Montañas del circo de Lescun |
El circo de Lescun se encuentra
ubicado en la cabecera de un pequeño valle lateral del principal valle de Aspe.
Innumerables riscos calcáreos, agrestes y puntiagudos, sobresalen por encima de
los bosques, ríos y prados que los sustentan.
Mientras me adentro en el circo, a
la par que se van difuminando las nieblas del fondo del valle, no me cuesta
imaginar por qué este entorno fue el reducto de Camille, último ejemplar del oso pirenaico.
Llevo en mente ascender a la Mesa
de los Tres Reyes realizando la siguiente circular:
Aparcamiento de Anapia (977m) –
Lac de Lhurs (1.691m) – Coll de Luhrs (2.300m) – Mesa de los Tres Reyes
(2.444m) – Coll de Luhrs – Coll d’Ourtest (2.184m) – Val d’Anaye – Plateau Sanchese
– Anapia. En total, un recorrido de 19km de longitud salvando un desnivel total
en ascenso de 1.550m de D+.
Son las 8.30 de la mañana cuando
comienzo la marcha. Las nieblas se van disipando y el día parece que será bueno
y con temperatura no demasiado elevada.
Los montes de Billare desde aparcamiento de Anapia |
Pensando que puede quedar algún
nevero en la encajonada canal de salida al collado de Lhurs, llevo los
crampones en la mochila. Yendo solo y con zapatillas de “trail running” vale
más ser precavido.
El ascenso por el valle que lleva hasta el
ibón de Lhurs, siguiendo un marcado sendero por el frondoso hayedo de Larrangus,
bajo las gigantescas murallas de los Billare, resulta cómodo y espléndido. La
naturaleza envuelve y capta toda la atención.
En el centro "asoma" el espolón de la Tabla de los Tres Reyes |
Altas hayas, helechos, contornos
lejanos, van sucediéndose a medida que la senda gana altura.
Acompañando el paso |
Finalmente se accede a la cubeta
del Lac de Lhurs. El bosque da paso a la piedra y a la glera. En frente, el
enhiesto espolón de la Tabla de los Tres Reyes resalta del conjunto; tras él,
la Mesa de los Tres Reyes. A la izquierda de ambos, derecha en sentido subida,
se aprecia la pedrera y el canalón por los que se accede al collado de Lhurs
¡Hay dos neveros en la parte superior del corredor! Me alegro de llevar los
crampones en la mochila.
Mientras un perro toma un
tranquilo baño mañanero en el ibón, yo continúo y rebaso la cabaña de Claveanne
a partir de la cual el sendero desaparece.
Los hitos se enfilan por el gran
canchal calcáreo hacia una evidente canal entre los picos Pene Blanque (dcha) y la
Tabla (izq).
Abajo ha quedado el ibón de Lhurs |
En la canal el avance resulta un
poco penoso, suerte que es poco trozo; progreso pegado a la pared de la derecha
hasta superar un muro rocoso, cruzo la canal a la izquierda (un hito así lo
indica), hacia una cornisa ascendente que sale a las pendientes herbosas que
hay en la parte superior del muro, pasando por una terracita fácil pero algo expuesta.
La trocha sigue unos trazos de
hierba y roca. Compruebo con satisfacción que puedo rodear los neveros del
embudo superior (la pendiente es mayor de lo que parecía desde la distancia)
Y tras alguna trepada sin complicaciones salgo al collado de Lhurs, punto en el
que se confluye con la ruta del valle d´Anaye, menos comprometida, y que tomaré
para bajar.
Vista atrás saliendo de la canal |
En la parte superior del Coll de Lhurs |
Giro a la izquierda hasta el
collado de la Tabla;
A la dcha. la Mesa de los Tres Reyes, desde el Coll de Lhurs |
La cresta para llegar a la Mesa es aérea y descompuesta; la subo ligeramente escorado hacia la
vertiente de Linza (Sur).
Cresta de la Mesa |
Alcanzo la cumbre y compruebo que la niebla cubre
totalmente la vertiente Sur, con lo que tan sólo la parte superior del Petrechema y Agujas de Ansabere son visibles.
