lunes, 20 de agosto de 2012

Grupo de las Argualas. Los “mosqueteros” del Balneario de Panticosa.

Según se llega al ibón de los Baños por la carretera que sube desde Panticosa, si se dirigen los ojos hacia el Oeste, la vista topa con un grupo de tresmiles allá arriba, bañados por el sol, presidiendo unas laderas vertiginosas, que en 2,5km de distancia salvan un desnivel de 1.450m. Son las cimas de Argualas, Algas, Garmo Negro y su acompañante, la Aguja de Pondiellos, y la verdad es que de esta contemplación nace el deseo de recorrerlas aún a pesar de la disuasoria pendiente que hay entre sus cimas y las apacibles aguas del ibón desde cuya orilla las estamos observando.
Mi compañero de montaña por las sierras de Madrid, Manuel, tras una travesía pirenaica entre Benasque y Viadós (con una ristra de tresmiles por medio), dispone de unos cuantos días más para acabar de machacarse y por lo tanto, como yo estoy por la zona, enseguida nos ponemos de acuerdo para realizar un recorrido por estas cimas, buscando un itinerario algo fuera de lo convencional.
Balneario, collado de Pondiellos, Aguja de Pondiellos y Garmo Negro por la cresta Norte, para luego recorrer el cresterío del circo pasando por el Algas, acabando en el Argualas. Reino de la piedra y de las fuertes pendientes.
Son las 8:45h cuando iniciamos la marcha junto al lago de los Baños (1.636m), Manuel, aligerado de la pesada mochila de travesía que ha acarreado durante la pasada semana, marca un ritmo fuerte que nos aleja rápidamente del ibón, que se ve achicándose entre los pinos.
Superamos los pastos de las Majadas y entramos en la zona de pedrera, los gigantes vecinos aparecen por el horizonte, Vignemale, Dientes de Batanes, Serrato, y nosotros seguimos cuesta arriba.
Un sarrio contempla el escenario desde un sitio bien particular, mientras Manuel y yo tenemos ya a la vista el collado de Pondiellos (2.809m), adonde llegamos poco antes de las 11h.
A nuestra derecha la imponente cara Sur de los picos del Infierno, por la que desde aquí parece imposible transitar, aunque la realidad dice que sí se puede. A su lado, la silueta del pico de Arnales, poco visitado.
A nuestros pies, los ibones de Pondiellos y al fondo, el omnipresente Midi d’Ossau.
A la izquierda comienza la arista Norte que se descuelga del Garmo Negro, nuestra ruta de hoy.
Arista cimera hasta la Aguja de Pondiellos, a la derecha, tras la brecha, la cumbre del Garmo Negro
Enfilamos ahora la empinada canal que, desde el collado, asciende hasta salir a la cara E de la Aguja de Pondiellos (3.015m). La trepada no tiene dificultad. Hay que tener cuidado con los desprendimientos de piedras. Alcanzar la cima de este primer tresmil del día, en verano, sin vértigo, no es problema. En invierno, con nieve o hielo, la exposición es notable.

Entre la Aguja de Pondiellos y el Pico de Garmo Negro, que está ahí mismo, se encuentra una profunda brecha, de no más de 1,5m de longitud y 0,7m de anchura, con “menudo patio” a cada lado. Afortunadamente, resulta que “no es tan fiero el león como lo pintan”, pero hay que descender con cuidadín los últimos metros “terrosos” hasta la misma, y encaramarse “con decisión y entereza” para superar los primeros y aéreos pasos de la “veta” que, enfrente, asciende directa hacia el Garmo Negro. Aunque la dificultad técnica no supera el II-, no están permitidos ni vértigos ni titubeos.

Desde la cumbre del Garmo Negro (3.051m), una de las mejores atalayas de la zona, no queda más que descender por la pedrera apuntando al collado que en el cordal lo separa del Algas (3.021m), al que se accede sin problemas.
Continuamos en pos del último pico del día. Vamos bordeando a pie de cresta hasta ver la brecha a la que hay que acceder (seguimos los mojones), desde ella trepada de unos metros por el filo hasta pasar “al otro lado” y tomar las trazas de camino que conduce a la cima.
Desde la cumbre del Argualas (3.046m) tenemos abajo el Balneario, al frente, hacia el W, el Vignemale y el Perdido. Al N, la pirámide del Garmo Negro, con su enorme “pala”, se muestra impresionante.
Ya es hora de bajar, y de afrontar la inmisericorde pedrera que nos  llevara a las Majadas de Argualas, tras 600 m de descenso. A pesar de lo que manifiestan las piernas, el recorrido compensa.
Comienza la hierba, corre el agua, los acónitos y las digitalis afloran y decidimos beber  y comer en este lugar, después de tanta piedra, antes de completar la bajada.
Último vistazo a las cimas por las que hemos deambulado antes de emprender el bello y sombreado tramo por el bosque hasta llegar, de nuevo, al coche a las 5 de la tarde, tras haber realizado un recorrido la mar de pirenaico, en el que ha habido: fuertes cuestas, trepadas, ciertos equilibrismos sobre tramos de cresta, buenos patios a los lados, duro entorno, ibones, panorámicas sin límite, en fin, el conjunto de atractivos que hacen volver una y otra vez.

5 comentarios:

  1. Hola Carlos,
    Con muchas ideas en la mochila nos embarcamos en la primera de ellas, cual marineros deseosos de hacerse a la mar. Y lo que encontramos fue una salida desde un lugar siempre agradable, como lo constituye el balneario de Panticosa, hacia las entrañables cumbres que lo cierran por su lado oeste. El circuito busca una actividad atractiva a la par que variada. Y ciertamente se logró con tu pericia en trazar lineas puras a través de éste nuestro Pirineo, permíteme esta licencia, para alcanzar esas cumbres de forma rápida, elegante, grácil y certera cual aspirante a entrar en el real cuerpo de mosqueteros que trata de demostrar su valía desde el primer envite. La vía de subida supuso un esfuerzo mitigado por el espectáculo del entorno; y la circunvalación del cresterío contó con los atractivos de las ascensiones pirenaicas: crestas con pasos de roca, vistas de valles colgados, atractivas cumbres, y un ambiente que te devuelve con creces el esfuerzo empleado. La machacada que no machada sigue su curso, y tiene su razón de ser en compartir los pasos con amigos para disfrutar de lo que nos apasiona, LA MONTAÑA.
    Manuel

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    1. Gracias Manuel. Un buen amigo, un entorno privilegiado, unas fuerzas a tono con las ganas y el gusto por los circuitos "originales" hacen factibles los proyectos. Salud y montaña.

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  3. Muy buenas!
    Me paso por tu blog por recomendación de tu amigo Manuel, con el que tuvimos la suerte de coincidir y hacer juntos la cresta Posets-Espadas.
    Si me permites me seguiré pasando porque me ha gustado mucho. La verdad es que no exageraba un pelo contigo.
    Saludos

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    1. La cresta que hicísteis es bien bonita y completa, en un ambiente ciertamente agreste y pirenaico. Es para quedarse satisfechos.
      Gracias Silvia por visitar este blog, ¡y amenazar con seguir haciéndolo! Procuraremos no defraudar, y ojalá Manuel y yo tengamos la ocasión de coincidir contigo (vosotros) por estos montes que tanto nos apasionan. Salud y montaña, que ahora vienen los colores del otoño y después las esquiadas del invierno.

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