lunes, 19 de mayo de 2014

Pedriza Posterior. Rincón de naturaleza agreste y en estado vivo.

Sigue siendo posible transitar por zonas donde la naturaleza medra a su antojo, donde tus pasos comparten sendas y trochas con otras criaturas que los usan para sus habituales desplazamientos vitales, entornos en los que los cantos de los pájaros acompañan a los chasquidos de las ramas quebradas  que se producen al atravesar un bosque guiados por el instinto, sin seguir señal ni camino aparente; sitios en los que plantar el pie sobre una seca raíz de árbol produce una inmediata eclosión de cientos de hormigas aflorando en busca del intruso que acaba de trastocar su actividad subterránea. Zonas en las que los arroyuelos se saltan o se vadean, según los casos; lugares en los que la armonía resulta total.

Tal es el recorrido que Deicar y yo iniciamos en una mañana fresca, partiendo de Canto Cochino en dirección al Callejón de la Abeja, con la idea de pasar junto a la Aguja del Sultán y los Hermanitos, para llegar hasta el risco de la Bota atravesando el bosque que cubre la Pedriza Posterior, al pie de los roquedos que la cierran en altura. Fuera, en fin, de los recorridos habituales que existen en la zona.

Caminamos a la sombra por “ la Autopista” todavía poco frecuentada a esta temprana hora.

Nos detenemos un instante para contemplar dos de las formaciones rocosas más características de la Pedriza: el Pájaro (ave pétrea, posada) y los Guerreros, con la clara silueta del jinete sobre su cabalgadura, que tras escrutar un rato con la mirada se hace visible de golpe y para siempre.

A la izq. el Pájaro, a la dcha. el conjunto de los Guerreros 
Nos cunde la marcha, vadeamos el arroyo de la Ventana y emprendemos subida por el bosque hacia el collado de la Ventana. Ningún otro sonido aparte de nuestros pasos. A la altura de 1.450m, en un giro a la derecha del camino, lo dejamos, tomando de frente la trocha que se dirige hacia el Callejón de la Abeja. 

Fuerte ascensión por zona áspera hasta llegar a la altura de 1.700m momento en el que nos desviamos hacia la izquierda, abandonando el Callejón, para dirigirnos a un paso que se ve al pie de la Aguja del Sultán.

Desde este pasaje tenemos enfrente, al Sur Este, los riscos de Dos Torres (zona de buitres, amarilleada por sus deyecciones) y el Caballo de Ajedrez, ambos mostrando su cara Oeste todavía a la sombra.

Las Dos Torres
El Caballo de Ajedrez
Más cerca, justo al otro lado del Callejón, peculiares formas rocosas que cada cual interpreta o ve según su imaginación.


Avanzamos y entramos en el jardín pétreo al pie de la Aguja del Sultán, enhiesto monolito que preside la zona.

A la dcha. la Aguja del Sultán
Comenzamos aquí nuestro transitar por una zona poco o nada señalizada, y escasamente visitada, a través del bosque que tapiza la Pedriza Posterior, al pie de los contrafuertes rocosos que la cierran por el Norte y unos 200m de altitud por debajo de la Senda Termes, nos movemos en el entorno de los 1.800m.

Antes de internarnos en el pinar lanzamos una mirada hacia las Milaneras y Tres Cestos. Por detrás de ambos la cumbre de la Maliciosa comienza a ser “pasto” de la bruma.

Vamos hacia el Norte, hacia las moles graníticas de los Hermanitos. Ahora comienza el tramo más solitario y agreste de todo el recorrido, que se mantendrá hasta alcanzar la Bota.

Los Hermanitos
Los Hermanitos se enclavan en un lugar escondido y montaraz donde, aparte de una oportuna surgencia de agua, un pino monumental se erige como antepasado de todos los demás.

Unos metros más arriba otro ejemplar, de similar porte, aparece seco pero todavía en pie.

Uno de los Hermanitos, desde el pino seco
Última mirada a los Hermanitos antes de internarnos en lo más intrincado del bosque que cubre estos terrenos hasta los 1.850m de altitud. A su través caminamos bordeando la parte interior que conforma “la herradura” que cierra la Pedriza por el Norte. Vamos en busca del risco de la Bota, próximo al collado del Miradero pero bastante aislado y poco visitado, por encontrarse apartado de cualquiera de los recorridos habituales.

Los Hermanitos
De vez en cuando nos encaramamos sobre alguno de los grandes bloques que sobresalen por encima de los pinos, para ir corrigiendo la trayectoria, observando los distintos perfiles que La Bota presenta según nos aproximamos a ella.

Distintas perspectivas de La Bota y del bosque en el que se enclava

Finalmente, tras una fatigosa travesía sin senda ni marcas que seguir, conseguimos alcanzar el pie de la Bota. 

El risco de la Bota
Momento para los recuerdos (casi cinco lustros desde que mi antiguo compañero de escalada – Manuel – y yo trepamos por sus paredes en una fría mañana de otoño) y para tomar ahora algún alimento y bebida, antes de continuar la marcha hasta entroncar con el bien trazado sendero que une el collado del Miradero con la Autopista.

Una vez en el camino, ¡qué bien se transita ahora!, nos ponemos a un trote sostenido que nos permite llegar rápidamente hasta Canto Cochino tras haber realizado un itinerario muy gratificante, por unos lugares bastante poco habituales, que dejan un recuerdo persistente y agradable de la Naturaleza en estado puro y salvaje, a disposición de quien desee apartarse de rutas más convencionales. 

4 comentarios:

  1. Siempre entrañable, acogedora, un tanto siniestra, muy enrevesada y de ínfimos detalles, nuestra pequeña Pedriza.

    Bonito reportaje Carmar.

    Salud y montaña.

    Trasgu

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    1. Nuestra "pequeña Pedriza", parece no envejecer, siempre ofreciendo algo nuevo que pasó desapercibido en ocasiones anteriores. Mientras, nosotros nos vamos haciendo cada vez más .................. románticos , eso es lo que quería decir. Salud y montaña.

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  2. Hola Carlos. Precioso recorrido y fotos, si señor, me ha encantado. Nada mas ver el viejo pino de la primera foto me situó en los Hermanitos, desde ellos hasta la Bota nunca he ido, imagino loe poco pisado y solitario que estará, que gusto.
    El domingo voy al Rompeolas a escalar un poquito, pero queda pendiente una próxima salida juntos. Salud y mucha montaña.
    Luis

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    1. El tramo Hermanitos - Bota es de lo más solitario que hay dentro de la Pedriza. "Perderse" por él de vez en cuando vale siempre la pena. Cuidado con los "cerillazos" en el Rompeolas, y a controlar con la mente esas adherencias, que hay que esperar buen tiempo para el próximo fin de semana y estar listos para nuestra salida juntos. Salud y montaña, Luis.

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