domingo, 12 de marzo de 2017

En el Monte del Pardo la primavera se anuncia a hurtadillas.


 
Mientras las cumbres de la Sierra de Guadarrama desaparecen en la borrasca y sufren los últimos coletazos del invierno, la primavera se anuncia a hurtadillas en el Monte del Pardo.

El Monte del Pardo, situado a 16km de Madrid, se extiende alrededor del curso medio del río Manzanares, a lo largo de 16.000 hectáreas, y está  integrado en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. La mayor parte se encuentra rodeado de una valla  que recorre su perímetro  a lo largo de 66 kilómetros, pero hay  zonas que están abiertas al público con sendas y caminos en los que es posible oxigenarse en plena naturaleza.

Está formado por lomas pequeñas y onduladas que bajan en suave pendiente hacia el valle del Manzanares, que lo atraviesa de norte a sur, con un desnivel de unos doscientos metros entre la zona del río y la parte más alta. Terreno ideal para trotar en medio de una vegetación, en ocasiones densa y compacta, propia de la dehesa.

Los primeros metros de desnivel, junto a la zona poblada, están ocupados por el pinar.
 
 
Se corre bien, la respiración se acompasa y enseguida se alcanza un ritmo ascendente que facilita ir observando el entorno que, paulatinamente, se puebla de encinas.

 
Sin bien gran parte del arbolado de las cotas medias y altas del Pardo corresponde al encinar, la encina no es el único árbol. De hecho bastantes alcornoques magníficos ostentan su gran porte. Resulta inevitable contemplarlos con admiración.

Alcornoques catalogados como "árboles singulares"
 
La temperatura es agradable; nada que ver con lo que debe de estar pasando por las cumbres de la Sierra. El acompasado sonido producido por las zapatillas sobre la granítica arena que cubre la senda forma parte del rumor del bosque. Un trino vivo hace que dirija la mirada hacia lo alto mientras continúo pendiente arriba.

 
Llego a la parte más elevada, a partir de aquí, entre jaras y encinas, en sucesivo sube y baja junto a la alambrera, la senda recorre en altura el Monte. Ventanas ocasionales en la vegetación permiten ver a lo lejos.

 
 
Los discretos brotes florales de las encinas anticipan una primavera próxima.

 
En el cielo, sobre las copas de los árboles, las nubes continúan amenazadoras. En los tramos más descubiertos se dejan sentir algunas gotas.

 
En un recodo un flash de mimosa y almendro llama la atención.

 
En esta zona alternan claros y árboles.

 
Se espesa el bosque y los líquenes sobre las ramas confieren un aspecto vetusto al entorno.

 
 
 
Absortos en el paisaje no conviene dejar de prestar atención al terreno sobre el que se pisa. El suelo, constituido por elementos arenosos y detríticos originados por la disgregación de los materiales graníticos de la Sierra, es muy vulnerable a la erosión, por lo que se encuentran  numerosos barrancos y torrenteras que hay que sortear con sumo cuidado.

 
Mirando hacia atrás, en la lejanía, las Cuatro Torres. La urbe, tan próxima y sin embargo tan lejana de estos parajes.

 
Abajo la urbanización de Mingorrubio. Hoy no llegaré a ella.

 
Las palomas posadas sobre las copas de los pinos levantan el vuelo todas a una.

 
La senda en la ladera parece indicar el camino de retorno. Otro día extenderé el “paseo” más allá.

 
De nuevo el sendero se interna en el primigenio encinar cubierto de liquen.

 
Los tiernos brotes de las jaras también aportan su discreta primavera impregnando de aroma el ambiente y la ropa.

 
De vuelta, junto al coche, no queda más que realizar los ejercicios de estiramiento en la tenue claridad de un atardecer nublado, tras haber realizado un gratificante recorrido por el Monte del Pardo, tan cercano y tan poco concurrido.

12 comentarios:

  1. Que sensação gostosa sentir a presença da primavera, uma estação que exala tanta vida, tantas cores e texturas! Preciosa entrada de um lugar tão prazeroso cercano da cidade conturbada...
    (fotografias bastante expressivas... que bonitos cliques!)
    Um beijo e ótima semana

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    1. La primavera llega tímidamente, poco a poco se va haciendo paso, de forma un tanto imperceptible. Unos detalles, unos brotes tiernos que apuntan, que verdean más que el resto, y de pronto, casi sin darse uno cuenta, explosiona y se muestra con brío y fuerza.

      Estamos a la espera tratando de captar esos detalles iniciales, que no nos pille de sorpresa.

      Gracias por tu visita y comentarios. Salud y Montaña, Teca.

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  2. Se me hace raro no verte con las tablas, señal de malas condiciones por las alturas. Buen paseo por una zona quizás subestimada por los que dicen amar las montañas. Un abrazo Carmar.

