el paisaje, que tan sólo formaban parte de trampas para engendrar muerte entre hermanos de una nación.
    Gracias al paisaje que, aparca por su belleza, el odio a muerte de antaño.
    Una vuelta, como siempre, envolvente...
    Un abrazo.

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    1. Los primeros pasos en una cueva son siempre cautelosos, supongo que es algo atávico. Y sí, parece que esté expresamente adornada de helechos. La foto que alabas es obra de mi amigo Rícar, un experto y cuasi profesional de la fotografía.

      Los restos bélicos, cuanto más se los vaya tragando el bosque, mejor.

      Un abrazo, Javier.

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  4. La ruta empieza con una subida importante, pero cualquier esfuerzo mereció la pena por llegar a la cueva y a la cima de la montaña, donde pudimos disfrutar de unas vistas maravillosas. Durante el descenso y a la altura de las trincheras, un ciervo se cruzó en nuestro camino, endulzando aún más si cabe esta maravillosa ruta. Todo acompañó durante este día: buen tiempo, buena compañía y, por supuesto, una gran recomendación por parte de mi compañero Carmar.

    Esperando que llegue pronto la próxima recomendación...

    Un saludo,
    AOrtiz

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    1. Qué suerte tuvisteis viendo al ciervo, normalmente son muy huidizos.

      Es el entorno de la Cueva Valiente uno de los más acogedores y bonitos de la zona de San Rafael. Con buen tiempo, un paraje para una inmersión a fondo en la naturaleza.

      Gracias por el comentario y celebro que os haya compensado el esfuerzo de la subida.

      Un saludo

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