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Hoces del río Duratón |
El Parque Natural de las Hoces
del Río Duratón es un paraje protegido que comprende el entorno de los cañones
que este río, afluente del Duero, tiene
en su tramo medio entre las localidades de Sepúlveda y Burgomillodo, al noreste
de la provincia de Segovia.
La ruta de hoy discurre junto al cauce
los primeros 17 kilómetros entre Sepúlveda y el Puente de Villaseca, retornando
seguidamente 4 kilómetros por el mismo sendero, hasta el entronque con el
Arroyo de Villamuelas desde donde, tras
cruzar el Duratón por un puente, se asciende al páramo donde se ubica Villar de
Sobrepeña para, desde él, volver a Sepúlveda. Resulta un recorrido circular de
26.5km de longitud salvando un desnivel total en ascenso de 550m de D+.
El punto de salida en Sepúlveda
es la iglesia de Nuestra Señora de la Peña, situada en la parte alta del
pueblo, lugar donde tiene su inicio un sendero marcado por el que nos
encaminamos hacia la Puerta de la Fuerza.
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Nuestra Señora de la Peña en Sepúlveda |
Marchando sobre sus pulidas
piedras con el sol mañanero sobre las espaldas y contemplando desde la altura
el encajonado discurrir del río, nos sentimos transportados al trajín medieval en
esta misma calzada.
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Puerta de la Fuerza; detrás, al fondo, queda Sepúlveda |
Atravesamos la Puerta y
emprendemos rápida bajada hasta el fondo del cañón para cruzar el río por el
puente de Picazos.
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Puente de Picazos |
A partir de aquí la senda
asciende ligeramente y, a pie del paredón calizo, se encamina hacia la
izquierda para enseguida descender hasta el nivel del cauce. Comienza la parte
de la circular que discurre por el bosque de ribera por el que transitaremos
durante los próximos kilómetros. Chopos, sauces, fresnos y arbustos visten el
fondo del cañón por el que discurren las aguas.
Silencioso y rápido caminar, con paradas
para observar los bellos rincones que encontramos. El otoño apenas se deja
sentir en los árboles, que conservan las hojas y el verde colorido.
Pasamos junto a la antigua
Fábrica de la Luz, lugar donde la pequeña presa provoca que las aguas se
aceleren al saltarla.
Llegamos a la altura de un puente
de hormigón. Al otro lado se encuentra el puente romano de Talcano, cuya visita
dejamos para el retorno.
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En la otra orilla se encuentra el puente de Talcano |
Hay pluralidad de vidas compartiendo el río y su cauce.
Alcanzamos otro puente de
hormigón. En la ribera opuesta está el entronque con el Arroyo de Valdemuelas.
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A la vuelta cruzaremos este puente |
De
momento continuamos río abajo, sin cruzarlo, ya lo haremos a la vuelta, porque
antes de hacerlo queremos acercarnos hasta el puente de Villaseca (a 4 km de
distancia), junto al cual se encuentra la Cueva de los Siete Altares, que
queremos visitar, y de paso observar un gran farallón rocoso en el que anidan
bastantes de los buitres leonados que sobrevuelan las hoces (575 parejas
censadas en el año 2003).
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Buitreras en el farallón |
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Esperando la formación de las térmicas para comenzar la jornada |
Interesante tramo, apéndice de la
circular de hoy, que nos permite contemplar otros “pobladores” de este lugar
(animales y vegetales ;-).
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Rosa alabardera o rosa del diablo |
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Petirrojo rechoncho y amigable |
En la cara soleada del paredón
calizo se ubican varios abrigos. No encontramos en ellos pinturas rupestres.
Habrá que buscar con más intensidad la próxima vez.
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Abrigo en la soleada pared |
Tras acercarnos a la Cueva
retornamos por el mismo camino hasta el puente anterior, y ahora sí cruzamos el
Duratón y emprendemos la tendida subida hacia la parte superior de las hoces
por el barranco del Arroyo de Villamuelas.