Desde la cumbre de la Mesa de los Tres Reyes, al fondo el Midi d'Ossau |
Desde la cima de la Mesa, en primer plano, el Petrechema (dcha) y las Agujas de Ansabere (izq) |
Pic d'Anie desde la Mesa |
Observo con cierta preocupación
que las nubes bajas van viniendo por el Este así que, con el fin de evitar que
se consoliden antes de haber pasado el lapiaz que me queda hasta el collado de
Ourtest, paro poco rato en la cumbre y enseguida emprendo el destrepe, que esta
vez hago por la vertiente Norte.
Retorno hasta el collado de Lhurs
y siguiendo hitos continúo bajando hacia el de Ourtest por el terreno kárstico típico de la zona; recorrido
zigzagueante donde no es en absoluto recomendable meterse sin visibilidad.
Atrás quedan la Tabla (izq) y la Mesa de los Tres Reyes (dcha) |
Transitando por el lapiaz |
Desde el collado de Ourtest se da
vista al valle d’Anaye, flanqueado al N por el Pic d’Anie y al S por los Piques
de la Pene Blanque.
Valle d'Anaye desde el Coll d'Ourtest |
El terreno se torna cómodo a
partir de aquí. Fácil pedrera primero, y después terreno corredero que permite
avanzar rápido, mientras las nubes van quedando ancladas por encima de los
2.200m.
La niebla cubre el Pic d'Anie |
El ganado lanar abunda por esta
zona en la que vale más llevar tu propia agua.
Los prados dan paso a un frondoso
bosque de hayas en el que resulta difícil mantener la carrera y no detenerse
para admirar el bello entorno.
Casi al final el paso se estrecha
y el sendero se introduce entre el Pic de la Breque y el Petit Billare
descendiendo fuertemente hasta el idílico plateau de Sanchese, lugar cuyo encanto
te retiene.
El plateau de Sanchese desde la altura |
Descendiendo a Sanchese |
Cascada en el plateau de Sanchese |
Plateau de Sanchese |
Sólo quedan un par de kilómetros
llaneando por una pista forestal hasta llegar al coche en Anapia.
En resumem, recorrido exigente cuyos paisajes compensan sobradamente el esfuerzo, por uno de los parajes más "alpinos" del Pirineo.
Circular realizada |
La zona, el pico que subiste, la ruta elegida......qué sepas que me has puesto los dientes largos. Tendremos que hacer pronto una nueva visita por Lescún, no?.......(ya tú sabes).
ResponderEliminarSalud(os),
Ya yo sé sí. A ver si encontramos la dichosa chimenea, y si no, con la normal tb nos valdrá. Tres estamos apuntados. Ahora sólo queda ver cuándo nos cuadra la fecha, así que atentos para hacerlo antes de que lleguen las nieves.
EliminarSalud y Montaña.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPreciosa excursión!! Habrá que acercarse a Lescun...
ResponderEliminarSi todavía no lo conoces ¡Te estás perdiendo algo hermoso! Pero que ahí está para cuando uno pueda. No te defraudará en absoluto.
EliminarSalud y Montaña, Carlos
La Mesa de los Tres Reyes, fue objetivo a realizar durante un tiempo, y hoy más anhelo que posible realidad. ¡Que bonito el Pirineo Navarro! del que me "enamoré" hace tiempo, y al que he de volver en cuanto pueda (quedan cosas por hacer). El Auñamendi menos picudo que desde el Arlas. Preciosa y muy interesante ruta. A seguir así. Un abrazo.
ResponderEliminarEs buena señal que tengamos cosas por hacer, y me da a mí que muchas se nos han de quedar, así que saboreemos las que sí vamos haciendo, que no son pocas. Un abrazo, Rafa.
EliminarHola Carmar.
ResponderEliminarViendo desde la lejanía, ese terreno kárstico, y las afiladas puntas de las cimas del circo de Lescun, casi apetece más, darse una vuelta por ese espectacular bosque de hayas.
