domingo, 27 de enero de 2013

Las Cabezas de Hierro ¿De Hielo sería más apropiado para el invierno?


Las Cabezas de Hierro son dos de las cimas más importantes de la Sierra de Guadarrama y las segundas más altas de la misma después de Peñalara. También representan la máxima altitud de la Cuerda Larga.
Esta es una cumbre doble, es decir, son dos picos que están cerca uno del otro (700 m los separan). El más alto de los dos es la Cabeza de Hierro Mayor (2381 m) y el pico hermano es la Cabeza de Hierro Menor (2374 m).
Su ascensión invernal en esquí de travesía, por la cara Norte, conviene realizarla cuando el recorrido está bien cubierto de nieve. Partiendo del Refugio del Pingarrón, constituye uno de los mejores y más completos itinerarios de la sierra, discurriendo por un entorno agreste; a la sombra la mayor parte de la subida, ya que el sol empieza a tocarte alrededor de los 2.200m de altura, cuando ya estás muy próximo al collado que las separa.
La nieve cubre por fin la sierra de Guadarrama. Día de tregua entre borrascas, que no se puede desaprovechar para el esquí de travesía.
Son las 8:30h cuando, desde el aparcamiento de Valdesquí, me dirijo hacia el refugio del Pingarrón. Las nubes de la borrasca que se retira todavía cubren las cumbres. El viento las arrastra con fuerza. Confío en que dentro de poco queden despejadas.
Hay mucha nieve, y está bastante dura. Porteo los esquíes hasta cruzar el arroyo de Guarramillas. Ahora comienza el bosque de pino silvestre. Las huellas que sigo son de botas.
Llego al puente que cruza el arroyo de las Cerradillas. Una cortina de “barbas” heladas cuelgan del mismo.

A partir de aquí abandono las huellas de pisadas, que se encaminan hacia el tubo Norte de Cabezas, y comienzo a trazar las mías, en dirección al barranco de las Cerradillas. Me cabe el privilegio, poco frecuente en esta zona, de ser el primero tras las nevadas en abrir la ruta.

El viento que no cesa de soplar, las nubes que no abandonan todavía los picos, la sombra y el frío, acrecientan la sensación de soledad que me acompaña.
A la izquierda, las rocas cubiertas de hielo de Cabezas se muestran poco acogedoras,

Enfrente, al fondo del barranco, la silueta de Valdemartín pugna por asomar entre velos.

Una vez encaro el tubo Noroeste que baja de Cabezas, pongo las cuchillas y emprendo la subida. La dura nieve pronto se convierte en hielo. Tras un trabajoso resalte, y conociendo cómo se empinan los últimos 100m, hasta llegar al altiplano que hay al pie del collado entre las dos Cabezas, decido sacar los crampones del fondo de la mochila, y acarrear los esquíes hasta arriba.
El viento del Norte sigue incansable; en esta zona me da de refilón, pero temo que en cuanto llegue al “plateau” me dará de lleno. Todo lo que sobresale, roca o arbusto, está cubierto de hielo modelado por la ventisca.

Me ajusto bien la mochila, los esquíes que porteo sobresalen por encima de mi cabeza, estoy a punto de alcanzar el rellano.
Una vez en él, el viento me azota inmisericordemente, me cuesta mantener el equilibrio en mi camino hacia el collado. Allí aún será más fuerte, pues es la portilla de paso del aire en su camino hacia el Sur.
Cabeza del Hierro Mayor
Cabeza del Hierro Menor
Sin habérmelo propuesto soy testigo de excepción y en primera línea de cómo se forma esta superficie helada, tan típica de la sierra de Guadarrama. El fortísimo viento (moderado a fuerte, según el parte meteorológico), incansable en su trabajo, es capaz de crear una superficie granular en la que cualquier resalte es cubierto y convertido en una especie de “coliflor” de hielo.