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Cueva de los Siete Altares |
Alcanzamos y dejamos atrás el
pueblo de Villar de Sobrepeña, muy tranquilo a esta hora de la siesta. A partir
de él vamos por caminos, con cortos tramos de carretera, hasta alcanzar el
borde de las hoces. Páramo de suelo seco jalonado de sabinas y enebros, que se
complementan con tomillares, aliagas, salvias y espliegos en las áreas
despejadas. Los pinos sujetan las pendientes laderas que caen hacia el cañón.
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Hoces del Duratón desde el páramo |
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Uno de los habitantes de la seca paramera |
La aridez de la paramera, que
contrasta notablemente con la frondosidad de junto al río, así como el buen
número de kilómetros que llevamos recorridos, contribuyen a que nos apresuremos
a descender hacia Sepúlveda, que ya se ve próxima. Zona muy poco transitada e
incómoda de monte a través, hasta que finalmente alcanzamos el puente de
Talcano. Estamos cerrando el círculo.
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Puente de Talcano |
Siguiendo algunos carteles
indicadores realizamos también el “Circuito Corto” de los Dos Ríos (Duratón y
su afluente el Castilla), entrando en Sepúlveda tras cruzar las puertas del Castro
y Duruelo, respectivamente, recorriendo
sus empinadas y estrechas calles hasta retornar al punto de partida, tras haber
realizado una larga circular por el Parque Natural de las Hoces del Duratón.
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Puerta del Castro |
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Puerta de Duruelo |
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Al fondo la iglesia de Nuestra Señora de la Peña |
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Rincón de Sepúlveda |
Delito tengo, cada otoño diciéndome que tengo que ir a las Hoces del Duratón, y sigo sin conocerlas. No se yo si este será otro más, o por el contrario el definitivo. Maravillosa obra de la naturaleza, para deleite de quienes saben apreciarla. Un abrazo montañero.
ResponderEliminarEsperar al otoño acostumbra resultar en un juego que suele jugarse a ciegas.
EliminarY que con creciente ansiedad lo esperas, a medida que se aproxima.
Si al ser un período efímero a los efectos del color, sumas que suele hacer jugarretas el clima,
que con un súbito cambiar todo lo acelera, pues esperando o te pasas o no llegas.
Así que, apostémonos, apostemos y que acertemos para a punto llegar.
Salud y Montaña, Rafa.
Hola Carmar.
ResponderEliminarMenudo contraste, de las tierras áridas de los paramos, al verde de las riberas del río. Si no fuera, por las vistas que hay de las hoces desde las alturas, casi resulta más atractivo regresar por el mismo sendero.
Un saludo.
Razón tienes, que en varios momentos de caminar por el páramo echamos de menos la placidez de la ribera pero, como tantas otras veces, una buena vista o sensación bien vale el esfuerzo. De otra manera cuántas cosas nos perderíamos, y lo que no veas o sientas hoy es bastante probable que no tengas oportunidad mañana.
EliminarSalud y Montaña.
Es un lugar donde la roca caliza, la vegetación y las construcciones humanas completan un conjunto de artístico de todas variedades posibles. No he estado nunca pero, sigo teniendo en cuenta, la idea de perderme por este entorno tan sorprendente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ve con tiempo cuando vayas, pues ya te vaticino yo lo difícil que te va a resultar "despegar" el objetivo de abrigos, nidos y farallones. Un lugar donde la Naturaleza Que Nos Queda engancha de buena manera.
EliminarUn abrazo.
José, respondo a tu pregunta recibida a través del "formulario de contacto" confirmándote que está perfectamente señalizada la parte del itinerario que se inicia en Sepúlveda y después continúa junto al cauce del Duratón.
ResponderEliminarEn cambio, tras "salir" de las hoces, desde Villar de Sobrepeña hasta Sepúlveda, si no vas con "track" o buen mapa, es fácil dar vueltas a lo tonto por el páramo.
Salud, montaña y que os agrade la excursión, que es preciosa.