lunes, 19 de noviembre de 2012

Bordas y guariches. De lo efímero y lo duradero; de integrarse en la naturaleza.

Proximidades del Pic d'Annie, Pirineo
Son sitios no necesariamente muy limpios, localizados en lugares a veces inverosímiles, pero siempre convenientes, con los que topamos en nuestro transitar por las montañas, construcciones precarias que a veces pasan inadvertidas, en tanto que otras se muestran abiertamente.
Cuerda de los Porrones, hacia la Maliciosa
Los más primitivos no pasan de ser meros cobijos naturales en los que la mano del hombre apenas se percibe.
Proximidades del Puente de los Pollos, Pedriza
Peña de San Miguel, Guara
Los más evolucionados son lugares simples, sin adornos ni detalles superfluos, exiguos, insuficientes para el grupo pero que acogen bien al caminante solitario que sabe adaptarse a su contorno.
Fuente de los Frailes, Moncayo


Ordás, Guara
Son frágiles y limitados, perecederos, sujetos al abandono, aunque, siendo positivos, podríamos considerarlas moradas, venidas a menos eso sí, “solariegas”, ya que, careciendo de techo, el sol alcanza a todos sus rincones. 

Pradera de Santa Orosia, al pie de Oturia
Tienen un toque de cutres y viejos antros, hechos de madera o piedra,  que utilizamos cuando necesitamos pasar la noche que se nos echa encima o guarecernos de una tormenta súbita.
Valle de Lescun
Proximidades de la Peña de San Miguel, Guara
Es entonces cuando nos damos cuenta de que lo efímero, ante la realidad, se torna duradero, de que lo escaso resulta suficiente, de que lo caduco y provisional se vuelve firme, y así se hacen perdurables.
El Hoyo Cerrado, Guadarrama
Deambular por la naturaleza es en sí una sucesión de instantes, instantes ininterrumpidos de calma, de gozo, de atención, de esfuerzo, de agradecimiento, de tensión, de acatamiento.  
Proximidades del Tozal de Guara
Mañana será un día menos, por lo tanto vivamos y valoremos el hoy breve y fugaz antes de que se transforme en el ayer que fue, y convirtámoslo así en permanente, contribuyendo pues cada uno de nosotros, pasajeros, a seguir dando continuidad al propósito que los originó.

8 comentarios:

  1. Carmar, estupenda guía de alojamientos para un turismo rural de calidad sin duda, para esos momentos de refugio temporal por temporal. Creo que cogeré la mochila y me pasaré para verlos y espero que no tengan muchas cargas fiscales, aunque a algunos bien les vendría una mano de pintura y unos cojines(como decía Martin Feldman)
    Salud y Libertad

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    1. La mayoría te acogerán bien del temporal, ahora que, si optas por la mansión solariega, no te arriendo la ganancia en esta época;). De cargas andan exentos todos ellos, y de pintura también, los cojines los pone cada cual, el paisaje y las vistas, son para todos. Salud y montaña, amigo Deicar.

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  2. Que fenómeno reportaje. Yo siempre me fijó en ellos e intento recordar donde me esperan con sus puertas siempree abiertas el día que los necesite. Gracias por esta divertida entrada, me trae gratos aunque incómodos recuerdos.
    Mucha montaña. Luis

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    1. Larga resulta la noche para quien en ellos se ha de alojar, pero no lo sería menos quedándose al raso, con el añadido del remojón y el mordiente frío. Así que, bienvenidos sean, que luego los recuerdos suelen ser siempre gratos, porque las pulgas pasan al olvido con el tiempo. Salud y mucha montaña, Luís.

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  3. Aún me acuerdo de una noche en la cabaña de Piedrafita, donde encabecé la caza y captura del roedor. Exitoso empeño el mío y desastroso final para él. Qué premonitorios pueden llegar a ser los "guariches".

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    1. Lo de los roedores está bien, una vez los cazabas ya dormías en paz. Lo de las pulgas trae más historia. Salud y montaña, brother.

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  4. Esos refugios de fortuna, abrigos y cabañas que evocas atesoran muchas pequeñas historias. Cada uno puede relatar sus experiencias: cenas y risas a la la luz del frontal, noches de silencio roto por el ruido de la musaraña, esperas al buen tiempo que se resiste, lugar de toma de decisiones -subir o no subir-...¡Que acogedores nos parecían!. La natura, hostil a veces, nos hace buscar un cobijo seguro, recogernos en un espacio minúsculo, para poner una barrera al exterior. ¡Qué poco somos en ella!. Salud y montaña

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    1. Lugares de toma de decisiones, sí, de horas y horas dando vueltas en el saco, mirando el reloj, oyendo la ventisca o la tormenta, sacudiendo el frontal cuya luz titubea, esperando que el alba nos traiga la luz y el acierto en la resolución tomada. Tiempos, en fin, de recogimiento, de sentirse minúsculo en la naturaleza. Como parte de ella que somos, sin ella seríamos poco o nada. Salud y montaña, Manuel.

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