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    1. La borrasca en las cumbres desplazome hacia zonas menos elevadas donde la primavera ya está entrando. Volveré a cotas más altas, a probar la nieve que aún se resiste a la inminente retirada.

      Cualquier montaña es buena para quienes las llevamos dentro.

      Un abrazo y gracias, como siempre, por tus comentarios.

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  3. Bonitas fotos, a las que les falta algo de sol, ya llegará la primavera.
    El paseo es desconocido para algunos por tener que ir a la urbe para ir al campo, es mi caso. Eso resulta raro y muy expuesto a encontrarse allí a medio Madrid si el día sale bueno.
    Tenemos que quedar pero sin correr, que siempre se dijo "es de cobardes" ;-)
    Un abrazo, y mucha montaña!

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    1. El medio Madrid del Pardo que mencionas se concentra en la margen izquierda del Manzanares, y no se separa mucho de la misma. En cuanto subes un poco monte arriba, alejándote de cauce y carreteras, el entorno resulta solitario y acogedor.

      Por mi parte quedamos cuando te venga bien, y el pico del Nevero nos ha de ver llegar juntos este año, desde el mismo Lozoya saliendo. Sin correr, como solemos hacerlo, que de cobardes tenemos poco ambos.

      Un abrazo y mucha Salud y Montaña.

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  4. Pocos lugares como ése que por privilegio tuvieron algunos/as y no muchos más; pero que en tiempos tuve que recorrer de un lado a otro que si de encinares se trata, también algún que otro de alcornoque ──conocí── queda y tan extenso, húmedo y frondoso en esta época que algo caluroso en otra. Tiene sus cuestas, pero también sus llanos con vistas por estar cercanas el río en barreras o terraplenes que lo alejan de anegadas, aunque no siempre.
    Coincido con alguien que expone que tú, alejado de las nieves, sólo porque hubiera poca o fuera borrasca. Pero un par de veces o tres al año sueles recorrer el monte de El Pardo...
    Yo ya no, o casi ¿Demasiada marcialidad?....jeje

    Y de la última foto, árboles contranubes, me parece caralludamente buena; da a entender en menos de mil palabras cómo era el día y cómo posiblemente lo era, también, por susodichas cimas...
    ¿El Pardo? De qué me suena...repelús me da sólo de oírlo....:)))´

    Meu. Salud, Libertad y Monte, no del Pardo, por si acaso

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    1. Razón tienes en que hace falta una buena borrasca para alejarme de las cumbres nevadas, et par ma foi, que n’había una buena. No obstante, poco tardaré en ir a comprobar in situ cómo quedaron esas laderas de Guadarrama tras el paso del frente.

      Gracias por la alabanza fotográfica, si bien la fotogenia del entorno ayuda sobremanera, tan sólo se trata de captar las sensaciones que transmite.

      Salud y Montaña, cualquiera que ésta sea.

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  5. Bueno, la naturaleza para bien o para mal, siempre fue y es testigo mudo de la historia. Aunque algunos nombres prevalecen agriando el estómago con los malos recuerdos, la naturaleza nada tiene que ver con ello, y más bien, nos acoge entre sus bosques y campo abierto fríamente en invierno y fraternalmente en primavera. El caso es que nunca nos deja indiferentes.
    El recorrido hace sentir una enorme paz interior, que sumado a la próxima primavera, desborda el ánimo de felicidad garantizándolo, por lo menos, durante los próximos días.

    Un abrazo.

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    1. Ser acogido, percibir; integrarse, comprender (se); en suma, ser uno más en armonía con el entorno.

      "¡Oh, Naturaleza! Lo que me traen tus estaciones es para mí siempre sazonado fruto. Todo proviene de ti, todo reside en ti, todo vuelve a ti". (Marco Aurelio)

      Gracias Javier por tu reflexivo comentario y un abrazo.

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  6. Hola Carmar.

    Al mal tiempo buena cara, a veces hay que agradecer que el mal tiempo en las alturas, nos permita disfrutar de otros recorridos de menor envergadura, pero que resultan igual de gratificantes.

    La primavera ya esta próxima, aunque viendo el tiempo que tenemos actualmente, hace días que ya entro, muy chulo el encinar, y esos primeros tonos primaverales, que el bosque nos muestra.

    Un saludo.

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    1. El "mal tiempo" no es sino una excusa para recorrer lugares próximos que, además de "la nieve" en la Sierra de Madrid. El encontrar un sitio para aparcar, y luego perderte por el monte, exige estar en la zona de aparcamiento bastante antes de las 8 de la mañana, y hay que ver la caravana que hay para llegar. En fin, lo dicho.
      La primavera viene con adelanto este año, debemos estar preparados para recibirla con todos los honores.
      Salud y Montaña, Eduardo.

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