Yo llevaba en mente hacerla este verano desde Linza, pero sin duda, parece mucho más atractiva desde Lescun, zona que por cierto no conozco, y a ver si con suerte, este otoño, conseguimos encontrar una fecha, que nos venga bien a todos.
Un saludo.
Las ascensiones desde Linza de Mesa, Petrechema y algún otro vecino a mi modo de ver el único aliciente que ofrecen es el de la cercanía y reducido desnivel a salvar, lo cual atrae a mucha gente, con lo que la contrapartida de bullicio y romería está prácticamente garantizada, salvo en días laborables y fuera del período vacacional. Por otro lado, el encanto de Lescun es difícil de encontrar en otras vertientes.
EliminarCon empeño y algo de suerte conseguiremos encontrar una fecha en otoño.
Salud y Montaña, Eduardo.
Bueno, al menos puedo ver el paisaje desde mi posición y distraerme con tus palabras y fotos sin dejar de contemplar que cada lugar que recorres fue en su día lugar de paso, como poco, una vez hace ya varios lustros. Cuánto me alegro a cada una que relatas y fotografías y esperando siempre conserves la idea de aquellas que habiéndolas realizado para panorámicas las dispusieras como ya habíamos quedado y selecciones. Lógicamente a ello estoy, a vueltas con todo eso, pues cuánto más leo o estudio menos sé y más conocimientos (ob)tengo. Curiosa contradicción que me sorprende, que cuánto más acumulo, más cerca estoy de confundirme…con todo. Desconocimiento mío es como poco…suma ignorancia.
ResponderEliminarAsí, estando de asueto y lejos, tuve aviso de reparación lumbar y sometido a dos horas de líquidos, frecuencias y otros venenos me encuentro, curiosamente, repuesto de cómo tanto tiempo hacía que ya olvidado tenía por movimiento el mundo...dijo, o no, un tal Galileo.
Pues por ello y por todo sea que regresa(e)mos al tajo ──pero sin trote── allá y cuándo veas escarbaremos en el tiempo al disponible balcón que atrás dejamos en su momento.
Meu, Salud, Libertad y Monte...por si acaso. :)´
Piense vuesa merced que no es más listo el que más sabe, si no el que más entiende lo que sabe, y que en la inmensidad del vasto “por conocer” cuanto más se alcanza más se vislumbra lo mucho que queda.
EliminarNo hay cabida en el inquieto espíritu para el desfallecimiento, que ampliando conocimiento y vivencias sin tregua se va pasando “por” la vida (no sería lo mismo quitando éste “por”), que hay que vivirla, que después hay mucho tiempo para estar muerto.
Y me congratulo mucho de tu sin trote retomado que yo, mientras tanto, heme asesorado bien para ubicar certeramente el acceso al pospuesto balcón. Otra cosa será que, llegado el momento, vuelva a errar, pasemos de largo, y errabundos hayamos de continuar por donde fuere. Pero eso aún ha de pasar.
Salud, Montaña y un abrazo fuerte, amigo Deicar.
¡Vaya vueltón! creo que no te emularé, pero admito que resulta apetecible. Esos bosques franceses nunca defraudan. Oye, ese cabezón en la cima es nuevo, hace mmm... estoo... veint... ejem!... unos años, cuando subí yo, no estaba, había un castillo.
ResponderEliminarAle! Salud y monte que no falten!
El castillo sigue en su lugar, aguantando cercos y asedios de las multitudes enardecidas que en la cima se congregan. La figura silenciosa (la única, junto conmigo, que no alborotaba) es la de S. Francisco Javier, que alguien decidió colocar junto a la fortaleza, de esto hará ya como unos diez años o más. La verdad es que, entre el montón de visitantes que se aposentan en la cima, el castillo y la figura, poco sitio va quedando para los que meramente pasamos por allí. Tan sólo una vez encontré la cima vacía, y fue porque ya era tarde.
EliminarPor cierto, he visto que coincidisteis en Picos con Las Cabras de Monte.
Salud y Montaña, Pirene.