sábado, 2 de enero de 2016

Pico del Rayo en la Sierra de Vicor. Circular desde Inogés.

Horizontes lejanos desde la cima del Pico del Rayo
La Sierra Vicor o Vicora se encuentra en la región más occidental de la provincia de Zaragoza. El nombre popular es el de Vicora y en referencias  antiguas se obtiene el nombre de Vicorne (por sus dos picos próximos), que posteriormente derivó en Vicor.

Situada en la rama aragonesa de la Cordillera Ibérica, forma una gran alineación de casi 20 km que va desde El Frasno hasta Codos, discurriendo casi paralelamente a la vecina Sierra de Algairén. Domina de forma abrupta el valle del río Grío por su vertiente norte, para descender más suavemente por su flanco sur hacia las plataformas de Mara y Sediles.

El Pico del Rayo, de 1.427 m de altitud, es la máxima elevación de esta sierra. En sus laderas se puede encontrar una variada vegetación, predominando las encinas y los pinos, hallándose también varios ejemplares de acebos en su bosque de la cara Norte.

El Pico de la Nevera, a unos ochocientos metros del Pico del Rayo, es la segunda cumbre más elevada de la cordillera (1.411 m). En él se encuentran las instalaciones del Escuadrón de Vigilancia Aérea, destacando el radar en forma de globo.

Hay multitud de buenas pistas para acceder cómodamente a ambas cimas, pero ni a Eduardo ni a mí nos atraen demasiado los caminos “trillados” así que nos planteamos una circular por la Sierra de Vicor, con ascenso al Pico del Rayo, yendo el mayor tiempo posible por senderos o trochas poco frecuentados, tomando como referencia inicial una entrada de Fer en su blog de “costraypus”, aparecida recientemente.

Con punto de salida en el pueblo de Inogés (752m) iniciamos el ascenso por la parte que más definida tenemos de la ruta tomando la pista que, tras el peirón, enfila directamente hacia el barranco entre el pico de la Nevera (a la dcha.)  y el del Rayo (a la izq.).

Inicio de la circular, junto al peirón. Tras él, el Pico de la Nevera
La fuerte pendiente hace que nuestra carrera inicial se transforme en un caminar rápido. Poco a poco vamos dejando abajo Inogés.

Vista de Inogés
Robustas encinas bordean el camino.

El sendero toma dirección Oeste, apuntando directamente hacia el collado de Marigil, entre el pie del Pico de la Nevera y una punta anónima, de menor altura, a la que decidimos subir para contemplar el paisaje (así suelen comenzar nuestras “derivas” cuando, saliéndonos del guión preestablecido, nos dejamos llevar por lo que “el entorno ofrece”).

Desde semejante atalaya contemplamos uno de los mayores atractivos que ofrecen estas sierras de la Ibérica: la multitud de siluetas y contornos que se  superponen recortándose en el horizonte.

Siluetas y contornos superpuestos, seña de identidad de esta sierra.
Salimos del ensimismamiento y, tras una mirada al enorme "globo", que cual hongo corona el pico de la Nevera, emprendemos el descenso hacia el collado de Marigil.

Desde el Pico Anónimo, abajo el collado de Marigil, enfrente el Pico de la Nevera, con su radar; a la izq. el Pico del Rayo.
Retornamos unos metros por la pista que trajimos en subida y al poco tomamos una senda que, adentrándose en el bosque (señal verde y blanca) en dirección Sudeste, traza una diagonal hacia el Pico del Rayo uniendo esta pista con otra más arriba que recorre la ladera unos cien metros por debajo del cordal. Es aquí donde empezamos a encontrar ejemplares de acebos entremezclados con los pinos.

Bayas de acebo
La senda cruza la pista intermedia en al Refugio del Acebal, a cuyo costado hay un pequeño “Belén”.

Belén del Acebal
Echamos una mirada de soslayo hacia el Pico de la Nevera (al que no subiremos)

Radar en el Pico de la Nevera
Justo por encima del refugio, continuamos la senda diagonal que habíamos estado siguiendo. Se interna ahora en un pinar cuyo suelo está totalmente tapizado de musgo. 

