miércoles, 6 de diciembre de 2017

El Cornetal de La Carluca. Sierra Mágina durante el “Veranillo de San Martín”_v1.


Pistacia terebinthus o cornicabra del Cornetal de la Carluca
El Veranillo de San Martín (“Indian summer” en los países angloparlantes) es un episodio meteorológico del hemisferio norte que se caracteriza por una serie continuada de días soleados y secos, inusualmente cálidos para la estación del año, y que suele abarcar desde finales de septiembre hasta mediados de noviembre (11 noviembre, día de San Martín de Tours).

 Son unos días ideales para continuar cargando los sentidos de “otoñada” antes de afrontar el invierno.  

La Sierra Mágina, al Sur de la provincia de Jaén, constituye un espacio natural donde sus abruptas montañas calizas, pródigas en cuevas y simas, emergen del inmenso paisaje de olivos que todo lo cubre.

En su interior, en La Solana de La Carluca, se encuentra el mayor cornetal (o cornicabral) de Europa. El arbusto conocido como cornicabra pocas veces presenta unos niveles de concentración suficientes como para erigirse en planta dominante, y tal es lo ocurre en este paraje de Sierra Mágina. En otoño ofrece un verdadero espectáculo visual de amarillos, rojos y ocres. 

Este gran cornetal es fruto de la interacción del hombre con la naturaleza. Aquí, el tiempo y la actividad pastoril, además de las talas y los incendios, han jugado a favor de las cornicabras y en contra de las encinas, los quejigos y los arces, especies entre las que se encontraban entremezcladas en épocas pretéritas.

Nos cuesta encontrar el punto de inicio de este recorrido de “ida y vuelta” (6km de longitud y un desnivel total en ascenso de 550m de D+), no hay muchas indicaciones y el terreno se mantiene virgen, con pocos o ningún rastro de paso.

Castillo de Albanchez
Desde la población de Albanchez, al Este de la misma, la agreste muralla caliza de El Torcal es el referente; tras ella, todavía oculta, se encuentra la redondeada cima de La Carluca (1.444m).

Salimos de Albanchez de Mágina por la calle de San Marcos y seguimos una estrecha pista asfaltada (GR-7) que une este pueblo con el de Bedmar. Enseguida llegamos y cruzamos el arroyo de Albanchez; Siguiendo la estrecha carretera / GR-7, vamos bordeando la base del Torcal hasta dejarlo atrás y llegar a un rellano donde abandonamos el GR y, en su lugar, tomamos una pista de tierra que sale por su derecha, adentrándonos en un pinar hasta alcanzar la altitud de unos 900m al pie de la ladera Norte del Cerro de la Carluca, donde dejamos el coche.

Explanada de pinos y olivares tras los cuales ya divisamos el comienzo del cornetal de la parte superior, cuya visita nos ha movido a venir hasta aquí.

Por encima de los pinos comienza el cornetal
Día espléndido que anima a remontar la ladera que tenemos por delante.

 
Las brillantes y lozanas aceitunas resultan tentadoras. Apenas mordiendo una de ellas la boca se llena del intenso, picante y muy persistente sabor de la aceituna recién cogida del árbol.

A medida que subimos vamos dando vista a las abruptas cumbres circundantes.

 
Cara Sur del Torcal cubierta por el olivar
Siguiendo las trazas del ganado encontramos los pasos de las alambreras que delimitan las distintas zonas; algunos de estos, verdaderas gateras, obligan a retorcerse un poco.

Paso o gatera en la alambrera
Tras dejar atrás el pinar nos adentramos en el cornetal / cornicabral.

El Pistacia terebinthus o cornicabra, también llamado terebinto (el origen del aguarrás) es un arbusto que  llega a alcanzar porte de arbolillo con sus 5 metros de altura.

El nombre común de “cornicabra” proviene del parecido que con los cuernos de cabra tienen unas protuberancias que surgen en los extremos de las ramas. No son frutos, son “agallas” o lo que es lo mismo, tumoraciones que la planta produce tras ser parasitada por insectos.

Agalla a la cual debe el terebinto el nombre de cornicabra
La subida es bastante pronunciada y el sentido de la marcha resulta evidente, dibujando una gran diagonal hacia la parte superior del cordal, caminando entre  abundantes y coloridos arbustos que ofrecen un abigarrado mosaico de verde, ocre y rojo.

 
 
 
Resulta un entorno inusual, primitivo y muy atractivo a la vez.

