lunes, 20 de mayo de 2013

El Hoyo Cerrado. Grato hallazgo en el Hueco de San Blas.


Para quien se quiera adentrar en la Naturaleza, dejando atrás los ajetreos y las preocupaciones del mundanal ruido,  el Hueco de San Blas es un lugar muy adecuado.
La hoya o hueco de san Blas es un valle situado a los pies de La Pedriza, Cuerda Larga y La Najarra donde las verdes praderas y los extensos pinares ponen una nota de vida al pie de los riscos graníticos que los circundan. Los blancos parches de nieve y el fulgurante amarillo de las flores completan la colorida paleta de un enclave natural atrayente y delicado.
El Hoyo Cerrado es una disimulada y pequeña pradera situada unos 400m por debajo de Asómate de Hoyos y Los Bailanderos, a 1.770m de altitud, de cuya existencia uno se percata cuando va recorriendo en altura la cuerda montañosa a cuyos pies se encuentra.
Son las cabras sus habituales moradores, que aquí viven y se desenvuelven tranquilas, muy raramente disturbadas por los ocasionales visitantes que consiguen alcanzar este enclave, ya que no es tarea fácil dar con el camino para acceder a este escondido lugar. Una vez en él, resulta costoso abandonarlo, no por la dificultad de la senda, sino por la reticencia natural a dejar atrás un rincón tan apacible.
Tanto si se parte del Canto del Berrueco (900m), como si se hace desde la explanada donde se dejan los coches, junto al curso del Arroyo de Mediano (1.150m), algo por encima del embalse de los Palancares o de Mediano, un claro camino, posterior pista, se adentra en el pinar en suave ascenso.
Puntos azules: itinerario de ascenso. Puntos verdes: itinerario de descenso
Entre los árboles, en la distancia se recorta el perfil de la Cuerda Larga, con las cimas de La Najarra y de los Bailanderos. A sus pies, el amplio valle del Hueco de San Blas.

Todavía queda nieve en las alturas, en torno a la Najarra.

De la pista que vamos siguiendo en sentido NE, justo antes de una pronunciada curva hacia la derecha, en sentido SE, a la altitud de 1.300m, arranca a nuestra izquierda un claro cortafuegos que cruza el pinar en sentido NW. Subimos por él, junto a una pared de piedras que lo cierra por la derecha.
Atávica calavera coronando el murete. Nos adentramos en el hábitat de las cabras monteses
Tras haber superado unos 80m de desnivel se ve una abertura en el murete, por la cual pasamos, abandonando el cortafuego, siguiendo a continuación por la senda que arranca desde el otro lado del muro, y que en sentido NW entronca, a la altitud de 1.400m, con una segunda pista forestal que discurre más arriba.

Vista del Hueco de San Blas, en sentido Norte - Sur. Al fondo el embalse de Santillana
Continuando hacia nuestra derecha por la pista a la que acabamos de llegar, y a los pocos metros alcanzamos una zona amplia y de pradera, habilitada para el manejo de ganado, en donde la pista en la que estamos hace una curva clara hacia el SE. La seguimos durante aproximadamente 1km (parece que nos aleja del objetivo), hasta encontrar una barrera metálica que cierra el acceso a una senda (1.400m), hacia nuestra izquierda, que se adentra en el pinar, ahora ya en sentido hacia el N / NW. Hemos de atravesar esta barrera y continuar por el camino del otro lado de la misma.

El sendero es muy cómodo, el terreno tapizado de piñas y pináculos secos resulta mullido. Las lazadas contribuyen a ir ganando altura sin demasiada exigencia.  Al cabo de un rato la senda abandona el bosque y se estrecha; los pinos comienzan a escasear; sobre nosotros se ve el collado entre la Najarra y los Bailanderos, hacia donde claramente apunta el camino que vamos siguiendo. Hay que ir atento ahora para, a la altura de 1.600m, no pasar de largo el arranque hacia la izquierda de una trocha (hay algún mojón en este punto), que abandona el sendero principal para iniciar una clara travesía lateral, en sentido NW, al pie de la Cuerda Larga.
Ésta trocha continúa bien señalizada con hitos, y nos permite observar el paisaje de las cumbres de la Pedriza.
Arroyo Vitros
Al poco de atravesar el arroyo de Vitros ya se intuye próximo el Hoyo Cerrado, estamos a 1.770m y, tras un recodo del sendero, la panorámica se abre y tenemos a la vista  la pequeña pradera del Hoyo,
El Hoyo Cerrado
donde un rebaño de cabras monteses pasta y bebe apaciblemente.