Inesperado, umbrío y bello entorno, de suave y alfombrado caminar, que nos lleva finalmente a la pista superior que recorre el cordal uniendo los picos de  la Nevera y del Rayo.


Pico del Rayo
Privilegiado otero de horizontes superpuestos que invita a la contemplación pero que el frío viento hace que interrumpamos y que busquemos abrigo en cotas inferiores, a resguardo del mismo.

Cima del Pico del Rayo
Descendemos rápidamente hacia el Noreste, corriendo con cuidado de no resbalar pues todavía hay rosada sobre las piedras.

Descendiendo de la cima, por la vertiente Norte

Alcanzamos la pista intermedia que une Aluenda con Viver de Vicort. 

Desde la pista, el Pico de la Nevera (con su radar), el collado de Marigil y la punta anónima.
A partir de aquí nos desorientamos un poco, vemos un mojón, abandonamos la pista e iniciamos el descenso por lo que creemos que es el Barranco de las Borderas para, al cabo de 1 kilómetro aproximadamente, darnos cuenta de que hemos de retornar a la pista de nuevo porque nos hemos confundido.


Despiste y "vuelta atrás"
Vuelta atrás, pista otra vez y algo más adelante encontramos la baliza que marca la entrada, ahora sí, hacia el Barranco de las Borderas.

Aquí tenemos la disyuntiva de: o iniciar el descenso, esta vez bien encaminados; o alargar un poco la circular siguiendo loma arriba hasta un montecillo con una carrasca en la cumbre. Nos cuesta poco decidir que la encina merece una visita, de modo que cordal arriba hasta el árbol y luego, ya que estamos, pues continuamos por lo alto, hacia el Este, porque al final de la loma el GPS, sabiamente manejado por Eduardo, marca la existencia de una senda que retorna hacia Inogés. Así que adelante, contemplando los amplios panoramas de las sierras vecinas que se divisan desde nuestra posición.

A la izq. el Pico del Rayo, a la dcha. el Pico de la Nevera
Cordal adelante
Ya en descenso, encontrando mojones ocasionales, pasamos junto a una construcción de piedra seca

Y luego llegamos al comienzo de un pinar donde un hito de piedra parece indicar que “se entra”.

Y el mojón parece decir: "entra, entra"
Y eso hacemos, con titubeos, porque no parece clara la continuación, de hecho debemos atravesar varios zarzales hasta que, tras unos quinientos metros de trabajosa marcha entre enganchones y rasponazos, llegamos “al otro lado”, encontramos un nuevo mojón y de ahí en adelante la senda se presenta nítida y clara ¡Uf! Respiramos aliviados e iniciamos un cómodo trote descendente, entre pinos primero y carrascas cubiertas de líquenes después.

Ya bien encaminados
Casi al final del bosque, a la senda que seguimos se le une por la izquierda la que baja por el barranco de las Borderas y que desestimamos hace un rato. Ambas concluyen en unos campos, junto a la ermita de Nuestra Señora de Jerusalén desde donde, tras unos quinientos metros por pista alcanzamos Inogés.

Tras haber realizado un circuito de 15km salvando un desnivel en ascenso de 975m de D+, damos buena cuenta de nuestros bocadillos, rodeados de un grupo de gatos, tan atentos como precavidos,  que no osan acercarse a menos de medio metro, pese a las atractivas migajas que les ofrecemos.


Sinuoso recorrido, inusual, intrincado a tramos, en su mayor parte por bosque, desde el que se pueden contemplar hermosos horizontes.

12 comentarios:

  1. Hola Carmar.

    Lo que parecía una simple circular, al final nos salió un recorrido de los más bonito, esos largos tramos de senda, fueron espectaculares, tanto en el ascenso, como en el descenso.

    El texto y las fotografías como siempre geniales, sobre todo el contraluz que me haces cerca de la cima.

    Un saludo.

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  2. Algo simple suele ser el origen; después, siguiendo los estímulos del entorno, la curiosidad y las ganas de empaparse de él hacen el resto. El resultado es, habitualmente, muy satisfactorio.
    Buena compañía, hermosos paisajes, ¿qué más ingredientes se necesitan?
    Salud y Montaña, Eduardo.

