sábado, 8 de octubre de 2016

El Parque Natural de las Hoces del Río Duratón. Ruta circular con origen y llegada en Sepúlveda.


Hoces del río Duratón
El Parque Natural de las Hoces del Río Duratón es un paraje protegido que comprende el entorno de los cañones que este río,  afluente del Duero, tiene en su tramo medio entre las localidades de Sepúlveda y Burgomillodo, al noreste de la provincia de Segovia.

La ruta de hoy discurre junto al cauce los primeros 17 kilómetros entre Sepúlveda y el Puente de Villaseca, retornando seguidamente 4 kilómetros por el mismo sendero, hasta el entronque con el Arroyo de Villamuelas  desde donde, tras cruzar el Duratón por un puente, se asciende al páramo donde se ubica Villar de Sobrepeña para, desde él, volver a Sepúlveda. Resulta un recorrido circular de 26.5km de longitud salvando un desnivel total en ascenso de 550m de D+.

El punto de salida en Sepúlveda es la iglesia de Nuestra Señora de la Peña, situada en la parte alta del pueblo, lugar donde tiene su inicio un sendero marcado por el que nos encaminamos hacia la Puerta de la Fuerza.

Nuestra Señora de la Peña en Sepúlveda
Marchando sobre sus pulidas piedras con el sol mañanero sobre las espaldas y contemplando desde la altura el encajonado discurrir del río, nos sentimos transportados al trajín medieval en esta misma calzada.


Puerta de la Fuerza; detrás, al fondo, queda Sepúlveda
Atravesamos la Puerta y emprendemos rápida bajada hasta el fondo del cañón para cruzar el río por el puente de Picazos.
Puente de Picazos
A partir de aquí la senda asciende ligeramente y, a pie del paredón calizo, se encamina hacia la izquierda para enseguida descender hasta el nivel del cauce. Comienza la parte de la circular que discurre por el bosque de ribera por el que transitaremos durante los próximos kilómetros. Chopos, sauces, fresnos y arbustos visten el fondo del cañón por el que discurren las aguas.

 
Silencioso y rápido caminar, con paradas para observar los bellos rincones que encontramos. El otoño apenas se deja sentir en los árboles, que conservan las hojas y el verde colorido.

 
 
Pasamos junto a la antigua Fábrica de la Luz, lugar donde la pequeña presa provoca que las aguas se aceleren al saltarla.

Llegamos a la altura de un puente de hormigón. Al otro lado se encuentra el puente romano de Talcano, cuya visita dejamos para el retorno.

En la otra orilla se encuentra el puente de Talcano
Hay pluralidad de vidas compartiendo el río y su cauce.

 
Alcanzamos otro puente de hormigón. En la ribera opuesta está el entronque con el Arroyo de Valdemuelas.
A la vuelta cruzaremos este puente
De momento continuamos río abajo, sin cruzarlo, ya lo haremos a la vuelta, porque antes de hacerlo queremos acercarnos hasta el puente de Villaseca (a 4 km de distancia), junto al cual se encuentra la Cueva de los Siete Altares, que queremos visitar, y de paso observar un gran farallón rocoso en el que anidan bastantes de los buitres leonados que sobrevuelan las hoces (575 parejas censadas en el año 2003).

Buitreras en el farallón
Esperando la formación de las térmicas para comenzar la jornada
Interesante tramo, apéndice de la circular de hoy, que nos permite contemplar otros “pobladores” de este lugar (animales y vegetales ;-).


Rosa alabardera o rosa del diablo
Petirrojo rechoncho y amigable
En la cara soleada del paredón calizo se ubican varios abrigos. No encontramos en ellos pinturas rupestres. Habrá que buscar con más intensidad la próxima vez.

Abrigo en la soleada pared
Tras acercarnos a la Cueva retornamos por el mismo camino hasta el puente anterior, y ahora sí cruzamos el Duratón y emprendemos la tendida subida hacia la parte superior de las hoces por el barranco del Arroyo de Villamuelas.

