El Canto del Berrueco |
El Hueco de San Blas es un valle situado a los pies de La Pedriza, Cuerda
Larga y La Najarra donde las verdes praderas y los extensos pinares suavizan el
rigor de los riscos graníticos que los circundan, conformando todo ello un
enclave natural atrayente surcado por dos pistas que lo recorren en su
totalidad, una a media altura (alrededor de 1.300m; Senda de la Avutarda) que,
casi en la vertical con el Pico de la Najarra, enlaza con el Camino Forestal
que viene (o va) de Miraflores de la Sierra, continuando éste su trazado hacia
el Hueco de San Blas alcanzando paulatinamente los 1.500m de altitud, en
recorrido paralelo al de la Senda, para terminar desapareciendo cerca de El
Lomo.
El circuito de hoy es el siguiente:
Canto del Berrueco (990m) – Hoyo Cerrado (1.772m) – Cuerda superior del
Hoyo (2.175m) – Collado de Matasanos (1.964m) – Descenso por el Barranco del
Niestro – Canto del Berrueco. Resulta un
recorrido de 23.5 km de longitud salvando un desnivel total en ascenso de
1.350m de D+, por un entorno solitario en su gran mayoría y con un descenso
desde el Collado de Matasanos que requiere de la máxima intuición y cuidado
para no acabar “embarcado”.
Inicio la marcha en el Canto del Berrueco (990m), siguiendo el curso del
Arroyo del Mediano, con el sol todavía bajo.
Al poco rato alcanzo una zona de aparcamiento, lugar de
confluencia con la pista que viene de Soto del Real; unos cuantos metros más
adelante salvo la barrera metálica que la cierra al tráfico. A partir de aquí, y
siguiendo la Senda de la Avutarda, me adentro en el pinar y en el entorno apartado
y agreste que ofrece el Hueco.
Varios son los senderos o trochas que, saliendo de dicha pista, se internan
bosque arriba hacia las alturas de la Pedriza o de la Cuerda Larga. Voy atento hasta
seleccionar el que creo que me ha de conducir al Hoyo Cerrado. Y digo “creo”
porque, a pesar de que ya he recorrido estos lugares no pocas veces, me sigue
resultando complicado atinar inequívocamente (es lo que tiene no hacer uso de
“tracks”). El carecer de cualquier otra referencia visual distinta de la de los
árboles que te rodean aporta un grado de incertidumbre que, hasta cierto punto,
constituye un aliciente.
Asciendo a ritmo vivo por una definida senda entre los pinos, siguiendo sus
cómodas lazadas que poco a poco me van acercando al primero de los objetivos de
hoy. El pinar se acaba dando paso a una ladera poblada de brezos.
Pico de la Najarra desde el sendero de ascenso al Hoyo Cerrado |
Seguidamente, tras superar un tramo rocoso y doblar un recodo, doy vista al
Hoyo Cerrado (1.772m). Idílica imagen de un lugar recoleto y escondido.
El Hoyo Cerrado. Marcada "la salida" hacia el cordal |
Es éste un sitio que no sólo resulta difícil de encontrar, sino también de
abandonar.
Casi cuatrocientos metros por arriba, el cordal que lo circunda en altura, a
cuya parte superior ascenderé hoy por la empinada ladera que se aprecia en la
izquierda, y que desemboca al pie de la estribación SE del pico de Asómate de
Hoyos, al N de la Peña Linderas.
Como no hay ni sendero ni marca voy siguiendo el trazado que, mentalmente,
he dibujado desde abajo, subiendo con mayor o menor incomodidad en función de los
piornos y las rocas, mientras la pradera del Hoyo cada vez se va quedando más alejada.
Abajo ha quedado la pradera del Hoyo Cerrado |
Esta subida es una de las “menos incómodas”
para “salir por arriba” del Hoyo Cerrado. Final y afortunadamente la fuerte
pendiente se suaviza y los últimos cincuenta metros de desnivel por los campos
de piornos hasta alcanzar la loma superior del Hoyo me permiten recuperar el
resuello.
Nos observamos mutuamente |
Rápidas zancadas por un entorno solitario me acercan hacia el Alto de
Matasanos, con las Torres de la Pedriza surgiendo como espina dorsal de un
territorio algo desolado.