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  3. Las confusiones en los trayectos son una puñeta pero, a veces, abren un camino inesperado que contiene todas las sorpresas que nos han faltado en el trayecto original. Cuando se sale al monte, todo vale, todo muestra algo nuevo. Que maravilla los acebos; se les dio tanta caña que resulta increíble que existan en algún punto de nuestras montañas mas menudas.
    Es una travesía alucinante. Recuerdo que hace mucho fui a Codos en bicicleta GAC de las de un plato y un piñón investigando de crío todos los pueblos que podía. Entonces, desde Zaragoza, recuerdo la estampa mañanera de este pueblo con varios habitantes tirando de sus mulos. Si, por lo menos fue en 1981, como ha cambiado el panorama.
    Hacéis buena pareja y tenéis una gran compenetración para este tipo de aventuras. No me importaría acompañaros pero, me despisto con el vuelo de una mosca.
    Que tengáis buen año de travesías abundantes y enriquecedoras.

    Abrazos

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    1. Cuando tienes interiorizado que llegar a un punto determinado no es lo único que importa, sino que vivir el trayecto lo es mucho más, entonces las confusiones se toman como una parte más de la ruta y procuras vivirlas de igual manera. Además, gracias a ellas, muchas veces descubres cosas la mar me interesantes.
      Nada nos importaría realizar contigo una ruta "natural", al contrario ¿algo por Calmarza, quizás?, ¡Ah!, de despistes también sabemos algo.
      Salud, Montaña y buen año lleno de instantes vitales.

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    2. Pues esta semana he estado por allí; vamos, cuando queráis pasaros, con un toque será suficiente, me lo anotas en el correo.

      Un abrazo

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    3. Gracias Javier, así quedamos pues. Será un placer recorrer contigo los vericuetos que Calmarza esconde y que tú tan bien conoces.
      Un abrazo.

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  4. Hola Carmar¡

    Maja vuelta os dísteis.
    Oye, siento curiosidad por ver el camino por el que bajasteis, lo vi en el descenso por el Bco de las Borderas y estaba muy bien trazado. A ver si cuelga Edurado el track y lo sitúo.

    ¡Salud!

    Fer.

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    1. Tu entrada fue la simiente de nuestra vuelta, así que parte del mérito es tuyo. En cuanto al camino de bajada, bien trazado estaba, lo único esos 500m de zarzas y ramajes, pero luego, a la salida, entendimos que el trazado bueno iba unos 10m por encima del que seguimos, atravesando una zona de pedrera, lo único es que el mojón que decía "entra, entra" estaba "equivocado". Habrá que quitarlo la próxima vez que vayamos, para evitar a otros los enganchones. El track de Eduardo te lo situará bien.
      Salud y Montaña, Fer.

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  5. Ese minino sí que se posó para la foto, no otro que yo me sé en Matarranas. Llevar GPS es imprescindible cuando no llevas mapas y brújula (y no te encuentras a nadie por esos andurriales). Aunqueee... alguien fiado en el primero hunda el coche en un pantano y otro en los segundos acabe en medio del carrascal de Pomer con cara de besugo. Que a nadie se le olvide ser un poco más feliz y no hacer blanco de tus frustraciones a los demás. Siéntate de espaldas a un árbol viejo y cierra los ojos; se abrirán los ojos del alma y sus viejas raíces te darán fuerza.

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    1. El minimo, su hermana, su madre y su padre, que los cuatro anduvieron rondando a lo que cayera, y algo sí les cayó, pero los 50cm de seguridad los mantuvieron a pesar del lamín del pan y del jamón.
      Sabia recomendación la de no hacer a los demás blanco de tus frustraciones, y poco seguida habitualmente. Lo del árbol lo aplico siempre que puedo; por eso me gustan tanto los bosques.
      Salud y Montaña

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  6. Sois unos artistas!!!!!!!!!.
    Salud(os),
    Rubén

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    1. Gran corredor de fondo, puro tesón y fuerza, que raudo vas por sendas, barrancos y montañas y que, de tanto en tanto, detienes tu carrera y dejas un comentario laudatorio a los que también te leen y, de vez en cuando, contigo comparten naturaleza. Salud y Montaña te deseamos.

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