Cueva de los Siete Altares
Alcanzamos y dejamos atrás el pueblo de Villar de Sobrepeña, muy tranquilo a esta hora de la siesta. A partir de él vamos por caminos, con cortos tramos de carretera, hasta alcanzar el borde de las hoces. Páramo de suelo seco jalonado de sabinas y enebros, que se complementan con tomillares, aliagas, salvias y espliegos en las áreas despejadas. Los pinos sujetan las pendientes laderas que caen hacia el cañón.
Hoces del Duratón desde el páramo
Uno de los habitantes de la seca paramera
La aridez de la paramera, que contrasta notablemente con la frondosidad de junto al río, así como el buen número de kilómetros que llevamos recorridos, contribuyen a que nos apresuremos a descender hacia Sepúlveda, que ya se ve próxima. Zona muy poco transitada e incómoda de monte a través, hasta que finalmente alcanzamos el puente de Talcano. Estamos cerrando el círculo.

Puente de Talcano
Siguiendo algunos carteles indicadores realizamos también el “Circuito Corto” de los Dos Ríos (Duratón y su afluente el Castilla), entrando en Sepúlveda tras cruzar las puertas del Castro y  Duruelo, respectivamente, recorriendo sus empinadas y estrechas calles hasta retornar al punto de partida, tras haber realizado una larga circular por el Parque Natural de las Hoces del Duratón.
 
Puerta del Castro
Puerta de Duruelo
Al fondo la iglesia de Nuestra Señora de la Peña
Rincón de Sepúlveda
 

7 comentarios:

  1. Delito tengo, cada otoño diciéndome que tengo que ir a las Hoces del Duratón, y sigo sin conocerlas. No se yo si este será otro más, o por el contrario el definitivo. Maravillosa obra de la naturaleza, para deleite de quienes saben apreciarla. Un abrazo montañero.

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    1. Esperar al otoño acostumbra resultar en un juego que suele jugarse a ciegas.
      Y que con creciente ansiedad lo esperas, a medida que se aproxima.
      Si al ser un período efímero a los efectos del color, sumas que suele hacer jugarretas el clima,
      que con un súbito cambiar todo lo acelera, pues esperando o te pasas o no llegas.
      Así que, apostémonos, apostemos y que acertemos para a punto llegar.
      Salud y Montaña, Rafa.

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  2. Hola Carmar.

    Menudo contraste, de las tierras áridas de los paramos, al verde de las riberas del río. Si no fuera, por las vistas que hay de las hoces desde las alturas, casi resulta más atractivo regresar por el mismo sendero.

    Un saludo.

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    1. Razón tienes, que en varios momentos de caminar por el páramo echamos de menos la placidez de la ribera pero, como tantas otras veces, una buena vista o sensación bien vale el esfuerzo. De otra manera cuántas cosas nos perderíamos, y lo que no veas o sientas hoy es bastante probable que no tengas oportunidad mañana.
      Salud y Montaña.

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  3. Es un lugar donde la roca caliza, la vegetación y las construcciones humanas completan un conjunto de artístico de todas variedades posibles. No he estado nunca pero, sigo teniendo en cuenta, la idea de perderme por este entorno tan sorprendente.

    Un abrazo.

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    1. Ve con tiempo cuando vayas, pues ya te vaticino yo lo difícil que te va a resultar "despegar" el objetivo de abrigos, nidos y farallones. Un lugar donde la Naturaleza Que Nos Queda engancha de buena manera.
      Un abrazo.

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  4. José, respondo a tu pregunta recibida a través del "formulario de contacto" confirmándote que está perfectamente señalizada la parte del itinerario que se inicia en Sepúlveda y después continúa junto al cauce del Duratón.
    En cambio, tras "salir" de las hoces, desde Villar de Sobrepeña hasta Sepúlveda, si no vas con "track" o buen mapa, es fácil dar vueltas a lo tonto por el páramo.
    Salud, montaña y que os agrade la excursión, que es preciosa.

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