miércoles, 22 de febrero de 2017

Picos de la Najarra y de Bailanderos desde la Morcuera. La atracción de las laderas nevadas.


Pico de Bailanderos, en el centro, desde el Refugio de la Morcuera
Cuando la nieve cubre las laderas de la cara Norte de la Cuerda Larga las convierte en un escenario que llama a recorrerlas.

Dejamos el coche junto a la carretera que comunica Rascafría con el Puerto de la Morcuera, en el km 21, a 1.630m de altitud. Esquíes desde el mismo comienzo.

Buscamos huellas que seguir porque entendemos que nos van a ir indicando los pasos factibles en las varias alambradas que delimitan las zonas hasta llegar al Puerto.


Parte inicial bastante plana y amplia con el pico de la Najarra visible en lontananza. La cara Norte de esta parte de la Cuerda Larga, con amplias palas tendidas y francas, contrasta con la abrupta y rocosa cara Sur.

Con raquetas o esquíes el ascenso entre los árboles resulta muy agradable. Varias veces nos vemos obligados a realizar algún que otro equilibrio, a riesgo de enganchón, para superar el alambre espinoso que se interpone.

La visión sobre la Cuerda Larga se va ampliando, desde la Najarra a Bailanderos, con sus atractivas palas de nieve “esperando”.

Por detrás, el Macizo de Peñalara se muestra radiante, una vez que se han esfumado las densas nubes en las que ha estado inmerso hasta bien entrada la mañana.

Macizo de Peñalara
En el Puerto de la Morcuera (1.780m) arranca el PR-11 que se enfila hacia la Cuerda Larga. La aglomeración de personas en esta zona es espectacular; la fácil y suave pendiente del primer kilómetro del PR hace que esté muy concurrido, si bien poco después tan sólo los que vamos con propósitos de cima seguimos las huellas.

En el PR-11. A la dcha, el pico de Bailanderos
Marchamos al pie de la Najarra, ganando altura progresivamente con el Bailanderos a la vista. La nieve está perfecta tanto para esquíes como para raquetas.

Encaramos la subida hacia el Collado de la Najarra (1.994m), puerta de acceso al Hueco de San Blas, ubicado al pie de la cara Sur de la Cuerda Larga.

Collado de la Najarra
Hueco de San Blas y Riscos de la Pedriza desde el Collado de la Najarra
A partir del Collado recorremos la Cuerda por su lomo hacia el pico de Bailanderos. Las vistas sobre “los rincones” que contiene del Hueco de San Blas, así como de los abruptos picachos que componen el perímetro Este de la Pedriza, hacen de este tramo uno de los miradores más genuinos de Guadarrama.

Por el lomo de la Cuerda Larga

El Hueco de San Blas, y uno de sus"rincones especiales" el Hoyo Cerrado
La cima del Bailanderos (2.133m) constituye el punto de retorno hoy, desde donde contemplamos la sucesión de blancas cumbres que componen la Cuerda Larga: el más próximo, el pico de Asómate de Hoyos; seguidamente, las Cabezas de Hierro; el resto de picos que la forman no son visibles desde aquí.

Pico Asómate de Hoyos desde la cumbre del Bailanderos
En la cumbre del Bailanderos
Las Cabezas de Hierro asoman al fondo
A la derecha se erige el coloso de la zona, el Macizo de Peñalara.

A la dcha, el Macizo de Peñalara
Tomamos unos frutos secos antes de emprender el regreso y ajustamos los equipos al descenso.

De vuelta en el Collado de la Najarra nos separamos temporalmente: “las raquetas”, hacia abajo desandando el itinerario de ascenso; “los esquíes”, hacia arriba, al Refugio de la Najarra y después al pico de la Najarra. Punto de encuentro: en el característico puente que, en el PR-11, salva el Arroyo de la Najarra a la altitud de 1.830m.

Alcanzando el Refugio de la Najarra
La soledad del Refugio de la Najarra (2.077m) y su emplazamiento sobre el mismo filo de la Cuerda, le confieren un cierto toque “alpino”.

Dejo los esquíes al pie del apilamiento rocoso sobre el que está erigido y asciendo hasta su acceso. Es muy reducido (no más de 5 ó 6 personas), y a pesar de que ahora amenaza derrumbe su encanto sigue inmutable. La sensación de alta montaña que se percibe desde él hace que esté unos minutos absorto en el paisaje.

Hueco de San Blas y Hoyo Cerrado, desde el Refugio
Peñalara, desde el Refugio
Pero he de continuar, que la tarde ya ha avanzado.
Dejando atrás el Refugio de la Najarra
Alcanzo rápidamente la próxima cumbre el Pico de la Najarra (2.120m) desde donde miro hacia  atrás para contemplar el trazado de la Cuerda hasta el Pico de Bailanderos.
Mirada hacia atrás desde la cumbre de la Najarra
Me siento inmerso en el entorno, queriendo hacer durar al máximo tal instante.

 
Salgo del ensimismamiento, quito las pieles, pongo botas y esquíes en modo descenso, y contemplo la amplia y solitaria pala nevada que tengo por delante antes de abandonar la cima.

Pala en la Norte de la Najarra
A punto de iniciar la bajada
Emprendo la bajada hacia el puente sobre el Arroyo de la Najarra trazando cada giro sin prisas, recreándome con el “raaaas” de las tablas sobre la nieve, observando de reojo la sinuosa marca que va quedando sobre la ladera a medida que pierdo altura en dirección al “punto de encuentro”.