 
 
Poco a poco llegamos a la redondeada cumbre de la Carluca. Mirador de primer orden sobre la Sierra Mágina: al noroeste se levanta el Aznaitín, al suroeste el Cárceles y el Almadén (2.032 m), al sur toda la cuerda de Mágina, y al este la Serrezuela de Bedmar con el pueblo del mismo nombre a sus pies.

 
Lugar para la contemplación desde el sosiego que el entorno transmite.

Pero hemos de retornar, que los días resultan cortos en noviembre, y el camino en descenso se ve distinto que durante la subida.

También las vistas y los paisajes resultan diferentes a medida que descendemos rápidamente, caminando apenas unos pasos por delante de la sombra que se va alargando con la caída de la tarde.


Va llegando la sombra al olivar al pie del Torcal
Aún toca el sol en la planicie
Mientras nosotros bajamos nos cruzamos con una oveja solitaria que marcha hacia arriba en pos de no sabemos qué. Por estos terrenos cada cual va a lo suyo.

De vuelta en el coche decidimos continuar por el GR-7 hacia Bedmar pasando previamente por la localidad de Cuadros, lugar donde las mimosas brillan especialmente con la sesgada luz del atardecer y desde donde alzamos la vista hacia las siluetas del Torcal y de la Carluca.
Mimosas de Cuadros
Silueta del Torcal, desde Cuadros
Silueta del Carluca, desde Cuadros
 

8 comentarios:

  1. Nunca me acostaré sin saber una cosa más... Bienvenida "cornicabra" a mi lista de antiguos desconocidos!!

    Bonito lugar y bonita actividad, como siempre.

    Salud!

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    1. Una vez que se conocen pasan a formar parte de nuestro bagaje y, en nuestros paseos por los montes, encontramos e identificamos a los cornicabras que, junto con los enebros, bojes, carrascas, romeros y tomillos, forman parte de los "habituales" del entorno.
      Muchos hay por cualquiera de las zonas calizas, y en cada época del año hacen aflorar una sonrisa de reconocimiento cuando se encuentran.
      Salud y Montaña.

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  2. El lentisco y el cornicabra son dos arbustos que me apasionan, sobre todo, cuando deciden colgarse de la atractiva roca caliza.
    Preciosa dedicatoria a este arbusto.
    Desde la terraza de la casa del pueblo tengo enfrente uno a mitad del cortado rocoso donde se posan las grajillas cada vez que acuden a dormir. Me gusta ver sus ramas llenas de estos negros córvidos; desde que reverdecen en primavera hasta que enrojecen con el paso del calendario.
    Un abrazo.

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    1. El lentisco es pariente muy próximo del cornicabra, montañés éste y mirando al mar aquel. Ambos son una muestra de adaptación al medio calizo, oreado por los salinos vientos del mar, pero no muy fríos, unos, o por las heladoras rachas de la montaña, otros.
      En cualquier caso constituyen una buena percha para grajillas y otros córvidos, a la par que sus otoñadas son de las que no podemos dejar pasar desapercibidas. La belleza de lo humilde.
      Un abrazo.

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  3. Hola Carmar.

    Nunca te iras a la cama sin aprender algo nuevo, y hoy desde luego me pasa a mí, porque desconocía la existencia de este arbusto.

    Sin duda un buen entrante, para una nueva incursión por las sierras del Sur, a la espera de poder disfrutar del plato principal.

    Un saludo

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    1. Resulta inacabable el libro de la Naturaleza. Por más que lo leas siempre quedan capítulos por delante. Es lo bueno que tiene, siempre ofrece nuevas páginas, de hermoso contenido, al lector contumaz e incansable.

      Un abrazo.

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  4. Me perguntei o que estaria ali fazendo sozinha aquela graciosa ovelha... Bufffff... a gente também tem os nossos momentos de solidão... vai entender.
    Maravilhosa rota como de costume neste espaço: se considere um privilegiado por poder percorrer lugares tão bonitos e repletos de fauna e flora admiráveis. Com essa saúde e disposição você vai longe! ;)
    Um beijo

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    1. Gracias Teca por tu comentario, siempre tan magnánimo y afectuoso.

      Supongo que la oveja, quizás a su vez se preguntaría qué estarían haciendo aquellos bípedos, en su predio y al caer de la tarde ;-) La respuesta es, creo yo, que coincidimos viviendo un momento de nuestras vidas en aquel lugar.

      Es afortunado quien tiene bastante tan solo con las sencillas cosas que la Naturaleza pone a nuestro alcance.

      Un abrazo.



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