sábado, 23 de abril de 2011

Javierre del Obispo - Oturia -22.04.2011

Este día, Jueves de Semana Santa, lo teníamos previsto mi hermano Manuel y yo para ascender al Frondiellas con esquís, pero la adversa meteorología nos hizo desistir, y posponerlo para otro fin de semana.

En consecuencia, y como yo estaba en Sabiñánigo, opté por una subida rápida y madrugadora a la Peña de Oturia. Que la semana anterior hubiera tenido lugar "el kilómetro vertical" desde Javierre , junto con que era uno de los accesos a la Peña que aún no había realizado, contribuyeron a la decisión.

 

Javierre del Obispo (865m), habitado por unas pocas familias, cuenta con  el encanto de todos estos pueblecitos pirenáicos, tan característicos. Está solitario a las 9 de la mañana de este día gris y cubierto.

El camino arranca desde la antigua escuela, superando una zona de "margas" antes de adentrarse en el bosque.

Huele a boj durante todo el recorrido y la genista tapiza las laderas. Las prímulas y los narcisos son los estandartes de esta primavera que se nos ha llevado hacia los altos  la nieve un mes antes de lo previsto. El camino por el bosque resulta estimulante y bello.

Hay humedad y el cielo amenaza lluvia. Voy rápido, pienso, pero no tanto como los que la semana pasada, por este mismo sendero,
participaron en la clásica de carrera por montaña ¡Emplearon escasamente 1h en ascender este kilómetro"guayardo" y vertical!

Salgo del bosque, tengo a la vista Oturia (1.921m) y una "borda" semiderruida, testigo de no pocas tormentas y nevadas.

Comienza una fina lluvia. Me abrigo el cuello, cierro el cortavientos y sigo ascendiendo. El último tramo, hasta la cima, discurre por empinada ladera herbosa y lajas finas de piedra. Arriba la nube me envuelve y moja. Escasamente veo más allá del gran "mojón" cimero. Una hora y treinta minutos para salvar los 1.056m de D+ desde Javierre.

Me aseguro los cordones de las zapatillas; ahora toca bajar, con lluvia y por empinada pendiente. Último vistazo a la cima, más allá no se ve, y a correr cuesta abajo, que el ambiente está frio y desapacible.

Las suelas se agarran bien, ajusto el ritmo y el balanceo; cunde. Dejo atrás la "borda", atisbo fugazmente un corzo entre los bojes, nos miramos, se esconde tras un boj, no me da tiempo de sacarle una foto. La lluvia arrecia.

Me interno en el bosque, resguarda algo. La vegetación antígua y seca se entremezcla con la naciente de la primavera.

Hago un alto para echar una mirada hacia la Peña de Santa Orosia, a los pies de Oturia.

Tengo ya muy cerca y a la vista las casitas de Javierre, adonde llego algo mojado, aunque no demasiado, porque al final la lluvia no ha sido tanta como me había temido en la cima. Qué bonito resulta un trayecto por bosque en estas condiciones. Otra experiencia más por este monte tan a la mano desde Sabiñánigo, y con tan variadas alternativas para acceder. Una hora de descenso desde la cima de Oturia, y a cruzar los dedos para que el buen tiempo nos permita realizar los planes pendientes.

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