En el Puerto de la Morcuera no hay a esta hora tardía la concentración de personas de la mañana; andan ya de recogida.
 
La Najarra desde el Puerto de la Morcuera
Atrás quedan las cimas por las que hemos deambulado hoy.

De izq a dcha: La Najarra, Bailanderos y Asómate de Hoyos
Con la caída de la tarde vemos cómo Peñalara recibe los últimos rayos del sol poniente.
Macizo de Peñalara
Mientras, nos encaminamos hacia el coche, a donde llegamos poco después, tras haber realizado un recorrido raquetas / esquíes de unos 14km de longitud, habiendo salvado un desnivel total en ascenso de poco más de 700m de D+, que deja un grato recuerdo de naturaleza nevada largo tiempo añorada en la Sierra de Guadarrama.
 

martes, 14 de febrero de 2017

Monte Abantos desde La Jarosa. Para partidarios de lo infrecuente.


Desde la fría cima del Monte Abantos
Al Monte Abantos (1.753m) se suele ascender desde el Escorial. Salen unos 10km entre ida y vuelta y resulta un desnivel de unos 600m de D+.

Nosotros, en cambio, hemos preferido hacerlo desde el Embalse La Jarosa, recorriendo Cuelgamuros. De esta forma tenemos un itinerario poco habitual de unos 22km de longitud, salvando un desnivel total en ascenso de algo más de 900m de D+, por una zona boscosa y bastante solitaria.

Aunque la idea original consistía en, desde La Jarosa, ganar la cuerda de la Sierra divisoria entre Madrid y Segovia ascendiendo directamente al Cerro Salamanca, para después seguir de Norte a Sur el GR-10 que la recorre, alcanzando finalmente el Monte Abantos, las adversas condiciones climatológicas, con borrasca y fuerte viento del Oeste, aconsejaban modificar la ruta.

Si queríamos tocar en un día como el de hoy la cima del Abantos era recomendable demorar lo más posible la salida al descubierto de la cuerda y, en su lugar, marchar al pie de la misma, al abrigo de la ventolera.

Por delante, una ruta larga a través de los extensos pinares que cubren las laderas de Cuelgamuros, por pistas apenas holladas. Tan sólo unas huellas de “persona con perro” había sobre la nieve.

El bosque y sus detalles envuelven los pasos de los que caminan entre los árboles con serenidad y contemplación.


·         Las hojas caídas, aún al descubierto por la falta de nevadas importantes, siguen ofreciendo la bella impronta de un otoño ya lejano.
 


·      Numerosos regajos surcan el pinar.
 


·         El muérdago coloniza abundantemente los pinos.

Muérdago sobre pino

Y así vamos ascendiendo hasta alcanzar el muro que delimita el amplio territorio interior de Cuelgamuros.

En un punto determinado, y por un paso habilitado al efecto, iniciamos el recorrido “intra muros” hacia el Monte Abantos coincidiendo en el comienzo con el denominado Circuito de la Carrasqueta.

La pista por la que marchamos discurre a la altitud de 1.450m / 1.500m. Sobre la cuerda, unos doscientos metros por encima, las nubes circulan a gran velocidad, arrastradas por el fuerte viento que no cesa.

Los pasos resultan amortiguados por la fina capa de nieve que todo lo cubre. Las huellas de “persona con perro” muestran que, al igual que nosotros, también se han detenido junto a las fuentes que hay en el camino.

Fuentes en el camino
Si al amparo del bosque sentimos el frío y el azote de las ráfagas, imaginamos cuán desapacible debe de estar el ambiente sobre la cresta, cuyo trazado vamos siguiendo solo que unas decenas de metros por debajo.

La sinuosa pista permite contemplar, en toda su amplitud y con diferentes perspectivas, el valle de Cuelgamuros a medida que se aproxima al pie del Monte Abantos.

Gran Cruz del valle de Cuelgamuros
El mejor banco de Cuelgamuros
Detalle invernal
Al fondo se ve la loma por la que se accede al Abantos
Al poco de cruzar el Arroyo de los Tejos el camino sale del bosque a la altura de los 1.580m y alcanza una loma despejada de pinos en cuya parte más alta se ve el roquedo que da acceso a la cima del Monte Abantos. La senda “topa” con el muro y se acaba.

Arriba, el roquedo sobre el que está la cima del monte Abantos
De nuevo, en un punto habilitado al efecto, lo pasamos y, “extra muros”, emprendemos la franca subida hacia la cumbre, agradeciendo la protección que el murete ofrece contra las rachas que no cesan.

La nieve es aquí más abundante y el tiempo se torna cada vez más desapacible.


Desde la solitaria cima del Monte Abantos (1.753m), apenas resguardados de las continuas ráfagas por el punto geodésico, contemplamos el Escorial y el Puerto de Malagón.

Cima del Monte Abantos
El Escorial desde la cima del Abantos
El Puerto de Malagón desde la cumbre del Monte Abantos
Mientras tomamos unos frutos secos descartamos la idea de retornar por el cordal, porque el tiempo ha empeorado y el viento ha arreciado, con lo que decidimos regresar volviendo sobre nuestros pasos, prestando de nuevo atención a los detalles.
Descendiendo del Abantos
La borrasca arrecia y aún en el bosque estamos a su merced
En la parte próxima a la Jarosa torna la calma