Sobresaliendo, la Peña Linderas; por detrás el espinazo de las Torres (dcha) y de la Pedriza Posterior (izq) |
Entre las Torres: "El Dedo de Dios" |
Alcanzo el Collado de Matasanos y
con la máxima concentración me dispongo a iniciar el descenso hacia el Hueco de
San Blas, que ya he realizado en
una ocasión anterior con mi amigo Luís.
Iniciando el descenso en el Collado de Matasanos |
Se trata, en mi opinión, de uno de
los recorridos menos claros y menos marcados de todos los que surcan esta
vertiente.
Mi recomendación para este descenso
es la siguiente:
En su inicio, y hasta la cota de los
aproximadamente 1.900m / 1.950m, mantenerse en la vertical con el Collado, descendiendo por pedrera bien asentada para,
alcanzada dicha altitud, derivar claramente
hacia la izquierda (en sentido bajada), evitando de esta manera los cortados de
granito y las abruptas barranqueras que los bordean, que ni se ven ni se
intuyen, pero que hay algo más abajo.
Cortados de granito "a evitar" |
Se encuentran mojones de vez en cuando, no muchos, y la traza no es siempre
fácil de intuir; en caso de duda, continuar
siempre hacia la izquierda sin perder apenas altura.
"Huellas" sobre las rocas |
Mantenerse fiel a estos dos sencillos principios resulta de gran utilidad, especialmente
en la época en la que estamos, cuando los abundantes y crecidos helechos cubren
cualquier mínimo rastro de trocha. Si se
pierden los mojones (nada infrecuente), vale más retornar al anterior y buscar
con ahínco hacia la izquierda hasta encontrar el siguiente. No conviene
en absoluto lanzarse hacia abajo sin ir orientado.
De esta forma se pasa por sucesivos claros, apacibles enclaves entre rocas
y pinos, a medida que se dejan cada vez más atrás las moles de la Pedriza
Posterior.
Los hitos van siendo algo más abundantes (qué relativo es todo) conforme uno
se acerca al bosque de pinos.
Alcanzado por fin el citado bosque me interno en él para iniciar entonces
un franco pero difuso descenso.
Aquí, a la altura de los 1.700m, disminuyo algo la
concentración, con lo que pierdo definitivamente los mojones y llego hasta el cauce del
Arroyo del Niestro, al pie de la abrupta pared de la Peña del Rayo, pero no me
preocupa porque sé que bajando todo recto ya no encontraré obstáculos naturales
de relevancia, aparte de la incomodidad propia de la empinada ladera cubierta
de helechos y de ramas caídas que obligan a un caminar cuidadoso.
Peña del Rayo |
Finalmente entronco con la pista que recorre el Hueco a la altura de los
1.500m tras casi dos horas de “intuición” por una zona muy montaraz y poco
transitada, que responde plenamente a los requisitos de naturaleza “tal cual”, siendo
esto uno de los principales encantos del Hueco de San Blas ¡Por fin respiro aliviado!
Escaramujos |
A partir de este punto la carrera de vuelta al Canto del Berrueco, por
senda y pista marcadas y cómodas, casi me resulta ligera a pesar de que a estas
alturas las piernas ya acusan el esfuerzo realizado.
Gran roble próximo al Canto del Berrueco |
Las aguas del embalse de Santillana anuncian el final de la circular de hoy |
Llegando de vuelta al
coche tras haber completado una exigente circular por una ruta solitaria e
infrecuente (tan sólo con dos personas me he cruzado en las proximidades del
Alto de Matasanos tras abandonar por la mañana la Senda de la Avutarda).
Pétreo hipopótamo (izq) sesteando (¿o será la imaginación?) |
Van tomando forma cada vez nuevas tomas en las que sutilmente aparece, entre fotos, Selene; como si el corredor queriéndose parar tomase en cuenta la susodicha importancia...incluyéndola una y otra vez por tan suma importancia hasta que un día, clareando ya, salga tan cercana que la tengas alcanzada con la cámara y la mano.