Los esquíes en la mochila propician que el viento me zarandee cual marioneta. Me acerco casi a rastras hacia el collado (2.334m), buscando el resguardo al Sur de una gran roca; las “coliflores” son aquí de más de un metro. La corriente de aire tiene una fuerza brutal, me tira contra el suelo, y me voltea, alcanzo reptando la escasa protección de la roca helada. Estoy ensordecido por el fragor que no cesa ni un instante. He de asegurar bien las tablas para evitar el efecto “vela”, moderando en la medida de lo posible su oscilación incontrolada ¡Cuando salga de detrás de esta roca me va a cazar de nuevo!
Asciendo con la vista a la Cabeza Mayor, y miro decididamente hacia la Menor, mi objetivo inmediato; ahora se trata de salir cuanto antes de este torbellino, y de que no me arrebate nada del equipo. Me pongo el casco para protegerme de los golpes de los esquíes contra la cabeza, durante estos aproximadamente 300m que he de recorrer hasta encontrarme fuera del empuje directo del vendaval. Salgo como puedo, trastabillo  unas cuantas veces, pero sigo con determinación ¡He de salir de aquí!
¡Mucha atención a la línea de fractura!
Al pie de la Cabeza Menor, a unos 50m de la cima, dejo mochila y esquíes tras una gran roca, y asciendo a la cumbre por esta cara Sur. Los últimos 4 metros vuelvo a sentir el empuje brutal del aire desbocado. No pierdo tiempo arriba y vuelvo rápidamente hasta la mochila. La nieve sigue helada y durísima. No hay nadie por aquí, tan sólo localizo a 4 personas abajo, en el Ventisquero de la Condesa.
Tras el próximo Valdemartín, al fondo, el Montón de Trigo y la Mujer Muerta
Me quito los crampones y pongo los esquíes para descender hasta el Ventisquero de la Condesa. El viento, aun no siendo tan furibundo, no da tregua. El primer contacto esquí / hielo produce un cierto repelús. Por delante 500m de pala helada y ligeramente granulada, sobre la que se tiene la sensación de ir esquiando sobre una tabla de lavar. Las piernas, sometidas a la vibración continua, son exigidas a tope.
Tras el descenso, una barrita energética, y última subida de la jornada, hacia el pico del Telégrafo.
El viento, que sigue trabajando la superficie por la que asciendo lentamente, vuelve a darme de cara. En la lejanía, nubes lenticulares cubren las Cabezas de Hierro.

Resulta fatigoso el transitar por el campo de “coliflores” que también están presentes en estos últimos repechos.

Por fin alcanzo la caseta que hay junto al Telégrafo, construcción totalmente cubierta de hielo también, y que marca el fin de la subida de hoy.

A partir de aquí, los últimos 450m de esquiada en hielo por las pistas que Valdesquí no ha abierto todavía. No sin antes echar una última mirada al pico de Peñalara.

En total, esquí de travesía de lo más invernal, algo infernal a ratos, salvando 1.100m de D+ en subida y 950m de D- en bajada, durante una jornada típica para todo aquel que practique esta modalidad por estos lugares.

8 comentarios:

  1. Últimamente no se veían nevadas tan copiosas en esas zonas; la fractura se puede desprender en cualquier momento.
    Con lo bien que se está estudiando... :))
    [Dame unos días para eso y llegará. Pierde cuidado]
    Salud y Libertad&Monte.

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    1. Tienes razón, estudiando en un sitio abrigado y calentito¡Para que luego te quejes!Ya traigo yo, enlatada y concisa, la muestra de la ventolera por aquellos altos.
      Paciencia y perseverancia se le supone a todo aquel que deambula por la naturaleza. Así que hasta cuando sea. Salud y Montaña, amigo Deicar.

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  2. Hola Carmar ...

    por allí andábamos también nosotros ....

    http://uno-gradistas.blogspot.com.es/2013/01/norte-de-las-cabezas-de-hierro.html

    ¿Quizás estuvimos hablando contigo? En el puente del arroyo Guarramillas estuvimos hablando con un esquiador sobre las fijaciones de los esquís ... llevaba unas botas parecidas a las tuyas.

    Al bajar por el canchal seguimos las huellas de un esquiador que habia subido por allí ... muy probablemente fueron las tuyas.

    Un bonito día.

    S2

    Trasgu

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    1. Yo era, precisamente. Y mías eran las huellas que seguísteis en la bajada, pues nadie más subió por allí mientras yo lo tuve a la vista. Sí vi la procesión de esforzados que andaba por los tubos, y pensé que al menos allí estaríais a resguardo del viento furibundo, pero que ojo una vez en la cima.
      También a mi se me pasó por la cabeza que podías ser del equipo "uno gradista", pero es difícil reconocer a alguien por las fotos, en la montaña y disfrazado de invierno. Encuentro fortuito, pero que queda agradablemente en el recuerdo.
      La próxima vez ya nos identificaremos mejor.
      Salud y Montaña.

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  3. Por cierto ... te vengo siguiendo de hace tiempo ... bonito blog.

    A disfrutarlo.

    S2

    Trasgu

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  4. Entré por tu texto de la Maliciosa por el Boalo y, tras él, quise ver lo actual. Cabeza de Hierro por el Tubo, o cerca ¡casi ná!
    Para mí, el espacio más alpino de la sierra de Guadarrama. Subí por el Tubo en invierno y en verano. Me quedo con las imágenes invernales. Por si quieres verlas ¡sin compromiso... lógico! voy a buscar el enlace y lo pongo aquí (tiempo de espera)
    http://paqquita.blogspot.com.es/2005/02/cabeza-de-hierro-mayor-en-invierno.html
    Excusión realizada el 13/1/2011: 2 años justos a día de hoy

    PAQUITA -que te vaya bien-

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    1. De acuerdo contigo, Paquita, el invierno es la época en la que las Cerradillas y la cara Norte de Cabezas se muestran en todo su esplendor. La esquiada del tubo Norte es de lo mejorcito. He visitado tu blog y está pleno de propuestas interesantes. Las recorreré con detenimiento. Salud y montaña, Paquita y a seguir viviendo estos entornos tan oxigenados.

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