domingo, 9 de septiembre de 2012

La Peña Oroel. Lugar de térmicas, buitres y quebrantahuesos.

Sobresaliendo de la llanura de la Bal Ancha de Jaca, esta mole de conglomerado, toda ella cubierta de variada vegetación, constituye un observatorio único del vuelo de los buitres y los quebrantahuesos, especialmente en los días calurosos, con térmicas bien formadas, que estas aves aprovechan a placer para deleite y embelesamiento de unos cuantos.
La ascensión, partiendo del mirador de Oroel (1.186m), no comporta dificultad alguna, discurriendo por un entorno boscoso cuyos especímenes van variando según la altura por la que se transita.
Dejo el coche aparcado junto al mirador y comienzo el trote por el bosque a las 10:40h siguiendo el bien marcado sendero que lleva a “la cruz”, indicado así no por lo penoso sino porque en la cima de la Peña hay una monumental cruz metálica.
Los pinos, los bojes y más tarde los abetos flanquean la senda que, zigzagueante, va salvando el contrafuerte de conglomerado que compone esta montaña. En algunos tramos la pendiente es bastante acusada.
A pesar de lo avanzado de la mañana, la sombra de los árboles protege del sol este tramo tan empinado, si bien los rostros congestionados de las personas que voy cruzando y mi camiseta totalmente mojada y pegada contra el pecho (supongo que algo de congestión también verán los demás en mi cara) son prueba irrefutable de que el calor aprieta (¡Verano, vamos!).
Con el último empujón salgo del sendero del bosque a un pequeño collado sobre la loma cimera. De un tirón se salvan los primeros 450m de desnivel y una praderita cubierta de claveles de montaña da la bienvenida al territorio del erizón, donde aún tienen cabida los bojes.
Desde aquí ya se ve la cruz de la cima, a la que se puede acceder, o por el trillado sendero trazado a media ladera, o por el mismo borde del farallón, siguiendo una trocha bien marcada, paralela a aquel.
Yo opto por ésta segunda alternativa que permite ir viendo la barrera pre-Pirenaica formada por Collarada, Pala de Ip, Retona, etc. por detrás de la llanura de Jaca,
con buen cuidado de no dar un tropezón que podría resultar muy engorroso, dada la estrechura del paso abierto entre los erizones.
¡Pero qué calor hace cuando a las 11:30m llego al pie de la cruz de la cima (1.769m)! La poca sombra que proyecta la estructura de la cruz está bien aprovechada por un grupo de más de 10 personas, mientras otras tantas rondan alrededor, así que opto por llegarme hasta la punta final del espolón cimero, unos 200m más adelante, allí donde el monte “se acaba” y cae en vertical, lugar en el que no hay nadie.
Desde este lugar donde el monte se acaba veo la gente en torno a la cruz de la cima de P. Oroel
Además del espectacular panorama, en este extremo corre una ligera brisilla que refresca algo.
Al fondo, a los pies, la Plana de Jaca
Busco un asiento adecuado sobre el conglomerado, bien al borde de la vertical, y me dedico a observar las evoluciones de las aves que, aprovechando las térmicas generadas por el calor de mediodía, otean majestuosa y calmadamente las zonas inferiores en busca de “su almuerzo”.

Yo, mientras tanto, aprovecho para tomarme el mío (sempiterno plátano, unas almendras y agua). Sin darme cuenta pasa más de 1h.
Con un ¡Ay! en la rabadilla que el conglomerado provoca al levantarme doy última mirada al permanente vuelo y emprendo el trote de bajada por el mismo camino que a la subida.
Al pasar por la cima de Oroel echo una mirada de reojo hacia la cruz, que sigue muy concurrida; la algarabía contrasta con el silencio que acabo de abandonar. Siguen llegando personas por el camino principal, mientras yo voy solo cresteando por el borde de la loma, en busca de la vecina sombra del bosque, en la que me interno con agrado ¡Vaya calor!

Al fondo, a la izquierda, el Pico de Collarada, al pleno sol del verano
A las 13:15h estoy remojándome la cabeza en el chorro de agua fría que sale de la fuente del mirador de Oroel, después de haber salvado un desnivel de unos 600m de D+ en las horas centrales del día ¡Todo sea por las térmicas! Y por lo que se puede ver gracias a ellas.

2 comentarios:

  1. La calor sigue apretando de lo lindo y tus zancadas inquietas tambien prosiguen por esos andurriales jacetanos. Sabes sacar una vez más la belleza del camino como lo denotan las acertadas fotos que expones para nuestro deleite. Y viendo el vuelo de esos enormes pájaros a uno se le pasa el tiempo, y la mente tambien se evade hacia nuevos horizontes cercanos o lejanos. Pura vida

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  2. En momentos así te das cuenta de que "el tiempo se pasa volando", y para algunos, literalmente. Hasta muy pronto amigo Manuel, que ya estamos echando de menos retomar nuestros recorridos comunes. Salud y montaña para mientras tanto.

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