Tras un momento de contemplación, acabamos accediendo a la pradera, totalmente cubierta de flores, enclavada entre las montañas.

Es un lugar en el que es recomendable dedicar un rato a recorrer sus rincones, a observar un antiguo chozo resguardado entre los pinos y a comer algo bajo la atenta mirada de las cabras. El tiempo corre despacio. Pocos ruidos disturban el ambiente.
No hay camino trazado que permita un acceso simple a la cuerda superior, si bien sí puede hacerse encaminándose hacia el Collado de Pedro de los Lobos.
Para el descenso puede desandarse el itinerario de subida, o cruzar la pradera y tomar una senda que nace justo enfrente del lugar por donde accedimos. Los mojones son visibles desde el comienzo, y el sendero está muy bien trazado, con unas lazadas pensadas para subir, con lo cual, resulta muy cómodo y descansado.
Vivac natural
Así, rápidamente, de forma muy directa, atravesamos un pinar por una senda que nos deposita en la pista de la subida, en el punto donde hay, a los pocos metros, una zona amplia y de pradera, habilitada para el manejo de ganado. A partir de aquí el itinerario coincide con el seguido durante el ascenso.
La descansada bajada permite ir observando y localizando los grandes collados de la Pedriza, que se marcan en el horizonte. Primero el de la Ventana,
Collado de la Ventana, desde el Hueco de San Blas
y después, ya más abajo, el de la Dehesilla. Accesos ambos evidentes al interior de la Pedriza desde la Hoya de San Blas.
Collado de la Dehesilla, desde el Hueco de San Blas
La contemplación del brioso arroyo Mediano acompaña nuestros pasos hasta llegar al lugar donde dejamos el coche por la mañana.

Tras la primera visita al Hoyo Cerrado, ya hace más de un  año, me dije a mí mismo que era un lugar al que volver, sólo o acompañado. Pocos sitios e itinerarios ofrecen tanta calma y recogimiento como éste.

6 comentarios:

  1. Impresionante este Hoyo Cerrado (como los otros dos de Guadarrama), al que he accedido desde abajo por el Hueco de San Blas, y desde arriba por el Collado de Pedro de los Lobos, y ambos recorridos increiblemente bonitos. Un circo glaciar que muchos de los que hacen la Cuerda Larga ni siquiera desvían la mirada hacia él; en su cabecera se encuentra el Ventisquero del Ratón (explotado siglos atrás). Y como dato curioso, decir que a pesar de su bajo índice de visitas montañeras, es el más frecuentado de los tres (imagina la soledad de los otros dos).

    Por cierto, la foto de cabecera de mi blog son narcisos del Hoyo Cerrado del Hueco de San Blas.

    Auténticas joyas de Guadarrama.

    Preciosa ruta en el Guadarrama más puro y salvaje.

    Un cordial saludo

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    1. No me extraña que hayas elegido tan hermosa foto, tomada en tan atractivo lugar, para cabecera de tu blog. Realza indudablemente su autenticidad.
      Pensé varias veces sobre la conveniencia o no de describir detalladamente el itinerario, para preservar la pureza del lugar, y al final opté por compartir. La montaña es de todo aquel que se le acerca con el respeto de quien la aprecia. Los más optan por zonas frecuentadas y de simple acceso.
      Joyas, como tú bien dices. Salud y montaña, amigo Rafa.

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  2. Esta vez el trampero supo seguir el rastro, y alcanzar el preciado objetivo. Ya sin el manto nival que daba al bosque un aspecto de área de caza del Yukon a recorrer en busca de las piezas cobradas, pero si con otro recubrimiento más benévolo. Apetece recorrer y saborear lugares tan atractivos, y con esos contrastes de matices que describes y que muestras. Salud y Montaña

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    1. Propúseme entrar cada vez más adentro, cada vez menos preocupado por lo que dejaba atrás, fijando bien las coordenadas y los cruces, mirando fijamente en lontananza y marchando decidido, mientras los reojos, fieles a sus ancestrales hábitos, descartaban alcorces o confirmaban trazas, y así, por fin, pude, sin nieve, volver a visitar un lugar .... para desaparecer. Ahora sí puedo mostrar el camino. Salud y montaña.

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  3. Otro fenomenal sitio en la Sierra de Madrid que no quiero perderme. Muy buenas las fotos.

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    1. En esta época, con agua corriendo por cualquier regajo, y todo verde, el lugar, tan silencioso y apacible, resulta especialmente acogedor. Está para no perdérselo. Un cordial saludo.

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