ResponderEliminarEsas fotos van de aúpa. Fantásticas documentaciones, estupendas.
En otro orden. Si pepepótamo viera su frente grupal de tamaña considerable, fuera entonces representante no sólo del piélago fluvial bajo si no, si cabe, de tan alto linaje. Y, al grito huracanado, arrancar con el trote un acierto...o dos que durmiente sestea entre carrascas o lo que sea...
Y ahora roca
Salud, Libertad y Monte, meu :)´
Cada vez que Selene se pone a tiro la retrato como quien no quiere la cosa, que aún de día, fuera de su señorío nocturno, resulta bella.
EliminarSalud y Montaña, amigo que pronto en avícola jardín nos retrataremos, o al menos lo intentaremos.
Hola Carmar.
ResponderEliminarBonita circular, por un pareje solitario, agreste, donde avanzar no siempre es fácil, y en el que las rocas nos ofrecen muy distintas formas, no siempre fáciles de identificar, y donde la imaginación es importante.
Eso si, andar por este tipo de parajes en solitario, puede acarrear ciertos problemas, que a veces minimizamos, ya que nuestra intuición nos puede jugar una mala pasada, y acabar lejos de nuestro objetivo, así que nunca viene mal, utilizar la técnología, aunque sea solo para llevarla en el bolsillo de la mochila, que nunca se sabe cuando nos va a ser útil, y más teniéndola.
Salud y Montaña.
Tus consejos rezuman sensatez y prudencia, ambas cualidades muy valiosas para andar por la montaña, y que comparto plenamente. Gracias por el interés que muestran y que aprecio.
EliminarEn mi descargo decir dos cosas:la primera, que por más que busqué no pude encontrar "track" alguno en la red que describiese tal descenso, que ya me habría gustado; y la segunda, que tiré de memoria, porque ya una vez había bajado por semejante senda retirada.
Dicho lo cual, me uno a tu opinión, y por ello describo con detalle la ruta; además, en breve y cuando sepa, subiré yo a la "nube" el "track" que yo sí tracé con la tecnología que sí transportaba.
Salud y Montaña, amigo y compañero.
Hola Carmar
ResponderEliminarInteresante lugar, lástima que estas sierras pillen tan lejos de Zgz, que entran ganas de volver a visitarlas.
¡Salud!
Fer
Entendiendo lo que dices, a mí ya me va bien que estas atractivas sierras estén cerca del lugar donde yo vivo :-) En ZGZ ya tenemos mucho y bueno cerca.
EliminarSalud y Montaña, Fer.
Que decir del Hueco de San Blas el Viejo con su cabecera en el Hoyo del arroyo del Mediano, y la alta Pedriza a su vera, cuya visita requiere de buenas dosis de esfuerzo, recompensadas por la belleza que se nos presenta ante los ojos. Por cierto, para encontrar más fácilmente el sendero que lleva al Hoyo Cerrado, solo debemos localizar un muro de mampostería que arranca perpendicular a la pista alta del Hueco de San Blas, que siguiéndole ladera arriba enlaza pronto con el sendero que culebrea por el pinar y nos deja justo a la entrada del Hoyo. Magnifica ruta por zonas donde solo las cabras y algunos "insensatos" se atreven a adentrarse. Abrazos montañeros Carmar.
ResponderEliminarHacer uso de los recursos propios, desarrollados durante una vida en la montaña, produce gran satisfacción, a la par que permite seguir descubriendo, interna y externamente, en los sitios aparentemente ya explorados. Paradojas de la naturaleza y de nuestra afinidad con ella.
EliminarCelebro la sintonía que expresa tu comentario.
Salud y Montaña, Rafa.
Esta mañana, y sin leer esta página, quería hacer más o menos este recorrido, llegar a Hoyo Cerrado desde el Canto del Berrueco, he cogido una senda, de las muchas que suben desde la pista y resulta que era la del arroyó de Matasanos, así que he subido hasta el Collado de Matasanos (subida exigente y poco definida) y he bajado por el mismo camino, tienes razón la bajada es muy técnica y hay que tener cuidado para no enriscarte ni acabar "sumergido" entre brezos.
ResponderEliminarEs una zona preciosa, salvaje y divertida